¿“Contrabandistas” o paraguayos con derecho al Bienestar?

#DesdeParaguay

Noticiero. Sin sonrojarse ni despeinarse:

- “El contrabando asfixia el mercado local desde este fin de semana.”

El periodista, en pantallas del dueño de una de las mayores cadenas de supermercados, sentenciaba con una argumentación pollina, la culpabilidad de las personas que días atrás fueron masivamente a comprar –de forma legal- a la frontera con Argentina.

El Bienestar Social es una de las condiciones más anheladas para cualquier estadista. Es el conjunto de factores que una persona necesita para gozar de buena calidad de vida.

Una de las definiciones más completas se refiere al “estadio alcanzado en la satisfacción de las necesidades básicas fundamentales de la sociedad, que se expresan en los niveles de educación, salud, alimentación, seguridad social, vivienda, desarrollo urbano y medio ambiente. El bienestar social, en términos económicos se puede medir en función del incremento del producto per cápita real; el aumento en la participación del gasto social respecto al total de egresos, mejoría en la distribución del ingreso, aumento del empleo y fortalecimiento en la balanza de pagos. En el ámbito social se mediría por el incremento en los niveles de salud, educación, vivienda, alimentación y erradicación de la pobreza extrema. Desde el aspecto ecológico, a través del combate a la contaminación, reforestación de áreas verdes y fortalecimiento de la red hidráulica y su dosificación, entre otros.”

El Desempleo y la distribución de la renta, son dos factores que directamente definen al Bienestar. Es decir: mientras mejor distribuida esté la riqueza, y menos contraste haya entre ricos y pobres; mayor Bienestar se tendrá.

Luego de entender esto, ¿se dificulta tanto deducir por qué se produjo el hecho? ¿Es tan difícil tolerar la idea de que algunos ciudadanos tienen derecho a buscar su conveniencia? ¿Es imposible percibir que esos paraguayos también tienen derecho a comer, vestirse o elegir mejor?No lo es. Basta con salir a la calle, pisar tierra y escuchar al pueblo.

Como buenos ejemplares del liberalismo salvaje, el Presidente Franco y la Unión Industrial Paraguaya declararon una persecución sin precedentes a quienes se atrevan a pretender elegir algo mejor a lo que ellos ofrecen en mercado. Porque en realidad su problema no es “El Contrabando”, sino la falta de competitividad. Si sus productos valieran la pena en precio y calidad, no se buscaría otros.

A pesar de que la Ley de Pacotilla habilita apenas a 150 $ mensuales por persona, y cita los entes que especificarán las reglamentaciones y excepciones, se logró criminalizar a la gente que-de forma legal-compra en frontera. Y mucho gracias a la prensa.

¿Un mismo caso pero a la inversa?: Políticos y periodistas obedientes a Brasil o quién sabe a qué interés, que lacayunos, persiguen a quienes llevan -legalmente con pacotilla- mercaderías de Ciudad del Este hacia Brasil; siendo que el Paraguay, gana ese dinero de forma legítima impositiva. ¿Qué culpa tiene el país de tener un mejor producto en precio y calidad que hace a brasileños preferir comprar de aquí?. Se rasgan las vestiduras.

Pegan el grito al cielo; pero cuando se trata de intervenir o al menos denunciar el rollotráfico que está vaciando nuestros bosques, y llevándolos a mercado bandeirante, esos políticos y periodistas tienen lacrada la boca.  O sea: “Libre mercado y contrabando cuando nos convenga”.

Si Horacio Cartes quiere paz con la clase media y baja; debe lograr la modificación de esa Ley. Así mismo, el cambio de las políticas de “proteccionismo” por otras de optimización de la calidad de la producción y comercio. Y por supuesto, debe erradicar el desempleo. Congraciarse con empresarios no es buena jugada: ellos no lo pusieron allí; fue el pueblo.

Si el nuevo presidente se anima a romper paradigmas retrógrados e injustos; si se arroja a defender la equidad social; si él se atreve ser un estadista, sólo así, su nombre prevalecerá cuando todo el resto se haya ido.