Por: Jorgelina Rodríguez
Ante situaciones poco felices o difíciles de afrontar, solemos activar, inconscientemente, mecanismos de defensa para sobrellevarlos. El sarcasmo puede ser de lo más eficaz y Chandler Bing algo de esto sabe.
Único hijo de una familia desmembrada. Sus padres le anunciaron su divorcio, cuando era un niño, durante el día de Acción de Gracias. Su relación con su madre no fue fácil: una mujer sensual y provocativa, que se hizo famosa por sus novelas pseudo-eróticas. Su padre decidió convertirse en transexual y se fue, junto con el señor Girabaldi, a Las Vegas para dirigir un espectáculo llamado “Viva las Gaygas”. Quizás esto tuvo algo que ver con sus fracasos en la conquista del sexo femenino, como cuando le decían que su personalidad transmitía algo afeminado. Quizás, haber tenido pocas relaciones se debió a que siempre fue muy meticuloso con las mujeres, y les encontraba defectos a todas. Pero su manifestado temor a morir solo (como el vecino del departamento de arriba) lo hizo caer y reincidir en su noviazgo con –OH MY GOD- Janice y su voz insoportablemente aguda.
Chandler, definitivamente, no sabe bailar
Sus amigos lo desafiaron a no hacer chistes ni comentarios irónicos durante una semana completa, y claro, no pudo cumplirlo, porque Chandler necesita todo el tiempo criticar con sumo ingenio y gracia, absolutamente todo. Porque lo cierto es que él es la fiel muestra de que el sarcasmo además de necesitar inteligencia para manifestarse, esconde inseguridad. Y es desde esa vulnerabilidad que perdonamos sus burlas e incluso nos enamoramos de él, como Mónica, quien ve de repente en su mejor amigo a su gran amor.
Su miedo a morir sólo
Algo de lo mejor de Chandler y Joey
Sus problemas para dejar el cigarrillo
Psst: Le extirparon quirúrgicamente su tercer pezón. Pensó por unos momentos que había perdido “su magía”.