La insólita anécdota de un científico transformado en un fanático del fútbol

#FamososEnElMundial

Facundo Manes es el “conocimiento en primera persona”. Neurólogo y neurocientífico, es uno de los profesionales de mayor reconocimiento y prestigio de la Argentina. Fue quien dirigió el equipo médico que diagnosticó y trató el hematoma subdural de la presidente Cristina Kirchner, como director de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Presidente de la Fundación Ineco, hincha de River y apasionado de la Copa del Mundo, en una entrevista con Infobae, expresa toda su pasión por el conocimiento y el fútbol y la felicidad que siente por compartir el primer mundial con su hijo de 6 años.
Entre sus mejores anécdotas, recuerda una insólita: cómo un científico prestigioso de las neurociencias terminó transformado en un fanático del fútbol. También se refirió a la aptitud psicológica del número uno y a  la importancia de trabajar en grupo.

Afirma que para la sociedad, la Copa del Mundo es sólo una distracción, que si perdemos será un búmeran y que el verdadero mundial del país es tratar de convertirnos en una nación desarrollada, con educación para todos y con hambre cero.

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-¿Cómo se prepara para el Mundial?
Con mucha expectativa, el Mundial en todos, en la mayoría, genera emociones. Yo me acuerdo de cuando vivía en Salto, el gol de Maradona en el 86 a los ingleses en el bar del pueblo, en el bar La terminal. ¡Me acuerdo de hasta dónde estaba sentado! Así que ese es un ejemplo de cómo sólo recordamos lo que nos emociona. Todos seguramente recordamos dónde estábamos cuando Maradona hizo ese maravilloso gol.

-¿Dónde, cómo y con quién ve los partidos?
Este Mundial para mí tiene una particularidad especial, porque mi hijo tiene 6 años, en el anterior tenía 2. Ahora ya le compré la camiseta de Argentina, está todo el día vestido de Messi. Para mí es muy especial ver el primer mundial con mi hijo de 6 años, que va a disfrutarlo, que ya es consciente de quién es Messi, que somos Argentina.

-¿El mejor recuerdo de los mundiales?
El mejor recuerdo es una anécdota simpática, por lo menos para mí. Yo estaba estudiando Medicina, en el Mundial de Italia 90, y estaba muy concentrado en mi carrera, porque además hacía investigaciones y ya me apasionaba el cerebro. Vivía en un departamento de estudiantes del interior en Santa Fe y Salguero. En el laboratorio, había gente rara, en el sentido de que estaba desconectada del mundo. Y había una persona joven amiga mía, un poco discípulo mío, yo ya estaba avanzado en la carrera, también apasionado por el cerebro. Y estábamos en mi casa, todos mis amigos viendo un partido que se definió por penales. Y había un silencio en la calle tremendo, no pasaba ni una mosca por Santa Fe… De repente tocan el portero eléctrico, tocan el timbre de mi departamento y digo “¿Quién será?”. Era este chico fanático de las neurociencias, que venía a estudiar conmigo. Justo entró y Argentina erró un penal y todos mis amigos lo acusaron de mufa. Entonces lo encerramos en el dormitorio. Y yo, por ser solidario con él, me fui al dormitorio con él y al final no vi los penales. Pero después ganó Argentina y salió todo el mundo a festejar. Y este chico, que realmente no sabía quién jugaba, se transformó tanto que cuando llegamos a Santa Fe y Callao, ya era un barrabrava. Así que eso ya fue una transformación que siempre recuerdo como simpática, de un científico transformado en un barrabrava.

-¿Qué es lo que más disfruta y menos del Mundial?
Lo que más disfruto del Mundial es cierto nacionalismo que aparece. Obviamente que esto es muy criticado por algunos, porque dicen que tenemos que ser nacionalistas por varias cosas. Yo coincido en que hay que ser nacionalista para que no haya hambre en la Argentina, para que todo el mundo se eduque, para que seamos desarrollados… pero no está mal también sentirnos parte de un pueblo, con los colores, y disfrutar por un equipo de deportistas que nos representa. Y lo que menos me gusta está, en parte, relacionado con esto: que algunas personas solamente piensan en el país y que somos argentinos en este evento. Yo creo que todos los días tenemos que jugar un mundial los argentinos, el mundial del hambre cero, de la educación para todos, de la inclusión social y del desarrollo.

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-¿Quién es el mejor jugador de la Argentina?
Messi, sin duda Messi representa lo que podría denominarse como el mejor jugador del mundo. Además, me gusta su personalidad, me gusta que es una persona austera, que es una persona seria, me gusta su grado de profesionalismo, me gusta que quiera a su país aunque pasó gran parte de su vida afuera de Argentina. Para mí, Messi representa, además, el plus que tiene que tener alguien número uno, que es tener la aptitud psicológica para llegar a ser el número uno. Mucha gente está entrenada para grandes desafíos deportivos, pero en un artículo escribí que la diferencia en los Juegos Olímpicos entre ganar el oro y el bronce no está tanto en la aptitud motora o en la coordinación motora, sino en la capacidad psicológica. Y yo creo que Messi representa un ejemplo de lo que puede hacerse con la convicción, la determinación y la psicología de un líder.

-¿La concentración, lo positivo y negativo?
Lo importante acá es la motivación, es concentrarse en un objetivo y trabajar en equipo. Yo creo que eso es clave. Debe ser por eso que se le da tanta importancia a la concentración. Yo no soy un experto en temas de concentraciones de futbolistas, pero creo que es clave la motivación, el estar enfocado en un objetivo y el trabajo en equipo. Y eso se genera, obviamente. Las tres cosas se pueden generar en una buena concentración.

Hoy, en el conocimiento, que es de lo que puedo hablar con mayor propiedad porque hay datos científicos, el trabajo de equipo es fundamental. Hoy el conocimiento se genera en equipo. Yo creo que justamente en un equipo de fútbol, el talento y la combinación del equipo son claves más que alguna individualidad, incluso. Entonces la concentración quizás favorezca que despierte más motivación, más foco y más trabajo en equipo, camadería en el plantel.

-¿Las cábalas?
Las cábalas son más populares y no tienen un sustento científico. Si le hace bien a las personas, está muy bien que lo hagan.

-Mensaje para la Selección:
Les diría que disfruten, que representan a un país, a su familia, a su gente, a su infancia. El país es mucho más que un pedazo de tierra, de gente viviendo adentro, e incluso es mucho más que un equipo de fútbol. En este momento, ellos representan a la Argentina. Les diría que disfruten ese privilegio que tienen. Cualquiera de nosotros moriría por vestir la celeste y blanca y representarla como lo están haciendo ellos. Creo que hay que disfrutar el momento y creo que eso incluso va ayudar a que rindan mejor.

-¿En épocas de Mundial, lo único que importa es el Mundial?
No, nunca lo que importa es un mundial. Un mundial es una distracción, es algo que nos viene bien. La gente tiene que distraerse, tiene que disfrutar. En el país tenemos un mundial cada día, que es tratar de convertirnos en una nación desarrollada, inclusiva, con educación para todos y con hambre cero. Ese es el verdadero mundial que tenemos como país.

-¿La política utiliza el Mundial para que ciertas cosas pasen inadvertidas?
Claramente el Mundial genera un foco de atención diferente a los problemas habituales. Sin dudas a la gente que hace política o análisis político, lo tiene que tener al Mundial como un evento que ellos saben que causa distracción. Seguramente la causa. El tema es cuando perdemos. Es un búmeran, porque muchas veces nos distraemos cuando vamos ganando, pero el día que Argentina pierde, ojalá no sea este el caso, vuelven todos los problemas juntos. Suele ser una distracción por algunos días, pero no mucho más que eso.

Fotos: Nicolás Stulberg