Cápsulas de moda

#BazarDeEstilo

Todas tenemos una marca que nos copa más que el resto. La mía es Clara Ibarguren. Me encanta. Algunas de mis amigas me dicen que es de señora, que no tiene onda, pero yo les contesto que piensan eso porque nunca entraron a mirar los percheros, que nada que ver, que la mayoría de la ropa es hermosa y que tiene los jeans más cómodos y sentadores del mercado. Además, como para que sepan que es mucho más moderna de lo que creen, les cuento fue una de las primeras marcas argentinas que incorporó el concepto de colección cápsula: la que hace desde 2009 con Julieta Cardinali, siempre con un toque de rockanroll, que esta temporada, por ejemplo, se llama Love Me.

Pero volvamos al concepto de colección cápsula. ¿Qué viene a ser?  Un conjunto de alrededor de veinte prendas de edición limitada creadas por alguien en especial, un diseñador o un artista, que le impregna su estética, su estilo, sus valores, ideas y conceptos a una línea pequeña de ropa y accesorios –de ahí lo de cápsula- que se enmarca dentro de la colección principal de una determinada marca. En el caso de “por Julieta” de Clara Ibarguren, la diferencia reside en la onda trash femenina que le aporta a la marca original clásica. En el plano internacional, las uniones más famosas son las de firmas de lujo, como Stella McCartney o Lanvin, con H&M.

La colección es una mezcla de básicos con ítems de tendencia

Al parecer, estas colaboraciones son la nueva gallina de los huevos de oro de la moda. Es que desde el punto de vista del marketing siempre resulta un juego de suma positiva: la marca masiva puede ofrecer productos exclusivos, mejorar su imagen y acercarse a un público de un supuesto mayor nivel; y la marca de lujo amplía el espectro de consumidores y se hace más humana, amable y accesible. Los clientes, por otro lado, ganan porque pueden acceder a un Armani, por ejemplo, al precio de un H&M. Digo, no es lo mismo en calidad ni exclusividad, pero la ecuación precio y diseño termina siendo conveniente.

Todas queremos tener prendas lindas, únicas y distintas y esta es una manera amigable de lograrlo sin tener que hipotecar la tarjeta de crédito en el intento. Acá, en Argentina, lamentablemente no tenemos acceso a las colaboraciones con diseñadores internacionales, pero sí podemos aprovechar el trabajo conjunto entre marcas locales, por ejemplo, el de Mariano Toledo con Muaa, el de Las Oreiro con Jumbo, el de Julieta Cardinali con Clara Ibarguren o el de las ilustradoras de Monoblock con Ver. Ojo que acá sólo voy a poner lo que me parece rescatable porque, por ejemplo, que la hija de Araceli juegue a hacer carteras para Lázaro es otra cosa, fraude diría yo.

Los básicos no son un embole, tienen onda.