“Son las instituciones estúpido…”

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En el día de ayer se produjo un acontecimiento insólito e inédito en el Congreso de la Nación cuando, al momento de tratarse la integración de la Comisión de Educación, el oficialismo impidió que el Diputado Nacional Julio Cobos presida dicha Comisión de la Cámara.

Este hecho atenta directamente contra el mismo sistema democrático, por cuanto rechazar la integración de un Diputado a una Comisión es de extrema gravedad, ya que el reglamento de la Cámara prevé: “La designación de los Diputados que integrarán las comisiones permanentes o especiales se hará, en lo posible, en forma que los sectores políticos estén representados en la misma proporción que en el seno de la Cámara”. En tal sentido, si existen acuerdos políticos entre los bloques para la integración de una Comisión, la misma debe respetar tales acuerdos y ser políticamente proporcional.

Los argumentos esgrimidos por los legisladores del Frente para la Victoria se centran principalmente en que, según su parecer, el Diputado Nacional de la UCR por Mendoza “no tiene las cualidades y las condiciones” para ocupar el cargo de Presidente de la Comisión de Educación. Tal imputación se encuadra en lo establecido en el Art. 66 del texto constitucional, que observa: “Cada Cámara hará su reglamento y podrá con dos tercios de votos, corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, y hasta excluirle de su seno”.

El Diputado Cobos, obviamente, no se encuadra en ninguna de estas condiciones y lo que ha sucedido es solamente una impugnación política hacia su persona, totalmente alejada de los reglamentos. El oficialismo ha hecho del autoritarismo, arbitrariedad y resentimiento un estilo de hacer política, atropellando las normas establecidas y dañando, en definitiva, a la democracia. Con decisiones como la tomada ayer, el kirchnerismo desvirtúa lo expresado en el texto constitucional, según el cual los Diputados de la Nación representan al pueblo e integran bloques políticos. Por ello, resulta casi innecesario el veto a “nombres”, ya que son los bloque políticos los que designan a los integrantes de las Comisiones y, en este caso, previo acuerdos parlamentarios al Presidente.

Nadie pone en duda que la democracia es el sistema de convivencia que los argentinos elegimos para vivir. Pero la democracia debe ser interpretada como un sistema vivo, dinámico, en donde las circunstancias y los tiempos la perfeccionan y adecuan a cada época. Parafraseando a Bill Clinton, debemos decir “son las instituciones estúpido…” y luchar para fortalecerlas cada día, en lugar de discutir sobre las personas. Lamentablemente, actitudes como la mencionada hacen que la democracia sufra un importante retroceso que sólo empaña y genera incertidumbres innecesarias sobre el futuro de nuestra Nación.