Socorro: ¡piernas!

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Los calambres son feos y cuando no los sufro, igual tengo dolores en las piernas o las siento pesadas. Y la verdad, es que le tengo un poquito de miedo a la mala circulación. No estoy segura de si es una idea mía o si es real, pero sé que los diabéticos podemos tener mala circulación por las hiperglucemias y el azúcar acumulado en sangre.

Por eso estuve investigando un poco en la web y descubrí que las soluciones son tan simples como tomar un vaso de algo caliente antes de acostarse. Eso sí: se recomienda te sin teína o leche vegetal.

De todos los consejos que enumero a continuación para aliviar los calambres, hay uno infalible: hacerse fuertes masajes en las piernas hasta que la piel quede caliente (puede usarse máquina masajeadora y algún “óleo madre”) y después pasarse hielo.

El contraste de temperaturas es ideal para activar el flujo sanguíneo, y hay quienes lo logran con otras fórmulas: secador de pelo + hielo o toalla de agua bien caliente + toalla agua bien fría.  

Pero existen otros tips: 

- tomar una infusión de manzanilla por lo menos 5 veces al día, durante 2 semanas,

- duchas calientes antes de acostarse y chorros de agua caliente en la zona de dolor,

- estirar las piernas tanto como sea posible y mantenerlas en la misma posición durante media hora,

- estando de pie, empujar el talón hacia el suelo y doblar los dedos del pie hacia arriba,

- presionar los dedos contra la pared y estirar los músculos de la pantorrilla unas 15 o 20 veces,

- tomar infusiones de hoja de frambuesa roja a la mañana y la tarde,

- masajear la zona afectada con aceites esenciales como el aceite de lavanda, de romero y de eucalipto y envolver el área con una toalla mojada en agua caliente,

- tomar 1 diente de ajo crudo cada día por lo menos durante dos meses (aunque destruimos el aliento),

- tomar una infusión de semillas de papaya seis o siete veces al día durante dos o tres semanas para aliviar las articulaciones.

- comer banana,

- hacerse regularmente masajes de drenaje linfático. 

¡Muchos éxitos!

 

El nacimiento de la diabetes

 

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Existe muchísima información sobre la historia de la diabetes: hubo varios personajes que ayudaron al descubrimiento de esta enfermedad y sus posibles tratamientos. En la descripción que hago menciono algunas de las figuras significativas y sus aportes más relevantes, para entender cómo evolucionan la ciencia, la medicina y el conocimiento del ser humano.

¿De dónde viene la diabetes? Era conocida antes de la era cristiana: en un papiro descubierto en Egipto en el siglo XV A.C., ya se describen síntomas que parecen corresponder a la diabetes. Fue el notable médico griego Areteo de Capadocia, quien, en el siglo II de la era cristiana, le dio a esta afección el nombre de “diabetes” que significa en su idioma correr a través, refiriéndose a la eliminación exagerada de agua por el riñón. Pero fue Thomas Willis, médico inglés, quien en el siglo XVII hizo una descripción magistral de la diabetes: refiriéndose al sabor dulce de la orina, le dio el nombre de diabetes “mellitus”, del latín sabor a miel.

Los primeros trabajos experimentales relacionados con el metabolismo de los glúcidos fueron realizados por el fisiólogo francés Claude Bernard en 1848. En la segunda mitad del siglo XIX el otro gran clínico francés Apollinaire Bouchardat, señaló la importancia de la obesidad y de la vida sedentaria en el origen de la diabetes y marcó las normas para el tratamiento dietético, basándolo en la restricción de los glúcidos y en su bajo valor calórico.

El alemán Paul Langerhans empezó la búsqueda de la hormona producida en el páncreas en 1869, pero recién en 1921 fueron los canadienses Frederick Grant Banting y su asistente Charles Best, quienes consiguieron aislar la insulina y demostrar su efecto hipoglucemiante. ¡Fue una de las conquistas médicas más trascendentes del siglo XX!  

Banting trabajó con Best y más tarde junto al químico James B. Collip y al médico fisiólogo J.J.R. Macleod, descubriendo la función de la insulina: administraron esta hormona obtenida de los islotes de Langerhans a perros diabéticos. Comprobaron que descendían los niveles de azúcar en sangre y orina, y desaparecían los síntomas típicos de la enfermedad. Repitieron varias veces los experimentos con resultados distintos, en función de la pureza de la insulina utilizada. Fue Collip el que se encargó de lograr una que fuera lo más pura posible. La usaron por primera vez, pocas semanas después, en un chico diabético de catorce años que mejoró de forma extraordinaria su enfermedad.

Banting y Best detallaron la técnica en un artículo que se publicó en el Journal of Laboratory and Clinical Medicine en 1921-22. La primera descripción de los resultados de la insulina para la diabetes figura en el artículo “Pancreatic extracts in the treatment of diabetes mellitus”, publicado en 1922 en el Canadian Medical Association Journal. Banting y Macleod recibieron el Premio Nobel de Medicina en 1923.

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¿Qué son las bombas de insulina, cómo funcionan y cuáles son los distintos tipos?

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Las bombas de insulina son usadas por la mayoría de los pacientes diabéticos del mundo, porque logran estabilizar bastante las glucemias y son el tratamiento más eficaz hasta el momento. La bomba es un aparato que contiene un cartucho de insulina, y se concecta al cuerpo mediante un cable llamado cateter, que está inyectado con una cánula de teflón o de metal en el cuerpo. El aparato tiene un tamaño similar a un celular y administra o bombea la insulina imitando un páncreas humano.  

Cuando empecé con mi diabetes me pinchaba con jeringas, que fueron evolucionando y reduciendo sus agujas, hasta que finalmente aparecienron las lapiceras de insulina o “pens”. Estos pens se usan con insulina lenta de 12 o 24 horas de duración aproximadamente y con la rápida de 3 horas. En cambio las bombas sólo usan insulina rápida: la misma se aplica en mínimas dosis continuamente como “basal”, y en dosis mayores como “bolo” o corrección que calculamos según la comida y las glucemias.  

En mi caso, desde que uso bomba, no tengo fuertes hipoglucemias (baja azúcar) nocturnas y duermo bien. Antes era casi impensable porque una vez por semana tenía fuertes bajones a media noche o madrugada, y a veces para evitarlo, terminaba con hiperglucemias (azúcar alta). En cambio, con la bomba, pude configurar la cantidad de insulina por hora, programando menos unidades en los horarios en los que sé que me baja el azúcar, y aumentándolas cuando tiendo a subir. Es decir una configuración personalizada que me permite mayor control.  

En el día no siempre me mantengo estable, pero me siento más segura porque puedo detener la dosis basal o reconfigurarla para estar mejor los días siguientes. Las unidades de insulina que administra la bomba son mínimas y se absorben en el momento, y cuando detengo la bomba, no queda insulina basal en el cuerpo. Lo que quedaría en el cuerpo sería el bolo o corrección que haya usado, que tiene tres horas de acción. Detener la dosis basal de la bomba no hubiera sido posible con los pens, porque una sóla inyección de insulina lenta, habría durado muchas horas sin poder modificarse.  

Las bombas son de diferentes marcas, pero no todas llegan a Argentina. Tampoco es posible comprarlas afuera, porque los repuestos (que tendrían que traerse cada tres meses, aproximadamente) no pasarían por la aduana. No habría técnicos especializados de esas bombas y las marcas no podrían importar estos aparatos e insumos extranjeros. Acá no tenemos bombas sumergibles en agua (como Animas de Johnson&Johnson), ni bombas con pantalla táctil (como t:slim de Tandem), ni bombas de menor tamaño que pueden usarse en varias partes del cuerpo y no llevan cable o cateter (como OmniPod). Mientras tanto la ciencia evoluciona, y se está por lanzar en Estados Unidos un “páncreas biónico” que funciona con dos bombas, un medidor continuo de glucosa y un smartphone.

Yo uso la bomba de Accu Chek, en donde me dieron una excelente atención y contención. Pero reconozco que me costó mucho adaptarme, porque me resultó difícil aplicarla y aprender a tenerla siempre conectada. Me quedaban marcas en la panza y esta bomba no puede usarse en otra zona. Finalmente, en vez de aplicarme la cánula o tubo de teflón (que se cambia cada tres días), cambié mi tratamiento por la cánula o aguja de metal, que es más finita, si bien tiene mayores probabilidades de infección o incomodidad, y se cambia cada dos días.  

El tubo o cánula de teflón se aplica con un punzor llamado aplicador: el punzor tiene una aguja de metal que contiene un tubo de teflón, y cuando uno apreta el punzor haciendo “click”, la aguja se inserta en la piel y luego se retira, dejando sólo el tubo bajo la piel. Es un procedimiento más sofisticado (y para mí, doloroso) que la cánula de metal, que se aplica manualmente y es una aguja más chica que la usada para aplicar la cánula de teflón.   

Las bombas de insulina como las que yo uso, se comunican de manera inalámbrica con el medidor de glucosa, lo que permite varias cosas. Por un lado el monitor que mide el azúcar en sangre recomienda la dosis de insulina necesaria para los gramos de hidratos de carbono que vamos a comer (los indicamos en el glucómetro), o para corregir un nivel alto de glucosa (a partir del resultado que nos dio el medidor). El mismo monitor puede activar o detener la insulina, porque da “órdenes” a la bomba, lo que sirve para manejar todo desde este glucómetro, cuando la bomba está guardada en zonas inaccesibles. A veces la guardamos abajo de la ropa y no podemos administrar la insulina desde ahí, entonces usamos el monitor de glucosa, que se guarda en aparte.

Algunos pacientes eligen usar la bomba y un medidor de glucosa que también se mantiene inyectado en nuestro cuerpo, y que permantentemente avisa los niveles de azúcar. Yo uso sólo la bomba y me mido la glucemia cuando necesito, porque prefiero no tener dos aparatos inyectados, y no me molesta pincharme los dedos para medirme el azúcar en sangre. 

Este va a ser mi primer verano con bomba y veré cómo me manejo. La idea es mantenerla fría, que suele ser un problema en la playa o la pileta (igual que la insulina del pen, que tengo que mantener en una heladerita portátil), pero me lo imagino más complejo teniendo la bomba inyectada.

Finalmente, a pesar de algunas dificultades que conté, estoy muy contenta de haberme pasado al tratamiento con bomba porque estoy mucho más controlada.   

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Amplían ley de diabetes en Argentina

 

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Hacía falta reglamentar la amplición de la Ley Nº 23.753, que garantiza a los pacientes con diabetes que reciban medicamentos e insumos para el autocontrol de la enfermedad. Era una asignatura súper pendiente que el Poder Ejecutivo concretó, finalmente, el jueves 7 de agosto de 2014.

Las principales ventajas permiten una actualización de los tratamientos para los pacientes (siempre y cuando el diabetólogo indique medicamentos nuevos) y un aumento en la cantidad de tiras reactivas anuales (usadas para medir la glucosa en sangre). Sería responsabilidad del Estado, pero también de los profesionales de la salud, los laboratorios y los mismos pacientes, que los recursos alcancen para todos… Una especie de conciencia y consideración colectiva, para favorecer a quienes realmente lo necesitan (aunque me parece una lástima escatimar en recursos de la salud).  

La norma había sido publicada en el Boletín Oficial el 17 de diciembre de 2013, pero faltaba la autorización del Ministerio de Salud de la Nación. La ampliación de la ley de diabetes sancionada en 1988, actualizó un esquema que era anticuado y muy limitado. La norma ahora contempla la cobertura del 100% de los medicamentos según prescripción médica y con obras sociales y prepagas, que tendrán que renovarse cada dos años para incluir los avances tecnológicos. Por ejemplo: en la diabetes tipo 1, se supone que si un paciente responde bien a las insulinas tradicionales de costo más bajo, el médico debería seguir administrándolas. Pero si se justifica dar una insulina más moderna, la ley debería cubrirla al 100%. 

Como mencionamos antes, otra cuestión que se regularizó es el número de reactivos cubiertos por ley: hoy se sabe que el paciente necesita, como mínimo, medirse la glucosa entre tres y cinco veces por día y en base a esto, calcular la dosis de insulina. En la ley de 1988 se garantizaba entre 400 y 700 tiras por año, lo que alcanzaba para uno o dos controles diarios. Hoy se garantizan reactivos para hacerse entre cuatro y cinco mediciones diarias.

El Ministerio de Salud instará a las provincias y a la Ciudad de Buenos Aires a responsabilizarse de la protección de aquellos pacientes carentes de recursos y de cobertura médica y social. Según explicó el doctor Pedro Arias, Presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), “es importante ahora que las provincias adhieran a esta ley nacional y esto dependerá de una cuestión presupuestaria”.

La diabetes ya alcanza al 11% de los adultos en la Argentina, según un estudio que se hizo en el país, Uruguay y Chile en 2005, y una de cada cuatro personas no sabe que padece la enfermedad. Pero en 2014 las cifras son aún mayores en todo el mundo, y sigue haciendo falta mucha más conciencia social del tema, para mejorar la prevención, el tratamiento y el cuidado de esta enfermedad crónica. 

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Ante todo: las plantas.

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Siempre se dijo que las plantas son remedios naturales y que cada una beneficia algún órgano, una enfermedad o una parte del cuerpo humano. Incluso quienes viven en la naturaleza son testigos de que realmente ayudan: curando resfríos, insomnios, dolores de panza y hasta de cabeza. Por eso investigamos bastante sobre extractos naturales, para estar atentos y empezar a usarlos más seguido.

Las frutas que van del color rojo al azul morado, tienen un componente que ayuda a reducir la glucosa en sangre: las llamadas antocianinas o flavonoides azules. Sirven para prevenir problemas oculares porque protegen los capilares de los ojos, tienen propiedades bactericidas para tratar la cistitis o infecciones urinarias, favorecen el sistema inmune en general, previenen enfermedades cardiovasculares y tienen un poder antioxidante. ¡A incluir arándanos, ciruelas, frambuesas, uvas o cerezas en nuestra dieta!

El cilantro también es una de nuestras platas favoritas: por su efecto estimulante de las glándulas endocrinas, favorece la secreción de insulina del páncreas, lo cual contribuye a una buena asimilación de la glucosa. También ayuda a la visión, la digestión, los trastornos menstruales, la anemia, reduce el colesterol y es antiinflamatorio.   

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Según un estudio publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, estas plantas (que pueden usarse como condimentos) mejoran el control del azúcar en la sangre: orégano, romero, mejorana, salvia y el famoso jengibre. Los tres primeros tienen la capacidad para interferir con las enzimas dipeptidil peptidasa IV (DPP-IV), relacionadas con la secreción de la insulina, así como con la proteína tirosina fosfatasa 1B (PTP1B) que se encarga de la señalización de la misma. La salvia y el jengibre aumentan la secreción de insulina además de tener otras propiedades benéficas para la salud. Las cuatro plantas son bajas en calorías y tienen fibra para acelerar el metabolismo. Para disfrutar de los beneficios de estas plantas, podés cultivarlas en tu casa o la de un amigo.

Existen más notas y estudios sobres las plantas que mejoran la glucemia en sangre, como la cúrcuma (que pertenece a la familia del jengibre) y la pimienta de cayena. La primera logró prevenir la diabetes en pacientes prediabéticos de un estudio publicado en la revista Diabetes Care, de la Asociación Americana de Diabetes. Es una de las especies más comunes en la medicina ayurvédica y se usa para infecciones, hematomas, cólicos, desequilibrios de hígado y estómago, cánceres, entre otros. La cayena ayuda principalmente en el dolor de pies y piernas (como hormigueos y calambres), y en la retinopatía diabética.

Seguramente la planta que conozcas, mientras sea comestible, tenga algún beneficio para la salud, especialmente para las posibles complicaciones de la diabetes. Así que: ¡a amigarse con la naturaleza y animarse a comerla!

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Originalmente publicado el 9 de agosto de 2014, en This is Diabetes.

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Hipoglucemias

Cuando un diabético está en hipoglucemia es posible que sienta cansancio, mal humor, ansiedad, hambre, también mareo, transpiración o temblores en el cuerpo. Incluso hay casos de desmayo: a mi me pasó los primeros años con diabetes, pero después aprendí a detectar y prevenir las hipoglucemias y dejé de desmayarme. 

Sin embargo, no importa lo prolijo que seas con tu diabetes, seguramente sigas teniendo hipoglucemias. Puede mejorar con el tiempo, pero es parte de la enfermedad.

En los momentos de hipoglucemia lo primero que hay que hacer es tomar algo dulce que se absorba rápido. Generalmente es un jugo, una gaseosa, una o dos cucharadas de miel, dos caramelos, mermelada, fruta en almíbar, café o te con un poco de azúcar, helado, entre otros. Lo mejor es consumir hidratos rápidos para que el azúcar suba instantáneamente, y otro poco de hidratos lentos para que la glucemia se mantenga estable. Es importante no poner más azúcar en tu cuerpo del que sea necesario, ya que produce un choque: puede subir mucho después de un bajón (causando hiperglucemias) y al revés. Tener esto controlado es lo más importante en la diabetes, porque un paciente con glucemias estables, es un paciente feliz.

Cada diabético es distinto y va aprendiendo las reacciones de su cuerpo, lo que uno necesita, y al final, el mejor médico es uno mismo cuando conoce minuto a minuto sus reacciones. Las hipoglucemias pueden surgir en la mitad de la noche, después de hacer ejercicio, por retrasar o suspender las comidas, por un exceso de insulina, entre otros. Lo ideal es tener un jugo o caramelos a mano durante todo el día y la noche, incluso en el auto, el trabajo o el colegio, en nuestro bolso o cartera y obviamente en la propia casa. 

Glucagón

En casos extremos, el nivel excesivamente bajo de glucosa en sangre puede generar desmayos o convulsiones. El Glucagón es un medicamento de emergencia y se administra mediante inyección: ayuda a elevar la glucosa a partir del azúcar almacenado en el hígado.

Nuestros familiares, amigos y compañeros de colegio o trabajo tendrían que saber que si perdemos el conocimiento o tenemos una convulsión, primero deben administrarnos glucagón. Es ideal mostrar el glucagón y avisar dónde lo guardamos (en la puerta de una heladera) y explicar cómo funciona. Es mejor todavía que, si pueden, practiquen inyectar, pueden probar inyectándonos insulina con ayuda nuestra.

Es casi 100% seguro que si un paciente diabético se desmaya, es por una hipoglucemia, pero si es posible es mejor medirle la glucemia para corroborar esto. Sino, directamente inyectar el glucagón. 

Después de la inyección el paciente debería despertar y podría vomitar, las nauseas son normales en esa situación. Es necesario medirse la glucosa y chequear si necesita comer algo. 

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Mousse de durazno

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Por suerte hay tantas recetas dietéticas como híper calóricas, así que la diabetes no es una excusa para cocinar rico y sano. Hay opciones de platos salados y dulces, como el postre que presentamos a continuación, una mousse de durazno riquísima. 

Ingredientes 

  • 30 gr de gelatina dietética de durazno
  • 1 clara de huevo
  • 120 gr de queso descremado
  • 50 ml de leche descremada
  • Edulcorante en polvo
  • 1/2 litro de agua fría
  • 1/2 litro de agua hirviendo 

 

 Preparación 

Primero lo más fácil: prepará la gelatina. Después batí la clara de huevo a nieve. Volcá la leche en la preparación de la gelatina y agregá el queso, mezclando todo con una batidora. Agregá edulcorante a gusto y seguí batiendo. Sumá la clara batida en la preparación y revolvé. Finalmente, llevalo a la heladera por 4 horas. Podés agregarle trozos de durazno fresco o en compota. ¡Fácil, sano y rico! 

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Acompañamiento al diabético

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¿Qué hace que algunos diabéticos se adapten a su diagnóstico y tratamiento con éxito, mientras que otros siguen angustiados incluso años después del diagnóstico? Esta pregunta es más importante en los pacientes pediátricos, porque si el diabético es un niño, está en juego su desarrollo físico, psicológico y social.

Los cuidadores de un niño con diabetes (como sus padres) no son testigos indiferentes, sino que responden al diagnóstico con emociones y acciones concretas. Los padres, en general, no están avisados de que un hijo puede desarrollar una enfermedad importante, y cuando esto llega hay toda una serie de respuestas afectivas y de patrones de comunicación que pueden ponerse en juego y afectar al niño. Los chicos normalmente desconocen las enfermedades, los hospitales, la utilidad de los tratamientos, el pronóstico o el curso de sus dolencias, etc. Esto implica que construyen el significado de la diabetes a través de lo que los padres piensan, sienten, muestran y de cómo actúan frente a ella. Los cuidadores transmiten significados de peligro, seguridad, esperanza o indefensión, casi siempre sin darse cuenta.

Por eso es clave evitar: 
• respuestas o actitudes negativas como la sobreprotección, la tristeza manifiesta o la irritabilidad;
• sentimientos o ideas negativas como la tristeza no resuelta, la rabia persistente frente al diagnóstico o los sentimientos de culpa;
• síntomas postraumáticos como pueden ser recuerdos intrusivos de la enfermedad, dificultad para hablar sobre el tema sin emocionarse, entre otros.

Muchas emociones (positivas y negativas) se contagian, por eso el miedo del niño, su esperanza o su autonomía en la diabetes se construyen en el diálogo. Cada persona hace lo que puede dentro de sus circunstancias, pero nos animamos a decir que el mejor acompañamiento para el niño con diabetes es:  una actitud de cariño mezclada con seguridad. 

A mi, por ejemplo, me encantó cómo mi familia se relacionó con mi diabetes: se ocuparon mucho y se preocuparon poco. Mis hermanos nunca me hicieron sentir diferente ni le dieron mayor trascendencia a mi enfermedad, aunque siempre estuvieron cerca cuando los necesité. Mi papá me ayudaba a darme la insulina y mi mamá fue la que más se involucró con la dieta y el control de mis glucemias. (No es que fuéramos una “familia perfecta”, pero en este sentido funcionamos bien y eso me ayudó).

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Nuevos tratamientos en diabetes

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La diabetes tipo 1 es el resultado de  un auto ataque del sistema de defensas del organismo  contra las células que producen la hormona insulina, por eso es una enfermedad  autoinmune. El cuerpo diabético no cuenta con la ayuda de la insulina para que la glucosa penetre en otras partes del cuerpo y suministre energía. Los pacientes se tratan con insulina, pero la ciencia está en busca de que el propio cuerpo reemplace a las células enfermas.

El más reciente intento fue desarrollado por investigadores del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de Buenos Aires y del Conicet, explicó Valeria Román en Clarín el último 8 de julio. Ellos encontraron un camino para que células tomadas de la piel de cuatro pacientes con diabetes tipo 1, se transformen en células similares a las del páncreas. Publicaron el trabajo en la revista PLOS One, y manifiestan que este mecanismo no modifica genéticamente a las células tomadas del propio paciente, ni  necesita de células madre.    

Fue una investigación de cuatro años en la que participó un grupo liderado por Pablo Argibay (autor del libro de divulgación científica “Cortar y pegar. Transplantes de órganos y reconstrucción del cuerpo humano”), junto con Federico Pereyra-Bonnet, María Laura Gimeno, Nelson Argumedo, Johana Cardozo, Carla Giménez, Sung Ho Hyon, Marta Balzaretti, Monica Loresi, Patricia Fainstein-Day y León Litwak. Tomaron una biopsia de 5 milímetros de la piel de los pacientes que se lavó con antibióticos, y con la ayuda de enzimas se separaron las células fibroblastos. Esas células se colocaron en medios de cultivo y se le agregaron compuestos como el factor liberador de insulina. De esta manera se indujo a los fibroblastos para que se conviertan en células pancreáticas. Hicieron experimentos y demostraron que las células obtenidas a partir de los fibroblastos se parecen mucho a las del páncreas, y en algunos casos producían insulina.

“Este trabajo abre una esperanza para usar las células de la piel como autotransplante. Lo negativo es que aún la eficiencia de producción de insulina es baja”, explicó Argibay. El mecanismo descubierto ya está en trámite para ser patentado y recibió varios premios del concurso Innovar, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. A partir del logro, los investigadores esperan mejorar la eficiencia y la seguridad de la metodología, y trasladarla a la producción de neuronas.

“Durante los últimos 20 años, se intentan crear nuevas células productoras de insulina que reemplacen a las que se pierden con la diabetes tipo 1. El equipo del Hospital Italiano y del Conicet desarrolló una nueva metodología en esa dirección. Pero hay que tener en cuenta que falta mucho para que los autotransplantes sean masivos”, opinó Marcelo Perone, del grupo Diabetes/Inmunología del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires, que depende del Conicet y de la Sociedad Max Planck de Alemania, que no participó en el estudio.

Recientemente en Estados Unidos, los científicos del Centro Médico de la Universidad de Columbia también lograron convertir células del intestino humano en otras células que producen insulina. Explican más información en la sección de novedades de su web, y además el estudio fue publicado en Nature Communications¡Parece que vamos por buen camino!

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Mitos y verdades sobre la diabetes

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Los diabéticos no comen dulces F

Los diabéticos tipo 1 comemos dulces cuando estamos en hipoglucemia (baja azúcar en sangre).  

Las bombas de insulina funcionan siempre automáticamente F

Las bombas se configuran con una dosis basal, pero los bolos o correcciones y las dosis basales temporales las manipula cada paciente según sus necesidades, pudiendo también detener y activar la bomba si hiciera falta.   

La diabetes puede surgir en el embarazo y luego desaparecer V

La diabetes gestacional es la que le sucede a la madre en el embarazo, se controla con la alimentación y generalmente se detiene después del parto.  

Los diabéticos no comen harina F

Los celíacos no toleran la harina, los diabéticos la comen en cantidades moderadas según sus glucemias.  

La diabetes es contagiosa F

La diabetes no se contagia de ninguna manera.    

La diabetes surge por comer mucho dulce F

Los diabéticos tipo 1 no surge por comer dulce ya que no se relaciona con el peso de la persona ni con su alimentación. Es una enfermedad autoinmune que se da por factores ambientales o virus, por herencia o estrés. La diabetes tipo 2, en cambio, surge por una mala calidad de vida, por obesidad en la adultez y deterioro de la salud en general.    

La diabetes puede generar cansancio V

El cuerpo de un diabético vive con desequilibrios que lo pueden cansar ya que una hiperglucemia (azúcar alta en el cuerpo) o hipoglucemia (azúcar baja) puede generar estrés, miedo, agotamiento o sensaciones físicas molestas.  

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La diabetes existe desde siempre V

La diabetes existió con el ser humano, pero sólo la evolución del hombro logró que se detecte esta enfermedad y que se descubran tratamientos.    

La diabetes impide hacer una vida “normal” F

Los diabéticos tienen la posibilidad de cuidarse con un tratamiento acorde a su situación y pueden llevar adelante una vida como todos los demás.  

Todos los diabéticos son gordos F

Los diabéticos tipo 2 pueden ser gordos u obesos, generalmente son mayores de 40 años y su enfermedad se debe a su mala calidad de vida. Pero los diabéticos tipo 1 se cuidan con las comidas, no necesariamente son flacos ni gordos, si bien algunos especialistas indican que la hormona insulina puede engordar. La aparición de la diabetes tipo 1 no tiene que ver con el peso de la persona ni su alimentación, sino que se da por un virus, por un shock emocional o por herencia. Incluso los diabéticos tipo 1 adelgazan mucho antes de descubrir su enfermedad, ya que pierden glucosa por la orina.    

La diabetes puede provocar que las defensas bajen V

Las glucemias altas pueden alterar distintas partes y propiedades del cuerpo, algunos pacientes tienen problemas digestivos, de presión o visión, entre otros. Es una enfermedad autoinmune, es decir que el sistema inmunológico en general es débil.   

La diabetes se cura F 

La diabetes aún no tiene cura, pero puede tratarse cada vez mejor.  

El ejercicio ayuda V 

El ejercicio físico consume glucosa durante la actividad y varias horas después.

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