San Valentín en la ciudad del amor

#ConVosATodasPartes

 

Como era de esperar, frente a esta fecha, hay varias posturas (que la mayoría de la veces concuerdan con el estado civil del momento): están las que las que esperanzadas quieren ver llegar a su hombre con un ramo de flores y una invitada a salir, los que aprovechan para salir un poco de la rutina del día a día marital, los que la odian, los que se jactan de que es un día puramente comercial, los que critican que es un festejo robado de los países anglosajones, los que se rebelan contra ella y van a una fiesta “anti san Valentín”.

Reconozco haber sido de las últimas mis últimos años de soltera, hasta que lo conocí, a las dos semanas ya éramos novios y ese primer san Valentín llegó con una rosa a mi casa (que sospecho que se  la había dado mi mamá del jardín de casa). Aunque también reconozco que pienso que es un día puramente comercial, pero así, tantos otros. Pero hoy, en mi estado de enamorada total y recién casada, me parece una buena excusa para recibir unas flores y hacer algún programa con mi marido.

Éste 14 de febrero, me sorprendió ya casada y viviendo en París, una combinación empalagosamente romántica, pero me encanta. Aunque nuestra salida valentiniana no haya sido de la más romántica, después de ir juntos al gimnasio, con la ropa de deporte, despeinados, cansados y un poco transpirados fuimos a comer afuera. Se notaba la diferencia frente a las demás parejas perfumada, bañadas y maquilladas, pero nos reímos un buen rato y la pasamos muy bien.

Esa tarde volviendo del trabajo en el metro, me sorprendió ver a la mayoría de los hombres con un ramo de flores, o una caja de bombones en forma de corazón y obviamente no podían faltar los vendedores de rosas que se te tiran encima con tal que le compres una. Me sorprendió ya que no sabía que la cultura francesa tuviera esta fecha tan instalada. Cuando estaba caminando por la calle, empecé a ponerle más atención a este tema, y me di cuenta que todos los restaurantes tenían menú especial para esa noche, además de decoraciones alusivas. Hasta que recordé dónde estaba, y me dije, ¿cómo los parisinos se iban a perder la oportunidad de festejar el amor?! Si lo festejan constantemente, con sus muestras de cariño y deseo continuas en el medio de la calle, en la estación del tren, sentados en un bar o donde sea. Los parisinos son muy cariñosos en público, y no les importa que la gente los mire, parejas de todas las edades se “acurrucan” y se besan a la vista de todos. Obviamente, los turistas aprovechan que están en “la ciudad de amor”, y se mimetizan con estas costumbre parisinas.

la ciudad del amor

Pero siguiendo con San Valentín, como hay varias posturas frente a este día del amor, hay varias historias que cuentan de dónde viene esta celebración.

Algunos afirman que Valentín era un Romano que se convirtió en mártir por negar a renunciar su fe cristiana, y por intentar ayudar escapar a los cristianos de las cárceles de los romanos.

Según otros relatos históricos, San Valentín era un cura cuando el Emperador Claudio III decidió que los hombres jóvenes debían ser todos soldados, y prohibió el matrimonio, ya que las mujeres eran consideradas una distracción. Valentín, frente a la injusticia del decreto siguió dirigiendo el rito de matrimonio para parejas jóvenes, en secreto, hasta que fue descubierto por Claudio quién lo encarceló. Según la leyenda, San Valentín dejó una carta de despedida a la hija del carcelero de quien se había enamorado durante su encarcelamiento, y esta carta sería la primera y última carta de amor del santo. En honor a él, escribamos y digamos lo que sentimos a la persona que tenemos al lado.