Cuando la lluvia comience a caer

#Friends

Friends no sólo fue una sitcom exitosa. Friends pateó el tablero del formato de serie televisiva transformándose en un fenómeno atemporal gracias a la facilidad con la que el televidente se identificaba con las situaciones que experimentaban sus seis protagonistas. Propongo este espacio para  recordar esos episodios que nos fascinaron, que nos hicieron reír a carcajadas, y para hacer de la universalidad de su esencia un disparador de nuestras propias anécdotas. ¡Bienvenidos!

1994. Cinco jóvenes pasan el tiempo en un café neoyorquino. Chandler relata el sueño, digno de diván, que tuvo la noche anterior. Mónica cuenta la cita que tendrá más tarde con un compañero de trabajo. Ross deprimido por la separación reciente de su esposa –que resultó ser lesbiana- llega buscando consuelo. Joey y Phoebe allí también, todos juntos riendo de los pesares de cada uno. Rachel, desesperada y vestida de novia ingresa al lugar en busca de Mónica, su vieja amiga del secundario, tras haber dejado a su futuro marido en el altar, despidiéndose así de una vida acomodada para siempre.
Así comienza el capitulo piloto de esta serie que retrata a la perfección la amistad y las relaciones entre los veintipico y los treinta y pico. Años donde la vida funciona a prueba y error. Parados sobre arenas movedizas, los amigos se convierten en la familia que está lejos, en el consuelo del amor que no llega o se fue, y en el sostén cuando el éxito profesional parece un camino cuesta arriba.
Cuando vemos Friends, nos vemos a nosotros mismos pasando tiempo con nuestros amigos. Nos identificamos en la mirada cómplice, en el chiste inminente luego de cada error cometido. En la risa a carcajadas, en el abrazo que reconforta, en la verdad incómoda dicha desde el amor y en la certeza de saber que sin importar cuán alto suene el murmullo de miles de personas, la palabra exacta nos la dirá un verdadero amigo.
Porque para combatir la angustia del futuro incierto, y atravesar el camino turbulento y la sensación de estar perdidos, ellos son la única respuesta. Aunque no nos garanticen el éxito ni eviten el dolor, los amigos nos recuerdan que no estaremos solos cuando la lluvia comience a caer.