La transición de la Troya incendiada a la fundación de Roma: ¿Eneas o Rómulo y Remo?

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Mientras tu vivas jamás declarare vencida a Troya“. (La Eneida, Libro 8)

Discusión acerca de la fundación de Roma: ¿los romanos son los troyanos?

Creer que troyanos y romanos coinciden solamente en una cacofonía axiomática sería incurrir en un desliz imperdonable, ya que el nacimiento de la actual capital italiana tiene mucho que ver con la herencia de la mítica ciudad de Ilión, al menos para aquellos que somos adeptos a los mitos y leyendas.

Así como Roma -en su apogeo- fue considerada la ciudad más avanzada de la época, dicha cualidad también le fue atribuida a Troya por los grandes historiadores y poetas. No obstante, esta similitud podría ser considerada, con toda razón, como casual. Ahora bien, si nos adentrásemos en la Edad Media, podríamos observar que muchas sociedades, para potenciar su estirpe, buscaron puntos de conexión con los troyanos, puesto que éstos fueron honrados durante este período histórico con los honores que no tuvieron en la Antigüedad. En efecto, esta carencia se dio por el simple hecho de que gran parte de la era Antigua estuvo dominada, cultural y filosóficamente, por los griegos, quienes resaltaron como “hazaña histórica” la conquista e incendio de la ciudadela con el artificio del Caballo de Troya. Es decir que a la célebre frase de Michael Foucault, “Discurso es poder”, podría agregársele un complemento que articule la fórmula inversa: “Poder también es discurso”. El discurso, según el filósofo francés, adquiere un poder que en realidad pertenece a la institución que lo ejecuta. Es por eso que se entiende que el mito del Caballo de Troya como epopeya haya adquirido poder gracias al dominio cultural de los griegos en su época. Por el contrario, Odiseo, sus artilugios y los griegos en general se ganaron en la Edad Media el infeliz mote de embusteros cuando el mundo ideológico estuvo dominado por los romanos y, sobre todo, el Cristianismo.

Eneas, escapa de Troya junto a Anquises, Ascanio y Creusa, aunque su esposa se perderá en el camino.

Eneas, escapa de Troya junto a Anquises, Ascanio y Creusa, aunque su esposa se perderá en el camino.

Pero lo concreto es que dentro de las civilizaciones que buscaron vincularse con la alcurnia troyana, la sociedad romana fue precursora gracias a la “La Eneida” de Virgilio, que describe la travesía y las epopeyas del héroe Eneas luego de escapar de la Troya incendiada, para sentar luego las bases de la fundación de Roma. Según el mito, la “semilla de los romanos” (como refiere Dante a Eneas en la Divina Comedia), tenía la misión divina de fundar una “nueva Troya” y junto con su padre Anquises y su hijo Ascanio se evaden del caos con la “espada de Ilión”, símbolo de la mítica ciudad.

Aparición de Eneas en la película “Troya”

La influencia posterior del poema fue tal que, luego de varios años, los ciudadanos italianos creían fervientemente que eran descendientes de los troyanos. En efecto, en la célebre familia romana Gens Julia (Julio César, Augusto, Calígula y Nerón, entre otros) se autodefinían como descendientes de Ascanio, el hijo nacido en Troya de Eneas. Por otra parte, y más tarde en la historia, el autor Dante Alighieri enlaza sin ningún tipo de rodeos a los romanos con los troyanos en la mejor obra de la literatura italiana y mundial, La Divina Comedia:

“Si se juntasen todos los hombres caídos en la castigada tierra de la Apulia a causa de los troyanos…” (La Divina Comedia, canto XXVIII)

Dante se refiere en esta frase a la matanza que los romanos perpetraron contra los samnitas en los siglos IV y III a. C, luego de lo cual conquistaron su reino de Apulia. De todas formas, lo que se intenta probar es la concepción que los propios italianos, como Dante, tenían de sí mismos al designar como “troyanos” a los romanos, gracias a la influencia de La Eneida.

Ahora bien, ¿de dónde nace esta idea de Virgilio de dar a los romanos una alcurnia tan fabulosa como la troyana? Veamos el contexto histórico:

En el año 44 a.C., luego de la Guerra Civil italiana que enfrentó a los ex amigos Julio César y Pompeyo, el primero es asesinado en el mismísimo recinto del Senado por, entre otros, Bruto y Casio (vale recordar que por este crimen, Dante los ubica en el último círculo del Infierno, junto a Judas y Satanás). El magnicidio trae aparejado una lucha de poder más cruda aun de la que Roma había padecido anteriormente. La facción que respondía a Pompeyo (Cicerón, Bruto y Casio, entre otros) negocia con Marco Antonio una tregua y una frágil división de poderes, pero al consumarse, el flamante cónsul Marco Antonio decide acusar a los asesinos de Julio César como traidores a la patria, por lo cual son desterrados. Paralelamente, el “niño prodigio” Octaviano, sobrino nieto de Julio César, se mete de lleno en la política con el propio respaldo del extinto “dictador vitalicio”, quien lo había adoptado como un hijo propio y dejado en su testamento la herencia de sus riquezas, sumado a un implícito legado en sus funciones. A pesar de las diferencias insalvables con Marco Antonio, Octaviano (ahora devenido en Cayo Julio “César” Octaviano) entabla una alianza con él, y juntos derrotan a las tropas de Bruto y Casio. Sin embargo, los accidentales aliados luego se enfrentan entre ellos, quedando Octavio César como ganador. A partir de dicha victoria, Octavio César es renombrado una vez más como “Augusto” y será el emperador que más tiempo ocupe el trono romano.

Virgilio canta a Augusto y a Octavia su "Eneida"

Virgilio canta a Augusto y a Octavia su “Eneida”

Una de las primeras decisiones de Augusto es devolver la paz a Roma y, sobre todo, la grandeza perdida, por lo que encarga al célebre poeta del momento, Virgilio Publio Marón, un poema en el que se otorgue a Roma un origen “legendario y mítico”. Es a partir de esto que el rapsoda lombardo escribe su “Eneida”, en la cual el héroe troyano Eneas consigue abandonar la destruida Troya y se encamina hacia la “tierra prometida” que Zeus le tiene preparada. Antes de llegar a destino, y al igual que Odiseo en su regreso a su hogar, Eneas deambulará por mares en busca de su nueva patria y luego de su periplo marítimo, entablará varias batallas para conquistar esas tierras. Con esto podemos apreciar que Virgilio basa la primera parte de su “Eneida” en la “Odisea” y la segunda, en la “Ilíada”, ambas obras de Homero.

Por otra parte, así como Poseidón hostiga a Odiseo para impedirle que regrese a su hogar, Hera (Juno para los romanos), esposa de Zeus, arremete contra Eneas para evitar que alcance su objetivo. El porqué de este acecho se remonta al Juicio de Paris, donde el príncipe troyano elige a Afrodita como la más bella, lo que causó el encono desmedido de Hera contra la estirpe troyana. Así, a sabiendas de que el destino de Eneas es sentar las bases para el renacimiento de Troya, intenta por todos los medios desviarlo de su sino.

El Juicio de Paris. Aquí, el joven troyano eligió a Afrodita por sobre Hera, que aborrecerá por siempre a los troyanos.

El Juicio de Paris. Aquí, el joven troyano eligió a Afrodita por sobre Hera, que aborrecerá por siempre a los troyanos.

Vale aclarar que las tierras denominadas antiguamente como Italia, no necesariamente refieren a las que actualmente domina el país como Estado, sino a aquellos dominios que habitaban distintas tribus aborígenes como, principalmente, los latinos. Y lo significativo es que, según el mito, la estirpe romana estará compuesta por la fusión de los latinos que estaban ya en esas tierras y los troyanos del ejército de Eneas, como lo infiere el propio Virgilio en su poema.

“…mucho padeció en cruda guerra antes que estableciese en el Lacio sus dioses y echase los cimientos de la ciudad de donde traen su remoto origen la raza latina.” (La Eneida, Libro 1)

Previamente, cuando Eneas llega a Cártago, Afrodita le pide a su hijo Eros que le aseste una flecha del amor a Dido, reina de la ciudad, para que ésta se encariñe con Eneas y lo trate acorde a las costumbres de la hospitalidad. Pero este propósito tiene consecuencias adversas, ya que la reina se enamora perdidamente de Eneas, quien, al tener que abandonarla para seguir su destino, se gana el odio de Dido, que lo maldice y luego se suicida.

“¡Y moriré sin venganza! (…) Que el cruel troyano vea las llamas desde alta mar y lo acompañe el siniestro presagio de mi muerte”. (La Eneida, Libro IV)

Eneas cuenta la historia del Caballo de Troya a Dido, que se enamorará y suicidará por el héroe.

Eneas cuenta la historia del Caballo de Troya a Dido, que se enamorará y suicidará por el héroe.

Esta leyenda intenta explicar la histórica rivalidad entre Roma y Cártago en tiempos del Imperio. Pero lo concreto es que luego de fundar varias ciudades, Eneas prosigue su viaje hacia la tierra prometida, a la que finalmente llega para emprender las últimas cruzadas y prontamente erigirse de forma definitiva como “simiente” de Roma.

En ese afán, finalmente Eneas llega al Lacio, la tierra en la que reinaba el rey (epónimo) Latino. Un oráculo había vaticinado al rey que debía casar a su hija Lavinia con un héroe que llegaría del extranjero, por lo que la visita de Eneas a sus tierras da cuenta a Latino de la veracidad del presagio. Sin embargo, Lavinia ya estaba comprometida con Turno, el rey de los rútulos, con lo que la ruptura del pacto provoca la guerra del rey rútulo contra Eneas. Dentro del reino de Lacio, Latino se volcaba por la alianza con Eneas y sus troyanos para respetar el augurio del Oráculo, pero su esposa Amata prefería ceder la mano de su hija a Turno.

Lo cierto es que las ofensivas entre troyanos y rútulos son diversas y violentas, hasta que llega la batalla final que opondrá a Eneas contra Turno. La diosa Hera, que aborrecía de los troyanos desde la guerra contra los griegos, había intercedido en los diferentes combates para salvar a Turno de la muerte, pero Zeus la descubre y se lo impide. La diosa le dice a su esposo que aceptará la victoria de los troyanos siempre y cuando el nombre de éstos desaparezca para siempre, con lo que el supremo dios, para complacer a su esposa, acepta. Entre tanto, Eneas y Turno quedan frente a frente dentro del campo de batalla. Luego de una vehemente acometida, Eneas mata a Turno, dando el puntapié inicial para la fundación de Roma, la nueva Troya. Eneas logra así satisfacer a los dioses y encontrar una nueva tierra para los troyanos pero, tras la promesa de Zeus a su esposa, el nombre patrio quedará sólo en la memoria. Entre el incendio de Troya hasta la fundación de Roma pasarán 400 largos años.

Eneas mata a Turno y despejará su camino para  cimentar la futura Roma

Eneas mata a Turno y despejará su camino para cimentar la futura Roma

A la muerte de Eneas, su hijo Ascanio hereda el destino de su padre y continúa con su misión. En su afán, funda sobre el monte Albano la ciudad de Alba Longa y da origen al linaje de los Julos, que con el tiempo proporcionarán a Italia a dos gloriosos hermanos gemelos, unos tales Rómulo y Remo que cambiarán para siempre la historia…

Documental sobre Eneas