Un gato “enfermero” que jamás hubieses imaginado

Rademenes era un minino de sólo dos meses de edad cuando fue abandonado en un refugio de Polonia. Tenía una infección respiratoria y su adoptante creyó que ya no tenía chances. Pero sus ganas de vivir y sus buenos cuidadores recuperaron su salud completamente.

Tal vez por haber estado cerca de la muerte, o tal vez porque sí, el gato comenzó a cuidar de los nuevos animales que llegan permanentemente al refugio. Cuando la veterinaria Lucyna Kuziel-Zawalich lo adoptó como miembro permanente del centro, de seguro jamás imaginó que había “contradado” un asistente ad honorem

Las imágenes hablan por sí solas: Rademenes abraza a sus hermanos animales, se acuesta junto a ellos, dándoles calor; incluso los lame para limpiarlos -o, quién sabe, hasta qué punto eso es un baño o un beso. El gato se solidariza especialmente cuando atraviesan post operatorios.

Si eso no es un abrazo, no sabemos qué es.

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Recostarse en contacto con alguien que sufre es un gesto que conocemos por ver entre humanos de una misma familia.  He aquí una enorme lección de amor dictada por un animal que probablemente esquivarías, si sos supersticioso, caminando por la calle.

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En esa mirada hay amor; en ese gesto hay paciencia con un dejo de preocupación.

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Ese siberiano está todavía tan anestesiado que no tiene idea de que está haciendo cucharita con un desconocido (muy amoroso, eso sí).

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El afecto es sanador. Este Beagle seguramente vuelva más pronto a casa tras ser “atendido” por un enfermero tan especial.

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Hay algo hasta maternal en este gesto. Cuesta no compararlo con los que tienen las madres humanas hacia sus hijos…

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Créditos: The Daily Mail

Compasión, amor desinteresado, solidaridad, empatía, “tratar al otro como nos gustaría ser tratados”… Llamémosle como le llamemos, los animales nos demuestran constantemente que perciben y entienden su entorno y actúan de forma acorde. Es innegable y nos invita a reflexionar, a repensar y deshacernos de prejuicios acartonados del pasado respecto de su y nuestra forma de vincularnos. Permitámonos esa apertura.

Prestemos más atención y reencontrémonos con lo que en esencia siempre fuimos: una especie animal más de las tantas que habitan el mundo.

Animales marinos sobre la orilla: qué hacer y NO hacer

En la costa es muy frecuente encontrar lobos marinos, pingüinos y otros animales de respiración pulmonar echados sobre la arena. Lo primero que inducimos es que algo anda mal con ellos o que salieron del agua “para morir”, y queremos ayudar -además de acercarnos por curiosidad.

Pero ¿cómo hay que proceder ante una situación de este tipo?

Así:

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1 – NUNCA obligarlos a volver al mar.

Los motivos principales para salir de la playa son: agotamiento, heridas o enfermedad. Si son forzados a regresar al agua se les quita la posibilidad de restablecerse y hasta podrían morir ahogados, ya que -como dijimos- su respiración es pulmonar.

2 – NO tocarlos ni tirarles agua, arena u otros elementos.

Este tipo de acción irrita al animal y podría morderte. La falta de agua no los afecta; pueden estar mucho tiempo, incluso varios días fuera del agua cuando lo necesitan. TAMPOCO se debe intentar alimentarlos.

 

3 – NO rodearlos. en muchas oportunidades, especialmente en temporada estival o de mucha circulación de gente, son vistos como una curiosidad y con el afán de verlos de cerca se les rodea, impidiéndoles la salida al mar y la correcta circulación del aire.

 

4 – Informar a la gente acerca de cómo actuar.

Y hay que buscar su colaboración. Siempre se debe mantener guardia -basta con organizarse y turnarse- hasta que el animal regrese al agua.

 

5 – Improvisar un cerco de soga entre 5 a 10 metros de diámetro.

 

6 – NO CAPTURARLOS (ni permitir que sean llevados a acuarios).

La captura con fines de curación o de revisación debe hacerse en casos extremos debidamente comprobados por personal especializado. Mucho mamíferos marinos son capturados con la excusa de la recuperación y han quedado encerrados para ser utilizados en diversas muestras de animales o espectáculos con ellos.

 

El caso de esta imagen tuvo un final feliz: el lobito volvió al mar después de 12 horas de descanso y el cuidado de dos voluntarias -una de ellas, bióloga. Si bien ya fue resuelto y ya no se necesita ayuda, comparto la foto para mostrarte cómo le dieron su espacio:

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Y en cuanto a los animales domésticos que puedas llevar a la playa, no lo olvides: mantenelos cerca y prestá atención para evitar que lastimen a las especies locales. Está en tus manos.

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Protejamos la vida animal entre todos, en la playa y en todas partes.

Levantemos nuestra basura, por ellos y por nosotros mismos.

Es responsabilidad de todos.

 

Nuestros agradecimientos a la Fundación Fauna Argentina por la valiosa información y al Centro de Prevención de Crueldad Animal (CPCA) por su difusión.

Manifiesto

Este es un blog de animales: hecho por animales, pensado para animales para hablar de (otros) animales. Sin hacer distinciones de especie, eso es lo que somos. Y en tanto animales, tenemos capacidades, una historia, genes, modos de vivir, de sentir y de amar compartidos. Todo eso es una herencia, que parece cultural pero que en realidad es más antigua, más profunda. Es una herencia ancestral, arraigada a nuestros orígenes.

Somos amantes de los animales, con un amor que nace de un profundo respeto. Empatizamos con ellos a partir del lugar que ocupan en la sociedad, un lugar signado por el uso y el abuso, el maltrato y la cosificación.

Los animales NO son -no somos- cosas. Tenemos la capacidad de sentir: sentimos placer, dolor, miedo, frío y calor, amor por nuestros hijos y pares, nos entristecernos al punto de llorar y expresamos nuestras alegrías, como pronto te vamos a mostrar en este blog.

Apuntamos a la abolición de la esclavitud animal a consciencia de la magnitud de este proceso, siendo que nosotros mismos transitamos ese camino.

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