El viaje y el Mundial.

#DeViajeMateando

Cuando arrancó la idea de hacer el viaje, en la cabeza de Nahu también rondaba la de ir al mundial de Brasil. Le costó decidir, pero cuando se dio cuenta que conseguir una entrada iba a ser muy difícil y que iba a gastar en un mes en Brasil casi lo mismo que unos cuantos meses en Europa, desistió. Nahu es muy futbolero, puede ver cualquier Liga y no perderse ni un partido de local de su equipo (Independiente). Es más, cuando perdió la categoría además de llorar en la cancha se desmayó cinco veces en un día con irritación cerebral. Si fue causante no lo sabemos, pero quién sabe.

Así nos fuimos con nuestras camisetas argentinas pegadas a la piel a la espera del mundial. Nos agarró en Bratislava, Eslovaquia viendo con un sueco, Brasil y el árbitro japonés contra Croacia.
El primer partido de argentina nos encontró en la gran Budapest donde habíamos visto una pantalla gigante en un parque, pero cuando se hicieron las 12 am (5 horas más nos jugaban a favor y siempre eran de tarde/noche los partidos) estaba todo apagado y cerrado.
Vimos el primer tiempo con Bosnia afuera de un café que dejo la tv prendida con una persona de la calle. Para el segundo tiempo encontramos un bar para disfrutar de la magia de Messi.

Contra Irán estábamos en Sofía, Bulgaria y nos tocó sufrir 90 minutos con una tele chiquita y a lo lejos hasta que el 10 nos hizo estallar a todos.
Ya estábamos en Skopje, Macedonia luego de visitar un hermoso lago, para disfrutar del partidazo con Nigeria, esta vez tomando algunas cervezas y recordando la cantidad de gente que jodía con Rojo la vez que fuimos al Monumental y que no dejamos de aplaudirlo en todo el mes de Julio. Gracias Rojo, perdonanos.

Ya en octavos con los nervios del que pierde vuelve, estábamos en Saranda, Albania y nos enfrentábamos con Suiza. Lo que no sabíamos es que la mitad de la selección suiza y su estrella en si ( Shaqiri) tienen ascendencia Albanesa por lo que fueron 90 minutos de puro sufrimiento hasta que Fideo Di María hizo de la suyas y el palo de Romero también. Ahí hubo un quiebre, nos dimos cuenta que vimos 4 partidos en 4 países distintos pero que íbamos a estar todo el mes en Albania así que creamos una especie de cábala donde teníamos que ir cambiando de bar en cada partido.
En otro bar vimos el partido con Bélgica. Si bien no jugamos tan bien y el gol del Pipa fue tempranero, se pudo respirar un poco más. Disfrutamos del pase entre líneas de Messi y lamentamos (y lamentaremos toda la vida) la lesión de Di María.

 

Sufriendo

Sufriendo

Sin poder creerlo estábamos en semifinales y se venía un rival durísimo como fue Holanda. Hay mucho turista holandés por ahí y seguíamos de visitantes. Pero argentinizamos a dos franceses con nuestra bandera y nuestro canto “Vamos vamos argentina”.

Sufrimos mucho,veía a Nahu tratando de rezarle a cualquier Dios que estuviese de turno. Ningún argentino olvidará ese minuto 90 y la estirada del espíritu del equipo, Masche, cual Cabral salvando al General Don José de San Martín. Y después, con ese “Hoy te convertís en héroe” a Romero, otro que cerró bocas atajando pelotas y penales y dándonos luego de 24 años la posibilidad de ver para muchos de nosotros por primera vez a la selección en la final.
Acaso uno de los días más felices de nuestras vidas. Pero uno de esos días donde deseábamos estar con nuestra familia y amigos saltando, abrazándolos, disfrutando de las cosas más lindas del mundo, el fútbol y Argentina.
En ese partido encontramos a un argentino, y a un albanés muy loco que tenía un tatuaje de nuestro país.

La final nos encontró muy nerviosos desde la noche anterior y nos levantamos cantando “Brasil decime que se siente”. Fuimos con muchas personas del hostel a un muy mal lugar, pantalla gigante pero sin sonido ambiente del partido. Éramos demasiado visitantes ahí, los alemanes invierten mucho dinero en Albania y todo el país hinchaba por ellos. No pudimos entender por qué el Pipa se apuró en la definición, por qué Palacio no la tocó por abajo y tampoco nunca sentimos tanta vergüenza como cuando gritamos con alma y vida el gol del Pipa que estaba adelantando.

Perdimos. Hubo fuegos artificiales, para nosotros hubo una larga caminata a casa y a dormir directo, lágrima de por medio también. Si vas a perder la final de un mundial mejor estar en tu país, para que todos los que te rodean estén tristes y no solo vos. Pero nos dimos cuenta qué lindo es compartir el fútbol y esa pasión que tanto une a Argentina y lo maravilloso fue ver eso desde tan lejos.
Cuánto deseábamos estar ahí. Ésta selección nos hizo soñar y estuvimos tan cerca…

No nos queda más que agradecer a Lío Messi, a Masche, a Sabella, a Di María, al Pipa, a todos los que dejaron la vida por este sueño. Nahu todavía hoy sigue soñando en volver atrás y que cambie todo, me dice de un momento a otro, “sabés, si el Pípa definía bien, éramos campeones en Brasil”. Habrá que pensar en positivo y solo mirar para atrás para decir gracias y VAMOS ARGENTINA.

 

Con la bandera a todas partes.

Con la bandera a todas partes.