“Almirante de sal”

#BorgesDelFuturo

Autor #22


Nombre: Jorge Goyeneche
Edad: 60
Libro: Almirante de sal (Parque Moebius, 2011)
Temas: Historia. Familia. Aventura.
Por qué hay que leerlo: Almirante de sal combina el vuelo elevado de la erudición histórica con la densidad literaria de la ficción. Sobre esa premisa, Jorge Goyeneche elabora un lenguaje específico de frases precisas e imágenes definitorias: la pregunta inevitable -hasta qué punto la historia real y la ficción literaria pueden o no distinguirse entre sí- es también el andamiaje del behind the scenes del joven genovés que, a mediados del siglo XV, inspirado por los relatos sobre el mar con los que lo entretenía su abuelo, decide abandonar el ritmo de un futuro sellado y construir la aventura que le permitirá descubrir la otra mitad del mundo. 

Es a través del dominio de las imágenes visuales donde la gramática de la prosa se permite tonalidades poéticas con las que Almirante de sal logra narrar, en pocas páginas, el clima de los hombres y de la época que zarparían hacia América no sólo con las esperanzas de mejorar su propia fortuna, sino también con el espectro, entre mítico y científico, de quienes lo habían intentado antes, habían vislumbrado los extraños bordes del mundo y habían fracasado en su exploración. El vértigo de esa composición llega incluso a la intercalación directa del registro histórico del siglo XV, una intertextualidad que Goyeneche se ocupa de hacer brotar con la sutileza del pintor que contornea las nubes de su propio paisaje. El mérito de toda esa labor es borrar la pregunta por el género -¿una novela histórica? ¿historia? ¿ficción?- bajo el peso predominante del lenguaje. Se trata, inevitablemente, de literatura. Se trata, también, de la inquietud ontológica de un navegante genovés, antes que de la historia, verídica o no, de Cristóbal Colón.

 

 

¿Por qué leer Almirante de sal en el futuro?
No sé si existe el tiempo para los libros. Antígona de Sófocles me conmociona 2500 años después de haber aparecido, y La vida es sueño, La metamorfosis, un cuento de Cortázar, alguna poesía inédita de un joven amigo. Independiente de su calidad, las obras están  al alcance de un lector que pueda disfrutarla. ¿Quién leerá mis novelas en el futuro? ¿Quién las lee ahora? Fuera del estrecho circuito de amigos y parientes, es una sorpresa constante lo que ocurre hoy (inmenso desconocido para el vecino y aplaudido por un exótico noruego estudiante de español). La literatura tiene esos recorridos inexplicables por el espacio y el tiempo que casi no puede manejar el mercado.

¿Papel o bytes?
Ambos. El libro es a la lectora como el teatro al cine. Hay una carnalidad, un intenso contacto físico en las hojas que pasaron o pasarán por las manos de otros, o de uno mismo antes. Pero también amo mi Kindle, aunque imperial y engañosa donde no caben libros en francés y apenas hay novedades en español, me permite el acarreo de diccionarios, las 1001 noches, el Ulysses, el Quijote, todo Shakespeare, etc. en menos de 250 gramos. Cine y teatro.