Planificar la escritura

#AsíSeEscribe

Hasta ahora estuvimos dando consejos para redactar bien adecuándonos al lector, a la finalidad del texto, a su género, o aplicando las reglas de la normativa. Sin embargo, es importante, además, concebir la escritura como un proceso que empieza antes de lo que aparece plasmado en el papel: planificar, organizar y plantearse objetivos son actividades tan necesarias como la propia producción del texto.

Linda Flower y John Hayes (1980), entre otros investigadores, proponen un modelo cognitivo que busca describir estrategias y técnicas de composición:

Lo que básicamente nos interesa a nosotros es asumir que cualquiera puede escribir; que frente a la hoja en blanco, hay una elaboración previa, una búsqueda de ideas; que es posible organizar esas ideas y, finalmente, llegar a la fase de la escritura y de su posterior revisión.

Algunos consejos que da Daniel Cassany en el libro que ya mencionamos, La cocina de la escritura (1995), apuntan a lo que él llama “accionar la máquina” que conduce a ese texto como producto final.

Mencionaremos algunas técnicas para terminar con el bloqueo por el que todos alguna vez pasamos:

  • Realizar una pregunta: preguntarnos en forma escrita acerca de aquello sobre lo que queremos redactar puede ser un buen comienzo. Por ejemplo, si nos planteamos ¿Cuál es la diferencia entre un texto explicativo y uno argumentativo?, la respuesta a esa pregunta –con todos los aspectos que abarca– constituirá un enunciado que después podrá mejorarse y ampliarse.
  • Diario personal: consiste simplemente en volcar en un texto lo que nos haya pasado en el día. Cualquier cosa sirve. Este registro no solo es útil como posible información para otros textos futuros, sino también como ejercicio para tener el hábito de la escritura.
  • Mapas y redes: su aplicación se basa en dibujar en un papel las asociaciones mentales de las ideas que nos surgen. Se escoge una palabra nuclear y se apuntan todas las asociadas con esta.
  • Torbellino de ideas: sirve para reunir información para un texto. Durante unos minutos, nos dedicamos a escribir todo lo que se nos ocurre sobre un tema: pueden ser oraciones o frases sueltas sin preocuparnos por la gramática.
  • Palabras clave: al escribir las primeras ideas que nos vienen a la mente, puede suceder que haya palabras que son más importantes que otras, las llamadas clave, que después servirán para ampliar la información.

Entonces, más allá de las motivaciones personales que nos llevan a la escritura, cualquiera puede escribir y hacerlo nos permite encontrar nuestro estilo, superar los miedos, corregir errores, reelaborar nuestras ideas y comprender mejor determinado tema.