Easy Rider Guevara

La época nos aleccionó a muchos seres humanos, de un lado de las ideologías y del otro. Hasta hoy la gente sigue arrojándose a la cara que el del bando contrario fue más violento que el del propio. Cuando en realidad lo que había en práctica como modo de expresión,  era la violencia.

Por supuesto que era cierto que EEUU terminó el siglo XIX con la invasión a Cuba y empezó el XX invadiendo el resto de América Latina, respondiendo a sus intereses imperialistas. Hasta ahí totalmente de acuerdo con todos los anti imperialistas del mundo ya que soy de pleno uno más. Pero desde el mismo momento en que justificamos  las tempranas matanzas bolcheviques de los marinos en la primera revuelta aún vivo Lenin, los millones de muertos por hambre y por violencia y hacinamiento por Stalin,  la invasión a Checoslovaquia, a Hungría, la revuelta de Gdansk, los bombardeos a Afganistán, por parte de la URSS; o la injerencia en los temas del continente africano por parte del ejército cubano ya no estamos siendo excesivamente serios con el anti imperialismo.  Continuar leyendo

Recuperar Europa

En mayo de este año 2013 murió el primer inmigrante al que se le negó la asistencia médica en España por carecer de papeles.

La realidad no ha deparado una mejoría en ese sentido sino lo contrario, el grueso de los que posibilitaron el falso milagro español de hasta hace tan sólo un lustro, la mano de obra inmigrante ha quedado a merced de la buena salud que sus metabolismos le deparen.

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Ana Mato, Ministra de la deteriorada Sanidad española

Incluso la sanidad pública para atender a los españoles se está deteriorando a pasos agigantados de manera deliberada, con la finalidad permitir entrar en escena a las compañías privadas para que gestionen Ambulatorios y Hospitales Continuar leyendo

El estornino y el Pichón

Primer día.

Martín y Alejandro encontraron en el jardín un pichón de un tipo de pájaro que no sabemos cual es, hemos visto un nido con pichones en el tejado bajo, pero estos eran de otra especie, así que pensamos que se habría caído del tejado de la última planta, no podíamos devolverlo a su madre, entonces Martintxo, tras suspirar profundamente los sollozos que le habían provocado la idea de que inevitable e inmediatamente el pichón iría a tener un desenlace fatal, se informó en internet y ahora lo tiene en una caja con una bolsa térmica cervical, un foco de luz para dar a la bolsa calor y un nido vacío que teníamos en una conífera del jardín. Lo alimenta con comida para peces embebida en agua y a la vez soluciona el tema de la hidratación.
No está como con su madre, y no hay que hacerse ilusiones que pase de un par de días, pero al menos ha caído en las mejores manos que podía caer.
Cosas así son de las que me siento orgulloso. Como algunos padres se sienten cuando su hijo les trae calificaciones notables del colegio.
Lo encontró un hijo mío y el otro está rasguñando entre el límite de la fantasía y eso tan procaz llamado realidad, en busca de alguna posibilidad de dotarlo de vida, o de hacerle lo menos espantoso el tiempo que le quede, permitiendo al alma de ese bichito conocer a través de una decidida protección, el amor de otra alma con quien se hermanará para siempre pase lo que pase. Me conmueve y me educa
Nunca había imaginado lo tan cercano a mi atormentado espíritu de otrora que podría anidar el bien.

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Corrientes y Callao

Hace pocos días me encontré con mi amiga Claudia en el café La Ópera, en Corrientes y Callao, para charlar un rato sobre bueyes perdidos.
Al cabo de la conversación, cuando nos pusimos de pie mientras me disponía a la última caminata del día hacia el barrio de Congreso donde estaba parando por los días que visité la ciudad, mi amiga me advirtió:
- Mirá quien acaba de entrar. Continuar leyendo

Vuela Patty

Ayer escuché un ruido en la chimenea. Pensé que se trataría de un pájaro atrapado.

En invierno o en los días de lluvia, los pájaros buscan cobijo en el calor de las chimeneas, y alguno de tantos se queda dormido, abrigado por en el refugio hasta que caen por el agujero. Algunos consiguen salir pronto otros aletean y solo logran trabarse en la mitad del tubo y allí morir, pocos llegan al hogar y consiguen salir del tiro sanos y salvos sin encontrar brasas ardiendo o algún propietario aprehensivo o asustadizo que les aseste un escobazo.

Desde el  momento en que escuché el ruido del ave atrapada sentí que debía liberarla, me iba algo en ello, además de la vida del animal en sí, estaban en juego otros factores.  Abrí la tapa del tiro y desplacé la plancha de hierro que bloquea el techo, quité una tapa metálica del fondo, coloqué agua y un trozo de pan en el suelo del hogar y cerré la puerta de vidrio frontal. Regresé en varias ocasiones a vigilar lo que sucedía, pasé un cable hacia arriba para ayudar a destrabar al animal. Dejé todo listo y me fui a descansar. Durante toda la noche estuvo yendo y viniendo la imagen de Patty a mi cabeza, que me sugería: -no lo abandones. Continuar leyendo

Gracias a la avería

Días atrás un desaprensivo hundió la parte trasera de mi “Buga” tras colisionar en la autopista de Barcelona a Madrid. Ese pequeño daño provocó que el maletero no pudiese cerrarse, y en consecuencia tampoco las cuatro puertas, a merced del sistema centralizado moderno, que o cierra todo o no puede cerrar nada.
Dejé el automóvil dos días en el garaje del hotel, y me moví en taxis y metros subterráneos, que en Madrid es un medio mucho más cómodo que el vehículo particular. Luego regresé a León, con el bólido dando bocados a lo loco en la carretera cada vez que se encontraba un bache. Continuar leyendo

Soledad

Los González Aguilar, llegaron a la Argentina expulsados por la barbarie del fascismo en la Guerra Civil española y fueron recibidos por la solidaridad de mis abuelos paternos, que en la provincia de Córdoba dirigían una casa de apoyo a los exiliados republicanos, con los años se convertirían para mi familia en  simplemente: los Aguilar, remarcando la palabra más cargada de metáforas y significantes, reflejo similar al que nos llevó a apelar Zapatero al ex presidente español de primer apellido Rodríguez. Carmen creció en Argentina, allí se casó y tuvo sus hijos. Ella era solo dos años mayor que mi tía Celia con quien continua uniéndola una de esas amistades de toda la vida.  Los tíos de Carmen tenían un cuarteto musical, eran astros del laúd, todo aquél que les escuchaba quedaba extasiado por unos días, en épocas previas al CD, en que la música después de oída se reproducía una y otra vez en el interior, música en silencio a través del mecanismo de la memoria. Tocaban por placer. Continuar leyendo

Benedetti en Alamar

Hoy me vino el recuerdo de Benedetti paseando sus bigotes, sus pocas pulgas y su enorme dignidad por Alamar,  una barriada proletaria del Hombre nuevo.
Mario Benedetti vivió exiliado en Cuba pero pidió de manera expresa, acorde a sus ideas y a su fibra comprometida que no le diesen privilegios a la altura de su nombre. Podría vivir en París con un departamento en Trocadero. Pero él era así.
Vivió un tiempo en Alamar, una barriada obrera de tipo estalinista, verdaderamente espantosa en lo estético, en la que jamás hubo ninguna atracción agraciada por el buen gusto. Cabe recordar que en Cuba no se construyó ni una sola cosa en 50 años que sea promovida para el turismo, pero ni siquiera promocionado por el gobierno revolucionario. Paradójicamente todo lo que considera el propio Instituto del Turismo como atractivo estuvo hecho desde la época de la Conquista hasta el 1959.  Continuar leyendo

Brasil, luminosa y sórdida II

Fui al cuarto de baño, que se encontraba en la misma planta,  estaba austero pero limpio,  regresé a la habitación, le dije a Joao que bajaría y en dos horas estaría allí nuevamente y me fui a la calle a ver que tenía preparado la ciudad de Santos para seducir a un entumecido paladar citadino.

El pasillo del “Hotel” era luminoso, de suelos de mármol y marcos de caoba, revelaba un pasado de mayor resplandor. Había  cierta decencia soterrada,  en el esfuerzo que parecía hacer ese  otrora conjunto de espacios ordenados armónicamente, para intentar  dar fe de su rancia aunque muy avejentada prosapia.

Cuando bajé ya se había hecho de noche.

El Hotel estaba en una calle perpendicular a la avenida que pasaba frente a los muelles de carga.

Al lado del viejo portón de entrada del Hotel, de madera oscura y compacta, hacia la esquina del muelle, había un bar desde el cual procedía el sonido en alto volumen, típico de las discusiones de gente bastante macerada ya por  la ingesta de espirituosos, sonando  todas a la vez, formando un coro  reconocible en cualquier ciudad del mundo, acariciando sus respectivas soledades más allá de lo gregarias de sus idiosincrasias. Continuar leyendo

Brasil, luminosa y sórdida

_Hola- le dije al conserje en portugués- me dijeron que aquí se puede dormir por poco dinero.

_ Depende- me dijo el hombre- de lo que usted considere poco.

Me dijo que por medio dólar tendría una cama, que debía compartir con un compañero de cuarto. Acepté, y le dí dos dólares para cuatro días, los tomó sin salir de dentro del cubículo enrejado en que estaba, y me indicó las escaleras que me llevaban a mis nuevos aposentos.

Mi habitación era un trozo de un cuarto mayor que había sido dividido en tres o cuatro espacios con tablones de aglomerado, de una forma que dejaba ver el escaso amaneramiento del  propietario.

Había dos literas con dos camas cada una, y un pasillo estrecho entre ambas, tuve suerte de que me tocara la parte de la habitación donde originalmente se encontraba la ventana.  las camas contaban con una sábana gastada pero limpia, y una almohada sin funda que sólo de verla me despertaba los alérgenos del asma. Continuar leyendo