83. Los amores a distancia

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Algunas parejas mueren por un problema de tiempo y otras por un problema de espacio. Uno de los problemas de tiempo más comunes es cuando no hay coincidencia en los momentos vitales y está representado, por ejemplo, por la frase “antes de vivir juntos necesito hacer la experiencia de vivir sola”. Coincidir en los tiempos no es tarea fácil, depende de la experiencia de vida acumulada y del trato que cada uno le viene dando a su forma de libertad individual. Habrá que chequear también el nivel de carencia, el monto de necesidad y, sobre todo, la capacidad de generosidad que tenga cada quién.

Con los espacios el problema es otro. Así como muchos se sienten invadidos en sus tiempos, otros se sienten arrinconados en sus espacios, por eso una de las tareas más difíciles de una pareja es llegar a construir espacios comunes, éstos son los facilitadores del encuentro y el cobijo de las intimidades. Es el territorio donde la pareja deja dormir a sus sueños y desde donde construye el combustible del deseo. Desde ahí se planifica, se fantasea y se gestiona el porvenir.

Pero qué pasa cuando el amor está atravesado por una gran distancia física pero no afectiva. Parejas que se aman a lo lejos y que tienen muy bien desarrollado el sentido de la espera. El cine y las telenovelas siempre marcaron la tendencia de naturalizar lo fantástico y presentarlo como parte de la vida cotidiana. Para la industria de la ficción ver a tu amado una vez por mes o tres veces al año fomenta el crecimiento de la pasión y la espera ansiosa del encuentro encendiendo los candiles del instante eterno. ¿No será esa, una tarea de la cercanía y no de la distancia?

amores a distanciaPara la ciencia del corazón un amor a distancia no es otra cosa que el enmascaramiento de la falta de compromiso… un escondite socialmente aceptado. Cuál es la diferencia entre un amor a distancia y un amante, si en ambas cuestiones hay un “otro” como obstáculo, en un caso la distancia y en el otro la otra persona. Este tipo de relación está atravesada por una suculenta dosis de esperanza y de un futuro condicionado. En muchos casos dura poco, y es hasta que uno de los dos decide renunciar a su extremo para acercarse al otro; y esa renuncia, en los momentos de crisis, suele salir a la luz en forma de reproche.

Cuando mi abuela decía: Amor de lejos… amor de pendejos, creo que se refería al perfil romántico de la espera, ese mirar por la ventana a puro suspiro, aguardando la llegada de una carta, mensaje de texto o inbox. Una ensalada de ansiedad amorosa, extrañamiento compulsivo y de tener al otro más en la cabeza que en la cama.

Un amor a distancia que perdura en el tiempo deja de ser una posibilidad de futuro para convertirse en un síntoma del pasado.   

Un estudiante apresurado podría decir que el amor a distancia es una forma que encuentra la fobia de darse a conocer. Por esa cosa del miedo al compromiso y de la distancia prudencial. Pero todos sabemos que cuando llega el amor no existe ni miedo ni prudencia, solo dulce abismo e insolencia de miradas. Las redes sociales acortaron distancias y disminuyeron la espera, con lo que todavía no pudieron es con el calor del cuerpo; entonces la pregunta que se impone es ¿por qué una persona pudiendo (suponiendo que pueda) estar con alguien cercano para construir un espacio común recubierto de cotidianidad, elige una persona a quien esperar y con el cual dosificar el deseo, relegándolo a la triste desidia del espacio y por supuesto del tiempo.

¿No será un amor a distancia una manera de no amor? ¿Será apenas un modo de vincularidad que no llega a relacionarse en la cercanía y que sólo funciona “gracias” a la distancia? ¿Será cierto que un amor remoto es un amor a mitad de camino? ¿Qué tengo que hacer cuando el otro no piensa moverse de “su” lugar? ¿Cuánto tiempo se espera a un amor a distancia? ¿Puede un amor a distancia convertirse en un amor distante?

Lo cierto es que mucha gente comienza su relación a la distancia y termina próxima y con un proyecto común, pero también es real que otra vive de la ilusión que algún día será el día en que por fin van a estar juntos… y ese día nunca llega. Para que un amor a distancia no se convierta en un amor distante hay que ponerle fecha de vencimiento a esa distancia y en lo posible de común acuerdo. Lo cierto es que no hay amor sin cuerpo, ni caricia sin abrazo; tampoco hay vínculo sin mirada ni proyecto sin aliento; el amor es cercanía real para darse la mano y caminar juntos hacia ese incierto camino plagado de sorpresas llamado vida en común.

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