Juntarse con los compañeros de trabajo a tomar unas copas y distenderse luego de concluida la jornada laboral no es una actividad del siglo XXI: muchas décadas atrás los oficinistas se reunían en bares a tomar un café, una caña o el vermú como forma de descansar de lo agotador del día.
Lo que sucede hoy es que las empresas y marcas han tomado para sí este momento: bajo el término de after office, los encuentros son organizados, pautados y con fines específicos más allá del disfrute de los empleados.
La intención de un after office es crear un ambiente distinto, relajado, informal y moderno. En general, los asistentes rondan los 25 a 35 años.
En los últimos años, se convirtió en tendencia que las firmas organicen este tipo de evento para festejar el cumpleaños de algún superior (o, cada dos o tres meses, los de los miembros del staff que cumplieron en esa época), como reunión de fin de año, por el Día de la Secretaria o del trabajador del rubro, o incluso para presentar nuevos productos, algo común en compañías productoras de bebidas, revistas o marcas de indumentaria o calzado. En este último caso, se puede incluir un pequeños desfile.
Para organizar un after office, hay que tener en cuenta ciertas cuestiones:
Foto: The Sensi Bar