“Cómo no pensar en mí”

#BorgesDelFuturo

Autor #2

Nombre: Matías Pailos

Edad: 36

Libro: Cómo no pensar en mí (Pánico el Pánico, 2011)

Temas: Literatura del Yo como dispositivo textual para analizar la construcción real y literaria de las individuaciones.

Por qué hay que leerlo: Hacia finales de los años noventa y principios del siglo XXI, la literatura argentina inició su largo viaje en espiral a través de ese artefacto narrativo que la crítica especializada denominaría “literatura del Yo”, un procedimiento que consiste en abandonar la tradición ficcional previa —donde la subjetividad del narrador reposaba en formas como el monólogo interior— para explorar las posibilidades de un Yo construido a partir de un fuerte proceso de autorreferencialidad donde la experiencia real se combina con la subjetividad real del autor. Al calor del llamado giro subjetivo y la presunción —de especial relevancia en la era de los relatos referidos a las grandes catástrofes políticas del siglo XX— de que es alrededor de la percepción subjetiva del sujeto en cuestión —y no a través de un modelo de percepción objetivo, general e historiográfico— que puede alcanzarse algún grado de verdad, la “literatura del Yo” se multiplicaría hasta alcanzar el grado terminal de parodia.

Cómo no pensar en mí es un texto valioso en tanto da cuenta de la crisis de esa corriente literaria tensionando sus principios fundacionales. Si el proceso de subjetivación es un proceso inevitablemente ligado a la experiencia individual pero es, además, un proceso social fundado sobre las bases de un imaginario simbólico construido por un mundo que necesita lo simbólico para darle sentido a la cohesión social —es decir, a lo humano mismo—, la sucesión de relatos que pretenden desligar lo individual de lo colectivo no son sino construcciones literarias intentando alcanzar una forma de autonomía ante lo literario mismo. Esta misma cuestión, llevada a una pregunta sobre lo metaliterario —es decir, a una literatura sobre la literatura— y explorada por autores como Enrique Vila-Matas, se cruza con más de una de las paradojas planteadas por Matías Pailos en Cómo no pensar en mí. ¿Es posible una experiencia individual desligada de las infinitas resonancias que dan forma a las causas y consecuencias de toda experiencia social? ¿Es aquello que entendemos y defendemos como nuestra visión personal del mundo el producto de una experiencia sensible individual, o apenas una forma narcisista y trágica que pretende desligarse del universo simbólico que nos da sentido como una ficción más entre otras?


¿Por qué leer Cómo no pensar en mí en el futuro?
Ese libro es un eslabón más en la cadena de textos narrativos autorreferenciales, que a esta altura del partido tienen cierta prosapia. El grado de narcisismo —y de la tentación solipsista— es elevado, pero supongo que es parte del encanto. Son textos que operan por empatía e identificación, más que por curiosidad antropológica. (Los antropólogos, más bien, nos encuentran poco interesantes.) En general, se tiende a pensar en Henry Miller, o, más acá, en lo que Wallace llamó los “Grandes Narcisistas Masculinos”: Roth, Updike, Bellow, Bukowski. Yo no seré “Grande” —ni tampoco especialmente masculino—, pero tengo mi cuota del club al día. Acá hay mucho sexo, y el triple de neurosis. Otro que suele ponerse por delante de su obra, y que no sé por qué se nombra poco (será porque no es norteamericano) es Gombrowicz, que ciertamente es una influencia mayor que todo el resto de los GNM juntos. (Sí, sé que parece que me fui de tema; pero banquen que ya vuelvo y, si tenemos suerte, se va a entender que nunca salí.) Pero después hay toda otra rama de literatura autorreferencial, ligada al ensayo, la crónica, y el devaneo diletante sin ton ni son, que empieza con Sebald, sigue con Vila-Matas (el último, o el anteúltimo) y termina en las costas del Plata con Levrero (el último y el póstumo). Cómo no pensar en mí (CNPEM) puede ser visto como un intento de la rama sexo-neurótica de la familia por cooptar a nuestros más recientes parientes intelectuales. (Estoy intentando vender el libro no solo como una cruza de (sub)tradiciones, sino como una superación hegeliana de ambas). Después está “el factor blog”: un fenómeno de principio de siglo (XXI) que habrá durado, con toda la furia, cinco años, al que llegué tarde (pero de todas formas me sentí muy cómodo), y en el que se premiaba con comentarios el racconto de intimidades. Otra forma de ver a CNPEM es como un intento bloggero de hacerse grande —y romper del cascarón. Me pareció que la mejor salida del laberinto era ir para arriba —es decir, hacer trampa. El modelo es Charlie Kaufman, en particular, el de El ladrón de orquídeas. Ahí es el género —el folletín, el melodrama, el policial— el que viene a salvar las papas al muy divertido guión de ripios neuróticos, con una soga que, a la vez que lo saca al mundo, emboba al espectador, para conducirlo de las narices al final de la película. Yo intenté hacer lo mismo, pero en lugar de policial y folletín, metí ciencia ficción y metanarración (el melodrama es omnipresente). (Ahora me doy cuenta que hasta le afané la pelea entre hermanos). (Así que supongo que hasta los antropólogos puedan encontrar interés en el libro).

¿Papel o en bytes?
Los dos a la final. Todavía hay mucho dinosaurio con poder y prestigio (es decir, con poder, aunque sea más simbólico que otros) a los que mejor mantener satisfechos vuelta a vuelvo con algún que otro pedazo de carne. Desde ya, tienen los días contados. Por otra parte, yo mismo soy medio dino (aunque de poder y prestigio venga algo flaco), y todavía prefiero el papel. (Ya se me va a pasar). Pero me parece medio de gil, si estás empezando, no colgar lo que escribís —y si la descarga es gratuita, mejor. Tus ventas de papel no van a ser peores, más bien todo lo contrario. (Pero no hay caso, hay gente que no va a dejarse explicar). Además, ¿qué querés? ¿Guita o difusión?