El domingo, una final

#BosteroSoy

El paso de Boca por Quilmes fue más de lo mismo. Pocas ideas, falta de conexión entre líneas y escaso peso ofensivo. Los pocos momentos de lucidez mostrados en algunos tramos del partido con Racing e incluso en el de Argentinos no se replicaron en ningún momento del juego disputado en el estadio Centenario del “cervecero”.

Pese a contar con tres jugadores de buen pie en la mitad de la cancha –Riquelme, Gago y Sánchez Miño-, el equipo mostró muchas limitaciones para hacer tres pases seguidos. Gago volvió a caer en el fastidio permanente, quejándose del juego brusco de los volantes rivales. Sánchez Miño se paró por derecha y por izquierda, pero nunca pudo encontrar su lugar. Había levantando su nivel con Racing, pero ayer se perdió en la intrascendencia. Riquelme fue el que más intentó, pero se lo notó preso de sus limitaciones físicas. Tuvo dos “penales” (como dijo Caruso Lombardi) en la puerta del área, pero lamentablemente no sacó provecho de esos tiros libres que valían oro por como venía el partido.

El único punto a favor fue que la defensa casi no pasó sobresaltos, aunque debe hacerse la aclaración de que el rival se dedicó la mayor parte del partido a resguardarse para sumar un punto.

Riquelme ante Quilmes

Llamó la atención nuevamente como hizo los cambios Carlos Bianchi. Se veía que Acosta –de lo mejor en los últimos partidos- le ponía entusiasmo, pero erraba todos los pases. Era el típico cambio de los 15, 20 minutos del segundo tiempo. Sin embargo, Riaño entró por Acosta recién a falta de tres o cuatro minutos para el final. Colazo -que ingresó por Sánchez Miño- levantó un poco al equipo con sus corridas por la izquierda, donde se juntó con Insúa y Riquelme, pero tampoco alcanzó.

Bianchi preocupado

Dejemos atrás Quilmes, ahora se viene el Superclásico, una final. Seguramente volverán el “Cata” Díaz y Erbes por “Chiqui” Pérez y Bravo, respectivamente. El resto del equipo probablemente será el mismo.

A cómo venimos, no queda otra que ganar. Por el plus anímico que significará ganarle al rival de toda la vida y además porque de no hacerlo se nos va el tren del torneo. Quedamos a seis de la cima, por el momento en manos de Colón. Es cierto que el torneo es muy irregular y que con tres victorias al hilo nos podemos poner en carrera otra vez. Pero también es cierto que se veían como “accesibles” los partidos con Argentinos y Quilmes y terminaron siendo dos pobres empates. Seamos sinceros, no hay partidos accesibles para este Boca. Jugando como el domingo pasado, ¿se puede ganar en Arroyito o en Colón? Por eso, el próximo domingo será momento de cambiar la cara, de hacerse fuerte de local y estar a la altura de la camiseta.  “El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”….