70. Los hipster del amor

Ser hipster no es para nada hipster. Camufladores de emociones vanas, esa gente moderna con el pelo desprolijo pululan por la ciudad engrasando auriculares repletos de músicas que nunca vas a escuchar. Miran por encima de tu hombro sin que notes que miran por encima de tu hombro. Resignan la capacidad de sorpresa para ser fieles a un estilo que intenta llegar, antes que todos nosotros, adonde ninguno de nosotros se plantea, a priori, querer llegar. Si pudieran escuchar los discos antes de grabarse o las películas antes de filmarse alcanzarían la cucarda hipster del Siglo XXII.    Continuar leyendo