No Soy Yo, Sos Vos

#DeEmpresasYFamilias

Una película argentina: “no sos vos, soy yo”. Frase que se utiliza en la relación de pareja y explica el motivo por el cual uno toma distancia en la relación, sin herir el amor propio del otro.

Intenta hacer comprender que la decisión de no continuar juntos se debe más a circunstancias propias que a no desear más a la pareja, y así no lastimar la sensibilidad y tener una salida elegante, que nadie cree, pero alienta esperanzas.

En las empresas familiares encuentro que se invierte la frase: no soy yo, sos vos: lo que funciona mal, las decisiones que reportan problemas, los males generales, se explican por lo que el otro hizo mal, y que no siguió consejos propios. Frases como:

“te dije que no le vendas a este cliente, no me diste bolilla”

“otra vez le dejaste pasar el pago?”

“si seguimos con tus ideas, nos fundimos”

“te aviso el contador, hacete cargo”

“te dije que delegues, por eso estas así”

Propongo algunas reflexiones a partir de estos temas y como mejorar en la acción cotidiana.

  • Los reproches y el pasado: el reproche remite al pasado, es una queja por lo que el otro hizo mal. Apunta a quedar anclados en el tiempo, no promueve nuevas alternativas, no propicia aprendizaje. En la vida de relación, reprochar esta asociado a un ataque personal, que despierta resentimiento. En los negocios, se le suma otro aditamento: estanca el negocio. Por lo tanto, al quedar atados al pasado y el reclamo, no hay posibilidad de cambio. A diferencia del reproche, una crítica que ofrece  cursos de acción, es una oportunidad para desarrollarnos de modo positivo. Es pensar cómo hacemos para que algo no vuelva a ocurrir.
  • Criterios de costo beneficio: sin asumir responsabilidades compartidas, perdemos el criterio central de manejar costos y beneficios en las decisiones y medir resultados. Responsabilizar al otro, “sos vos”, no colabora en este sentido, si es un mero reclamo sin perspectiva de futuro. Encerrarse en “como se debió haber hecho”, sin propuestas de futuro, nos deja a merced de la arbitrariedad. El mejor antídoto para ser racional es la dirección participativa por objetivos. En ese camino, vamos a poder evaluar y medir la gestión de cada uno más allá de la subjetividad individual.
  • Manejo de conflictos: cuando tensamos una relación personal, la consecuencia es la ruptura. En los negocios, pierde el patrimonio familiar. Es importante comprender que lo bueno para la empresa, es positivo para la familia. La capacidad para administrar los conflictos es clave para no caer en círculos viciosos donde todo termina en reproches. Liderar las relaciones internas, la comunicación, es el método para evitar situaciones que no tienen retorno. Muchos conflictos escalan porque se pone en juego el amor propio.
  • Padres e hijos: las diferencias generacionales son naturales, y se acentúan con la velocidad de los cambios. El problema es cuando esas diferencias se transforman en irreconciliables, y se utiliza cualquier ámbito y oportunidad para adjudicar al otro los motivos de las fallas. Adjudicar a la otra generación todas las dificultades es casi un deporte. Se aplica la frase del título: “nos soy yo, sos vos”. Para colmo, cuanto más te lo puedo hacer sentir, parece que es mejor. Y el momento de la transición generacional de padres a hijos, y en particular del máximo cargo, es el de mayor tensión en este aspecto. La incorporación de los hijos presupone de ambas partes admitir que se compartirán visiones, y aprovechar lo que cada uno tiene para aportar, así como saber renunciar a la creencia que “lo mío es lo mejor y lo único”.

Para finalizar, es bueno recalcar que la mayoría de las empresas que logran superarse y crecer en el tiempo, son aquellas que integran las siguientes generaciones. Para que la integración sea exitosa en el binomio familia y empresa, se requiere que cada uno asuma sus responsabilidades, sea flexible a las posiciones de los otros, amplíe su visión de las cosas, y no vivir las dificultades empresarias en términos de “no soy yo, sos vos”. No se trata de repartir culpas, si no de aprender del error con miras a un futuro que concrete los sueños de la familia empresaria en el tiempo.