Ni el tiro del final

#BosteroSoy

Una semana atrás hacíamos el balance del año, porque estaba claro que no había argumentos futbolísticos y anímicos para ilusionarse. Pero este torneo tan atípico e irregular nos dio la gracia de tener una vida más.

Como era de esperar, y tal como viene pasando, no aprovechamos esa vida y otra vez fue “game over”. Dormidos de nuevo, nos “comieron” los pibes de Lanús, que -sobre todo en el primer tiempo- ganaron las divididas, los anticipos y también en el juego áreo, frente a los dos arcos.

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Lo anímico tiene mucho que ver y el fútbol es contagio. Eso quedó claro en el sur bonaerense. Dormidos en el fondo, pasivos en la mitad de la cancha y con poco peso ofensivo, el primer tiempo nos fuimos con un 0-1 que pudo ser peor.

 

En el segundo tiempo, con la dupla Gago-Sánchez Miño en la creación y con un Blandi enchufado lo pudimos revertir. Pero -y pese a la inferioridad numérica del rival- no tuvimos ideas para torcer la historia. La imagen de final, cuando restaban segundos para terminar, fue preocupante. Tres jugadores tocando la pelota sin que ninguno tome la decisión de lanzar el centro cuando claramente el árbitro estaba por concluir el pleito. Para el año que viene necesitamos que estos jugadores cambien el chip, que tengan rebeldía y que todos, pero todos, se maten por esta gloriosa camiseta. Hasta la próxima.

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