Como cada fin de año, las empresas tienen en sus manos la tarea de organizar tanto el evento anual para empleados y clientes como la decisión de qué va a obsequiarles a ellos y a los potenciales socios o compradores. Los regalos empresariales no son objetos para tomar a la ligera, ya que se convertirán, al menos por el tiempo en que se mantengan con el destinatario, en la cara de la compañía. De allí su importancia.
Se ha comprobado que la mayoría de las decisiones que tomamos en nuestra vida diaria son inconscientes, y responden a una serie de factores externos de los que prácticamente no nos damos cuenta. La neurociencia es la ciencia que estudia y mide los impulsos cerebrales y las respuestas neurofísicas del ser humano al ser expuesto a diferentes estímulos, productos, publicidades, sitios web o, simplemente, colores y formas. Hace varios años, las grandes marcas y empresas han puesto a trabajar a neurocientíficos con sus especialistas en marketing, con el fin de que generar todo un plan de comunicación efectivo: ya no alcanza con crecer y vender mucho, es necesario transmitir seguridad, confianza y experiencia tanto para fidelizar clientes como para captar nuevos.
Frente a esta situación, los regalos empresariales se ubican en el centro de la estrategia. Vincularán a su poseedor con la marca -verán día a día nuestro logo en tasas, pen drives, gorras y mouse pads-. Y queremos que esta relación sea positiva. Por eso, y en plena época de planificación de qué objetos corporativos vamos a entregar este fin de año, les acerco algunos tips a tener en cuenta: