Tango en la punta

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Argentina tiene su porción de responsabilidad en el éxito de los dos mejores equipos de la NBA. Con papeles distintos a los que alguna vez supieron tener en la liga, Scola y Ginóbili siguen aportando números serviciales a las causas de Indiana y San Antonio. Ambos equipos comparten el record más eficiente y este viernes por la noche volvieron a ganar con tareas muy sólidas de Manu y Luis.

Ha llegado un punto en la temporada en que el humo empieza a disiparse, y aquellos equipos que en los papeles parecían contendientes a un puesto de playoff van bajando su nivel (y también sus expectativas). Los dos mejores ejemplos quizás estén en la conferencia este, donde los Knicks y los Nets comparten frustración tras frustración.

Pero, mientras algunos ven su temporada echarse a perder demasiado temprano, otros dan la talla de la situación y desde el inicio dejan en claro para qué están perfilados este año. Los Pacers y los Spurs son estos dos equipos, con 11-1 en el registro. Por supuesto presentan distintas arquitecturas en cuanto al armado de la plantilla y el esquema de juego, pero con un mismo plan estratégicamente llevado a cabo navegan sin complicaciones.

La nota se llama tango en la punta por un único motivo: es hora de analizar qué han hecho hasta aquí Manu y Scola en estos 12 primeros encuentros (tomar nota que el artículo fue escrito el mismo sábado 23, previo a los encuentros de la jornada).

scola

Decíamos que los dos han visto sus minutos disminuir -Luifa más que Ginóbili- y con ello sus responsabilidades dentro de los esquemas pensados por los entrenadores Popovich y Vogel.

En el caso de Scola, llegó a Indiana con la misión de liderar la banca, y lo está haciendo en puntos, rebotes y porcentaje de campo, con algo más de 18 minutos de acción por partido. Cuando la segunda escuadra de los Pacers sale a la cancha es la principal arma en ataque, con jugadas preparadas exclusivamente para buscarlo en el poste bajo o en el pick and pop por encima de la línea de libres.

El movimiento de pies de Luis cosecha elogios de los comentaristas cada noche y le permite ganarse los puntos ante rivales de mayor talla en la pintura. El clásico “up and under” (amagar el tiro y pasar por debajo de la marca del defensor) sigue rindiendo frutos. Además, como ha mostrado en los últimos años, su tiro de media distancia está más impregnado en su arsenal y lo anota con más precisión que en el pasado. El coach le confía el liderazgo de la banca, y por momentos lo empareja con los titulares. Ahí es cuando Luis suma en los intangibles; en las cortinas, en las ayudas defensivas, en facetas que no tienen su lugar en la planilla.

Alrededor suyo Indiana tiene un equipazo hablando mal y pronto. Cuenta con una de las defensas internas más temidas de la liga con West y Hibbert (candidatazo a defensor del año), todos son voluntariosos en las ayudas sabiendo que cuentan con un bloqueador que los salvará si quedan desairados. También cuentan con uno de los mejores jugadores hasta aquí: Paul George. Como dije en la previa, se quiere comer a todos crudos. Cada partido sale decidido a ser el que lleve al éxito a los suyos. 24 puntos de promedio, muy buenos porcentajes y highlights de todos los colores son algunas de las razones que lo colocan primero en la carrera por el MVP.

Una pieza de Indiana sorprendió a todos. Lance Stephenson entiende mucho más el juego que la temporada pasada. Sigue siendo un fórmula 1 sin frenos, a veces con más errores que aciertos, pero eso es precisamente lo que le piden desde la banca. Su forma de cargar el balón, luego de tomar el rebote, y lanzarse en ataque, lo hace muy similar al estilo avasallante en ataque de LeBron James. Pero también aporta en otras cuestiones. Cuando todos dudaban de su defensa, en la victoria ante Boston de este viernes sumó su récord en robos, con 5 en la noche. Y además ha conseguido dos triples dobles, sumando muchas asistencias y rebotes en lo que va de la campaña. Hoy día es clave en el armado de Vogel.

En ese contexto, Scola ha tenido la suerte de llegar a su etapa final en la NBA en un equipo contendiente. Su incansable labor en ambos costados de la cancha le ha ganado el puesto de sexto hombre en un candidato al título, luego de algunos años de puras decepciones con compañeros que no estaban a la altura en otras franquicias. Hoy Luis se siente más importante que nunca y se nota en cada minuto que pasa en el parquet. Ante Boston este viernes tuvo su mejor performance del año, con 17 puntos y apenas 2 fallos en 9 intentos de campo.

Cambiando de página, pasamos a los Spurs. Sería muy fácil para mi agarrar cualquier tipo de crónica de San Antonio de la temporada pasarla, refritarla, y nadie notaría la diferencia. El equipo de Popovich es un calco de la última campaña, en su estilo de juego y filosofía, pero también en cuanto a nombres respecta, una rareza en la liga. De todas formas, con algunos retoques estéticos se ha hecho aún más fuerte.

Sólo McGrady (retirado), Blair (con pocos minutos, decdidió irse a Dallas) y Neal (eligió irse al peor equipo de la liga, los Bucks) han dejado la plantilla, y el técnico encontró en Marco Belinelli la cura a varios males que tenía el equipo. Para empezar, el italiano cumple funciones muy parecidas a las de Neal, con algo más de consistencia y empuje. Puede cargar el balón, sabe salir de las cortinas para conseguir su tiro, y en defensa es un upgrade del flojo Neal. Cuando Popovich tiene que darle descanso a Parker sabe que puede confiar en la nueva adquisisión para hacer las veces de base suplente.

Otro que apareció en el equipo y se ganó minutos importantes ha sido Jeff Ayres. Antes conocido como Jeff Pendergraph, y exjugador de los Pacers, a fuerza de respetar el libreto cada día tiene más rodaje. La floja campaña de Duncan hasta aquí, mezclado con el goteo de minutos para no cansarlo, le abrieron camino al número 11, otro acierto de la franquicia sin tener que gastar mucho dinero. Era muy necesaria la inclusión de un cuerpo más para darle pelea a los equipos más fuertes en la pintura.

El resto de los actores son los mismos en esta película repetida. A Tony Parker cada día se lo ve más afilado en los momentos decisivos y confiado con su rol de hombre clave en ataque. Kawhi Leonard, la nueva estrella del equipo, de a poco sube sus minutos, rebotes, porcentajes de dos (algo flojo en triples) y su función suma en importancia mientras avanza el calendario. Boris Diaw mantiene su extraña tarea: desde la banca puede ser base, alero y hasta interno cambiando los marcajes de cualquier rival. Por último, Tiago Splitter está justificando su aumento de salario con rebotes, fajándose en la pintura, y mejorando muchísimo en defensa; y Patty Mills va entendiendo su rol secundario aportando buen lanzamiento desde el perímetro.

Ginóbili encaja perfecto en este plan. Conoce cada jugada del libreto de Popovich, e intenta volver a ser confiable para cuidar el balón. Luego de unas finales para el olvido (con pasajes de excelencia), Manu suma menos de dos pérdidas de balón por partido. Más allá de eso sigue siendo fundamental. Con 24 minutos por partido el DT le tiene la misma confianza de siempre, a lo que el bahiense le responde con asistencias dignas de showtime, buenos números en todos los casilleros y entrega en defensa.

En la noche del viernes ante Memphis tuvo su mejor desempeño de la temporada hasta aquí. Sus 15 puntos, 7 asistencias y 5 rebotes fueron claves en el triunfo de San Antonio. Con Manu en cancha, al lado de Diaw, Belinelli, Mills y los actores de reparto, son de las mejores segundas unidades de la liga. La profundidad de la banca, otro parecido con Indiana, el puntero del Este.

Resumiendo, son buenas noticias las que llegan desde el Norte. Los números y el juego convirtieron en el mejor inicio de temporada de la historia en cada una de las franquicias. Mientras tanto, los tangos argentinos suenan en los vestuarios de la NBA. Y todos bailan al compás de Gardel y Le Pera… mejor dicho, de Ginóbili y Scola.