¿Cuánto contamina tu evento? La huella de carbono

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En la actualidad, una de las premisas más importantes que los OPE debemos tener en cuenta a la hora de planificar un evento es el cuidado del medio ambiente. Esto es, asimismo, un aspecto en el que los clientes ponen cada vez mayor énfasis a la hora de coordinar el plan de acción con nosotros, los profesionales. En este marco, siempre son importantes las estrategias de trabajo en base a las llamadas 3R” (reciclar, reducir y reutilizar), como el empleo de luces de bajo consumo y/o aprovechamiento de la luz natural, el uso reducido de papel y el control en el manejo de canillas y basura.

No obstante, es importante que quien nos contrata pueda tener, una vez finalizado el evento, información fehaciente acerca de cuánto contaminó -o no- su entorno. Para ello, debemos apelar al concepto de huella de carbono, que remite al impacto total que nuestra fiesta, encuentro o congreso tiene sobre el clima en relación a la liberación de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. Es decir, la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que genera el evento.

La huella de carbono debe medirse y controlarse en todas las etapas de la organización del evento (diseño, preparación, montaje, desarrollo, desmontaje). Para ello, tenemos que tener en cuenta tres parámetros de alcance de la emisión de GEI:

1. Emisiones de alcance 1 (o emisiones directas): son las que provienen de fuentes que están bajo el control estricto del evento, como por ejemplo las de los grupos electrógenos que se instalan en los escenarios. En ellas el propio evento puede echar mano para reducir las emisiones.

CO2

2. Emisiones de alcance 2 (o emisiones indirectas de la generación de electricidad): son las que derivan del consumo de energía de la red de abastecimiento. Entre ellas se encuentra las emisiones que resultan del consumo eléctrico para los electrodomésticos que se utilizan en la elaboración del catering, por ejemplo.

3. Emisiones de alcance 3 (u otras emisiones indirectas): se trata de aquellas emisiones que son consecuencia del evento, pero que éste no controla, como las derivadas del combustible que se utiliza en traslado de equipos y/o asistentes o el tratamiento de los residuos nacidos en el evento pero que son desechados  fuera de sus límites físicos.

Teniendo en cuenta estos parámetros es posible comenzar a pensar el evento ya previendo en cada etapa cuánto se va a afectar al medio ambiente y actuando en consecuencia.

Una de las maneras de compensar la huella de carbono de un evento luego de que se haya realizado es a través del apoyo a iniciativas de forestación: propiciar una implantación de árboles tal que neutralice los GEI emitidos en nuestra fiesta, encuentro o congreso. Asimismo, es saludable incitar a los asistentes a compensar su propia huella de carbono (la emisión de CO2 resultante de su traslado hacia allí, los gastos de energía que fueron necesarios para su comodidad, etcétera).

¡A cuidar el planeta se ha dicho!

Hasta la semana próxima,

 

Yanela Biancardi

eventos@yanelabiancardi.com.ar

 

* Gracias www.ephymerasostenibilidad.com por los datos técnicos.