104. Cómo discutir con el otro

#AmoresTóxicos

De repente pinta un silencio, una cara que trasmite malestar, una mirada hacia ningún lado. Adentro hierve la sangre, afuera tensa simulación de nada. Hubo algo, un detalle, una cosa fuera de lugar. Fallaron los cálculos, donde creías que iba una letra apareció un número, donde esperabas una palabra de aliento apareció la distancia. Y te enojás, te volvés impotente buscando las palabras justas, pero no; todo parece que está por explotar, las frases se agolpan como a la salida de un recital del Indio. Tartamudeás, tomás aire y todo se desmadra.

El frontón

Es la discusión donde el otro no opone resistencia. Te mira con una paciencia infinita como si le estuvieras cantando una canción desafinada. Vos le decís de todo y no te contesta nada, a lo sumo un “puede ser” o un “tal vez tengas razón”. El frontón tiene efecto retaliativo, es decir que se rige por la Ley del Talión, te la va a devolver pero cuando tengas la guardia baja. Es frío y calculador, especula cuándo dar el zarpazo y sabe perfectamente que en medio de la tormenta es mejor poner cara de nada.

El pica seso

Viven la vida como si permanentemente les entrara arena en los ojos. No disfrutan y odian tu bienestar. Encuentran conflictos donde no existen y todo es relativo. Son infantiles por definición, capaces de encapricharse por un helado. Vos les explicás pero no entienden, insisten en hacer encajar un cubo en un redondel y están convencidos de que finalmente va a entrar.

El reactivo

Todo está en calma, pero basta una pequeña disidencia para que todo estalle en mil pedazos. En tres segundos pasás a convertirte en su enemigo, o sea, alguien a quien hay que destruir cuanto antes. Al reactivo le cuesta aceptar la diferencia, tiene un corto esquema de comprensión y todo tiene que adaptarse a ese esquema para que no se torne una amenaza. Saber que le das la razón aunque no la tenga, lo tranquiliza. Es el típico que se pone contento cuando gana en un entrenamiento y no se le mueve un pelo si pierde una final.

El loop reflexivo

Ya discutieron, ya acordaron, se pidieron disculpas, etc. Pero el tipo sigue reflexionando sobre cada sílaba que se dijo. Su voz se convierte en un laberinto ensordecedor y lo único que te calma es que se calle. Duda a posteriori de lo que ya se resolvió. Su cabeza es un flujograma que condiciona cualquier elección. No quisiera estar en sus sueños.

La lloradora

Mezcla entre llorona y discutidora. No puede intercambiar opiniones si no la acompaña con un llanto y entre lágrimas y mocos tenés que andar adivinando que te quiere decir. De todos modos el mensaje siempre ronda sobre lo mismo: se siente excluida de algo.

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Cómo discutir

Una discusión ferviente no debe durar más que diez o quince minutos, es el momento de la catarsis, de esa calentura irrefrenable que hay que sacarse de encima. Después hay que esperar. La discusión en frío invita a la elaboración de lo discutido porque permite reflexionar. No es lo mismo pasarse la pelota con una raqueta que un globo con la mano. Lo más difícil es dejar de lado el tema de la razón, la posesión de la razón entorpece el tema a discutir, pero claro, siempre es mejor discutir con la razón de tu lado. Un recurso adulto es, por un instante, ponerse en el lugar del otro, intentando entender que es lo que el otro nos está pidiendo.

Hay que aceptar que, a la hora de discutir, siempre hay algo que perder, querer ganar todas es un problema es sí mismo, por eso, ante cada discusión, hay que tener a mano algún descarte.

Muchas veces el otro propone una discusión por una necesidad personal, si lo detectás a tiempo y no entrás en el juego de la pulseada, sólo tenés que esperar que drene para que no se convierta en una discusión bizantina donde cada parte nunca puede llegar a probar sus certezas a la parte contraria. No sé qué es mejor, si aprender a discutir adultamente o usar el criterio de sensatez para eludir una discusión infantil que solo tiene como objetivo la descarga inmediata de un nervio.

Es bueno discutir cuando la discusión tiene un objetivo saludable o cuando está al servicio de una estrategia de continuidad de algún que otro proyecto. Para pasar el tiempo debe haber otros recursos.

AMORES TOXICOS EN BUENOS AIRES

Sábado 25 de Octubre en el CAEPS

E N T R A D A S   E N   V E N T A

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