Un robot con mente de gusano

#CienciayMisterios

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Los pasos hacia la inteligencia artificial a veces preocupan, a veces asustan y a veces son extraños como la vida misma. Un grupo de científicos ha logrado desglosar la “mente” de un gusano y han introducido el resultado en un robot como parte de la búsqueda de crear el primer organismo virtual del mundo.

Bajo la piel de este simple gusanito nos vamos a encontrar con que existen 302 neuronas, mismas que han sido mapeadas meticulosamente por algunos investigadores de lo que se conoce como “conectoma”. En estos proyectos, que incluyen el cerebro humano, se busca conocer todos los “circuitos” de un sistema nervioso cuestión de poder conocer cada célula que lo compone, cada retazo de su funcionamiento y, si señor, hacer experimentos.

Si bien ya existen proyectos que buscan comprender el cerebro humano, el denominado Open Worm se centra en la premisa de que primero deberíamos conocer a fondo como funciona un gusano. Para eso, los científicos han hecho verdadera ingeniería inversa con los tendidos neuronales del Caenorhabditis elegans,  un pequeñito muy conocido en el mundo de la ciencia.

El modelo se basa en paquetes de UDP (siglas en inglés para Protocolo de Datagrama de Usuario), lo que disparan las neuronas. Por ejemplo, el sensor sonar en el robot está conectado para ser algo parecido a una nariz, lo que significa que si el robot se acerca a unos 20 centímetros de un objeto se activan las neuronas con los paquetes UDP, que permiten el flujo de la información de una manera fluida.

Aparentemente, el robot actúa muy parecido al gusano. Mientras que el sensor de la “nariz” lo detiene, otro relacionado a la comida lo hace avanzar. “Lo que encontramos es más que movimientos aleatorios hechos por el robot. De hecho responde al ambiente de la misma manera que el gusano biológico” dice Timothy Busbice, uno de los fundadores del proyecto Open Worm.

Una de las cosas si se quiere más inquietantes es que no se han aplicado programaciones específicas al robot. Sus actividades son pura y llanamente resultado de la “mente del gusano” operando en este cuerpo. Si bien los desarrolladores reconocen que la simulación no es aun del todo exacta, el robot funciona y lo hace a base de una red de conexiones que replican las neuronas del cerebro del gusano, lo que no es poco.

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GUSANOS Y ORDENADORES

Cuando pensamos en gusanos relacionados al mundo digital, no podemos menos que referirnos a los famosos virus que llevan ese apodo, pesadilla de muchos y negocio de pocos. Claro que es momento de comenzar a ver a los gusanos digitales de otra manera. El proyecto en sí es un avance importante a la hora de lograr robots autónomos, cuestión de la que pude hablar con un especialista argentino en inteligencia artificial hace apenas un par de semanas.

Básicamente, el problema de lograr autonomía en los robots no pasa por el hardware, que se encuentra lo suficientemente desarrollado. El problema viene siendo el software que, pensando en un esquema de inteligencia artificial casi humano, enfrenta serios problemas si se analizan las estancias cognitivas y de decisiones complejas que llevamos a cabo constantemente casi sin darnos cuenta. El gusano, en cambio, funciona a un nivel más simple, un estado de la inteligencia que es posible reproducir con cierta facilidad por estos días, pero que también significa que los pasos, aunque sean lentos, se están dando en la dirección correcta.

Solo me queda pensar en las variables para cuando se complete el mapeo de un sistema nervioso humano y se intente aplicarlo a una máquina. Esta “mente humana” será implantada en un cuerpo —y no hablo de ciencia ficción, estos proyectos apuntan a ello— que le permitirá moverse con total autonomía. ¿El principio de algo que no llegaremos a comprender?

Ya lo veremos, y quizás antes de lo que cualquiera de nosotros pueda imaginarlo. Espero, con todas mis ansias, que si esta mente  se hace consciente no nos mire como a simples gusanos.

Fernando Silva Hildebrandt.