Relatos Salvajes en la Empresa

#DeEmpresasYFamilias

Un familiar socio, ofendido por diferencias en el trato con los hijos, se levanta de la reunión, y no vuelve por dos semanas, para que el socio “aprenda” lo que es la vida diaria del negocio.

Cuatro hermanos inician una conversación acerca de la manera de delegar en los empleados. Una opinión se percibe como crítica, otro lo toma como injuria personal, alguno reprocha “siempre hablas fácil pero no te involucras”. Final: griterío infernal.

Hay que resolver sobre un despido. Uno propone hacerlo ya, otro cuestiona la metodología. El primero pide sistemas de evaluación racionales, el otro reclama acción y menos reflexión. La decisión se olvida en medio del debate acalorado.

Traemos productos terminados o fabricamos? Agregamos una nueva línea para compensar la baja de ventas? Siempre que propones ideas dejas de lado como lo vamos a solventar! Siempre sos tan conservador, así no se puede trabajar y crecer! Fin del diálogo.

Son algunas de las anécdotas, a las cuales se podrían sumar las suyas, que dan cuenta de los momentos en que se pierde el hilo de la conversación, y por motivos desconocidos, a los participantes se les “salta la térmica”, y todo queda en un mar de discusión y reclamos varios, en medio de un clima tenso y agresivo.

Que hay en común en estas y otras historias?

Alguien tiene razón?: la búsqueda de “LA RAZON” esconde una puja de poder. Se pierde de viste la capacidad de armonizar las diferentes perspectivas, que permitirían encontrar mejores soluciones al problema de negocio, que a su vez queda de lado, y se crean nuevos. Como un ovillo de lana que se enreda, y no hay modo de encontrar el inicio y fin. Se arman círculos viciosos con mucha tensión y reacciones acordes a ellas.

La perspectiva de la empresa: en medio de estas pujas, solo queda en pie el parecer de cada uno. Queda en la nebulosa lo que la empresa necesita. Esta perspectiva es vital: la empresa tiene identidad y vida propia, sus propias necesidades para crecer, y las tensiones exacerbadas privan de tomar en cuenta esta perspectiva. Por eso es tan importante recuperarla, y ante las reacciones preguntarse: que necesita la empresa? Si fuera un retrato que nos mira, que diría?

La razón y la emoción: los relatos salvajes presentan el triunfo de las pasiones por sobre el pensamiento. Vale aclarar: sin pasión no hay nada, sin pasión no hay proyecto ni emprendimiento. Pero el dominio de la pasión nos deja perdidos. Por lo tanto, es necesario buscar equilibrios posibles, siempre inestables. Lo que en la vida de la empresa ayuda al equilibrio, es tener un plan, metas, objetivos de trabajo, que permitan medir resultados, y de ese modo comprender si lo que hacemos nos acerca o aleja de los propósitos del negocio.

La jerarquía: una cosa es buscar consensos, relaciones horizontales, cambios en el modo de entender las relaciones de autoridad, y otra distinta es anular mínimas  estructuras jerárquicas, que ayuden a definir situaciones límites. Tiene que haber alguien que tenga la última palabra, que asuma decisiones, que prevenga acontecimientos, para evitar situaciones enojosas de difícil manejo.

Negociar: es la gran virtud para articular visiones. No se trata de ceder, si no de buscar maneras de generar satisfacción en las partes, sin perder de vista los objetivos del negocio. La habilidad para negociar con inteligencia da lugar a que nadie quede herido o preparando un próximo ataque.

Diferencias generacionales: las diferencias entre padres e hijos en la empresa pueden ser fuente de construcción, o motivo de desencuentro irreconciliable. Puede desencadenar lo mejor o lo peor de cada uno. Hay lógicas tensiones de colaboración y competencia, el “como cada uno lo haría”. Pero llevar esto al extremo es sinónimo de perecer en un breve lapso, arrastra a la empresa y la familia a un final poco feliz. Por eso es tan importante encontrar espacios de comunicación, órganos de gobierno apropiado, y un protocolo que prevenga a modo de constitución, para preservar el proyecto y la familia.

Relatos salvajes en la empresa: toda empresa tiene una historia, construye un relato, que se transmite de generación en generación. Parte del mismo es como logra resolver las tensiones que se generan, si logra manejarlas adecuadamente, o se transforman en una especie de “monstruo” que aleja a sus miembros. El secreto está en tener sabiduría para desactivar bombas antes que la mecha avance demasiado. Dicho de otro modo, la sabiduría de impedir que “la sangre llegue al río”.