Por: Cecilia Díaz
Sur. El escarabajo de oro. Pelo. Contorno. Cerdos & Peces. Humor. Las revistas culturales hicieron historia y acunaron a quienes luego serían personalidades de la literatura, el arte y el pensamiento.
Hoy, según un registro del Gobierno nacional, circulan –al menos- unas 259 revistas culturales que tratan temas vinculados a la música, filosofía, literatura, el teatro, cine, diseño y los medios. Cada una tiene, como es lógico, algo que las hace particulares pero lo que las une es el reclamo de una ley que las proteja.
Por ello, la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA) impulsó el Proyecto de Ley de Fomento para la Producción Autogestiva de Comunicación Social por Medios Gráficos y de Internet.
El proyecto declara “patrimonio cultural argentino” al sector de revistas culturales y tiene como objeto a las “empresas sociales” de comunicación de “producción independiente y autogestiva”, excluyendo a las vinculadas a grupos económicos nacionales o extranjeros. Así, se busca fortalecer a este sector “fomentándolo, protegiéndolo e impulsándolo”.
Desde AReCIA, enfatizan que “la finalidad del proyecto se centra en el desarrollo integrado, equitativo y eficiente de la estructura productiva. Ese desarrollo debe sostenerse en cuatro patas fundamentales: un tratamiento impositivo más justo para con el sector, un sustento económico de parte del Estado destinado a redistribuir los recursos destinados a los medios de comunicación, el acceso prioritario a licitaciones y concursos, y el acercamiento de los mecanismos de difusión y circulación estatales a través de sus instituciones (bibliotecas, correo, etc.)”.
Es decir, se busca mantener la pluralidad de voces y que la pauta oficial no condicione a las diferentes líneas editoriales que hasta hoy se mantienen. Además, plantea la necesidad de beneficios impositivos por tratarse de una “empresa social” y lograr, así, un mejor financiamiento.
Los números globales del Producto Interno Bruto (PIB) parecieran generar un buen panorama porque la Cultura aporta un 3,8 puntos -cuando la construcción, industria más poderosa, lo hace con 8 puntos; y la minería genera a penas 2 puntos.
Dentro de ese gran paquete que es “Cultura” están incluidas las producciones musicales, teatrales, audiovisuales, editoriales y periodísticas. Según el SInCA (Sistema de Información Cultural de la Argentina), que depende del Gobierno nacional y es conocido como el “Indec cultural”, si bien la era digital irrumpió -e influyó- en todos los gestores culturales, las reacciones de los consumidores no fue la misma: el mp3 descargado de internet provocó una caída en las ventas de discos, pero el ebook no logró derrotar a los libros papel y las ventas subieron, mientras que en todo el país crecieron la cantidad de radios y diarios locales (aunque en su mayoría online).
Las revistas culturales, papel y online, crecen día tras día y, según se estima, llegan a manos de 1.400.000 lectores. Esto es significativo y obliga a plantearse cómo avanzar.
Los periodistas, como bien dejaron en claro, están dispuestos a luchar por la supervivencia de las letras y la regularización de los trabajadores que las escriben todos los meses. A partir de ello nace este proyecto “protector” de las revistas culturales que será tratado en el Congreso.
El apoyo de los legisladores
“Más allá de su importancia cultural, el sector ocupa a una gran cantidad de periodistas y comunicadores que han elegido caminos alternativos a los grandes medios comerciales. La ley podría ayudar a la consolidación de los medios culturales ya existentes y facilitar el nacimiento de otros nuevos”, reconoció el diputado nacional por el Frente para la Victoria Jorge Rivas.
En esa línea explicó que “en la medida en que se mantenga la situación actual, las posibilidades de trabajo en los medios para nuevos periodistas jóvenes está muy restringida. Su futuro está más ligado a la diversificación y a la posibilidad de crear sus propios medios. Esta ley debería contribuir a ampliar esas posibilidades”.
Ribas conoce bien el texto. Fue el encargado de presentar el proyecto ante la Cámara de Diputados y consideró que, de alguna forma, complementa a la nueva Ley de Medios, dedicada exclusivamente a la radio y televisión.
Por su parte, la diputada nacional –también por el FpV- María del Carmen Bianchi, aseguró que respaldó el ingreso del proyecto al Congreso porque “en los últimos años hemos asistido a la creación y difusión de una gran cantidad de medios gráficos que consiguieron organizarse de acuerdo a un modelo cooperativo”.
La opinión de la legisladora es importante porque antes de asumir su banca trabajó en la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip) y recorrió las provincias para conocer tanto a los espacios como a los lectores.
Ahora bien, desde la Comisión de Cultura en la Cámara Baja, Bianchi consideró que el surgimiento de nuevas publicaciones se debe a “la necesidad de aportar una voz independiente a los timbres monocordes del mercado” y que “a través de una normativa como ésta garantizarán que jamás sean silenciados”.
La presentación oficial en Diputados se realizó los primeros días de mayo y contó con las firmas tanto de Rivas y Bianchi, como de Agustín Rossi, Héctor Recalde, Mara Brawer, Adriana Puiggrós, Liliana Ríos, Remo Carlotto, Juan Carlos Junio, Carlos Heller, Silvina García Larraburu, Edgardo Depetri y Omar Plaini. Mientras que la iniciativa cuenta, también, con el respaldo de las carreras de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI) y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Pasó más de un mes de aquella presentación y las revistas aguardan.