es que la frase “más boludx que las palomas” es profundamente inadecuada.
¿Qué es esto? Una paloma resolviendo ejercicios de matemática. Las palomas son animales altamente inteligentes que tienen la capacidad de contar y aprender “reglas abstractas”, propiedades de números como entes matemáticos. Por ejemplo, agrupar elementos con características compartidas en conjuntos.
Y como si esto fuera poco, han demostrado ser capaces de entender propiedades relacionales como “ser mayor que” (x es mayor que y), y saber aplicarlas con números en cantidades crecientes: son capaces de saber que dos es más que uno y también que cuatro es más que tres.
Las palomas pertenecen a una de las especies más estigmatizadas con las cuales convivimos. Además de la ya mencionada estupidez que le atribuimos -injustamente-, son consideradas transmisoras de enfermedades, sucias, y molestas por hacer sus necesidades sobre nuestra propiedad. ¿Alguna vez nos hemos cuestionado alguno de estas “verdades de oído”?
La respuesta es que algunos sí lo hemos hecho; y eso gracias a la conexión que nuestra empatía con ellas nos ha permitido establecer. De hecho, buscamos echar por tierra los prejuicios atribuidos a estas “plagas urbanas”. Y cuando algunos de estos motes están justificados, las despegamos de cualquier responsabilidad y buscamos el mejor modo de convivir pacíficamente, entendiendo que la urbe es tan hogar para ellas como para nosotros. Esto nos permitiría buscar controles de población más amigables que la lisa y llana desaparición de individuos (que por ejemplo llevó a cabo el GCBA hace unos años atrás, si no es el caso que aún lo sigan haciendo); estos controles ya se están llevando a cabo en otros lugares, y consisten básicamente en métodos de esterilización química por medio de semillas que los animalitos consumen. Una idea brillante.
En el fondo, no importa si las palomas son inteligentes o no. Pero parece ser que tenemos más respeto por individuos que demuestran inteligencia. De hecho, uno de los criterios morales más arbitrarios en la historia de la ética es este absurdo de deducir la superioridad del hombre por sobre el resto de la vida a partir del mero hecho de ser más inteligente (algo también completamente arbitrario). Es una conclusión pésima y bastante estúpida.
Lo que importa comprender es que el hombre le debe respeto a otros seres y no tiene derecho a hacer lo que quiere con sus vidas porque puede o porque se le ocurren justificaciones que tan poca inteligencia demuestran. ¿Se ve la ironía?
El artículo sobre las capacidades matemáticas de las palomas es éste (está en inglés).