¡Quiero ser amada!

#HerramientasPsicologicas

-    Sabes qué, Gervasio, me tenés harta. La verdad es esa: hace tres meses que me venís diciendo esto de que “el amor no es eso ideal que yo anhelo”, ¿no tenés otra cosita para decirme? Sos monotemático, viste; yo tengo derecho a seguir buscando a mi príncipe azul, siempre me pinchás el globo, sos un mala onda infernal, ¿qué teoría aplicas vos?, ¿dónde estudiaste? Si, lo sé: los modelos que yo tuve en el territorio del amor fueron catastróficos, bla, bla, bla… lo veo claramente a eso ¡Y ahí te doy mérito, eh! Yo no lo veía con claridad. Pero repetirme cada sesión eso del amor…es mucho, viste.  También acepto, y te juro que te he odiado profundamente por eso, que soy una máquina de elegir mal. Y es cómo decís: mis malas elecciones están muy relacionadas por lo que trabajamos acá. Pero me sigue pasando lo mismo,  pero porqué son  todos nabos, nadie quiere compromiso. dreloj

-   ¿Puedo meter algunas palabras? ¿Me dejás? Lo primero que te digo es que vos a mí también me tenés harto, y bueno, será un tratamiento entre dos personas que no se soportan, que va a ser. Pero si te mejorás, sirve igual…poco importa eso, es más: voy a tratar de curarte lo más rápido posible para no verte más la cara.

-    Ja, ja, sos de terror ¿tan pesada soy? Ja, ja, por lo menos me  hiciste reír un poco.

-    Continúo. ¿podés dejar de hacer sociología de los varones? Entre todos esos “nabos” hay un solo factor común: vos. Con lo cual, muy probablemente, el problema seas más vos que ellos.

-   ja, ja  Si re perdoname, vine  frustrada hoy, me la agarro con vos: es que ese chico con el que salí el lunes, viste, Martín…ni me llamó: lo esperé en casa, cociné…me puse re linda…el pibe me dijo que la pasó re bien… se quedó a dormir y todo, pero estamos a jueves y…ni un mensaje…y eso me angustia mucho. Porque siento que estoy haciendo mucho para revertir el estado de soledad que siento en mi alma; sé que he sido una gran histérica: que a muchos buenos tipos que pasaron por mi vida los he sepultado vivos, como vos me decís siempre tan simpático con tus metáforas, pero bueno, eso ya es pasado. Ahora quiero amar, ser amada, tener un “baby”, eso. No quiero terminar en un banco de esperma como una loser total.

-    No veo que una mujer que recurra a un banco sea una perdedora, hay muchas mujeres que encuentran ese camino, puede ser válido, primero buscan realizarse en la maternidad, mientras van en busca de pareja…que se yo, la sociedad está cambiando, no te digo que lo hagas, sólo te digo que no tengas prejuicios con nada.

-   Sí, me estás diciendo que vaya al banco, sos de terror.

-   Noooo, nena, no te estoy diciendo eso.

-   Bueno, la vez pasada me decías que con los hombres “pongo en acto”  esta desesperación de ser amada, y eso “se capta” y los tipos rajan. Me            mataste con eso. Resulta que ahora estos nabos intuyen no se qué cosa de algo que  ni yo se qué carajo es ¿nabos con sexto sentido? cualquiera,     Te juro, me estoy volviendo loca con los disparates que me decís.

A la otra sesión.

-   Helouuuuu. Me llamó Martincito nene, el padre tuvo un ACV.

-   Bueno, a la gente le pasan cosas, no todo lo que pasa en el mundo tiene que ver con vos, al parecer.

-    Bue, ya empezaste…Le ofrecí ayudarlo con el padre, farmacia, ayudar a cuidarlo, le pasé el teléfono de un amigo neurólogo. Le dije que cuente conmigo para lo que necesite. Es más, fui al hospital, de sorpresa, le llevé chocolates.

-     Pará, pará, Elvira, ves: ya pusiste quinta de vuelta, es mucho, siempre la desmesura, aflojemos con los bombones. Es mucho, el tipo te llama, en medio de un cuadro familiar complicado, lo taponas de cosas, de ofertas, de servicios y de bombones…

-      Bueno, soy así, que querés que haga, doy todo por los demás…pero ahora que me decís, ¿sí, no?..Uhhh, tenés razón…me pasé de rosca ¿es mucho, no? No vengo más, te juro, ¡ves que estoy cada vez peor!

-   Temo que eso de que vas a dejar de venir no va a ocurrir, pero escuchame: es mucho Elvirita querida, menos es más a veces. Con escucharlo, con ofrecerte para lo que necesite ya sobraba, bien. ¡Le caíste con los bombones loca! Ni lo conoces al tipo.

-      Sí…tenés razón. Y ¿sabes qué? Cuando estaba por entrar en el hospital…sabía que era una locura…lo tenía latente…que quizá…esa acción…lo iba a espantar…pero no pude retroceder… ¿Vos decís que  arruiné? ¿que “ya lo eyecté”?

-      Mmm, no se, no está todo perdido. Pero si seguís subida a la Ferrari, raja seguro. La vez pasada me contabas que tu mamá era así, ¿te acordás? Muy invasiva, que te cayó en tu casa con tres plantas y se instaló once horas… que no paró de hablarte, que quedaste agotada, ¿te acordás?

-    Sí, sí ¿y qué tiene que ver eso con lo de Martin?

-   No, no, nada que ver, sólo decía, viste…

-   Uhhhhh  ”… me tenés agotadaaaaaa ¿Vos decís que yo le hago a los hombres lo que mi mamá me hace a mí? Y que tiene que ver, mi mama es mujer, yo mujer, no entiendo, sos un retorcido vos Gervasio ¿Cómo que me vengo de mi mamá con Martin? No, vos sos un caso de libro, lic.

Tercera sesión.

-   Vengo a despedirme, nada personal, me perecés un buen tipo, te valoro como persona, pero como psicólogo sus un inoperante. Al tipo le encantó el gesto de los bombones, no pegas una.

-  Bueno, que le haya gustado no significa que la acción no haya sido desmedida e impulsiva: a veces,  en esos movimientos, sale una bien y nueve salen mal. El resultado no anula que haya sido todo muy  desmedido. De hecho, desde que venís acá, cuatro chicos que te gustaban, fueron eyectados por tu acelere, por tu prisa, por tus planteos anticipados, sin estar aún el vínculo armado.

-   Sí, tenés razón, ok, ¿estás contento? Bueno, me quedo un tiempo más, entonces. Escuchate esta: me invitó a San Pedro, a una cabaña, tres días. Ja, ja  ¡No te la esperabas eh! Te maté, te rompo todas las teorías, no podes creer: la verdad, vos tendrías que pagarme a mí.

-    Sí, de hecho lo estoy pensando. Pero me das los derechos del libro sobre tu caso y ahí ni te explico cómo me voy a vengar.

-   Ja ja, bueno: ¿qué me recomendás para el viajecito con mi príncipe azul? ¿Te da bronca de diga eso, no?

Un año más tarde.

-  ¿Te lo puedo traer a Martincito?. Ayer le dije que vos decís que es medio inmaduro.

-  Porque no se lo dijiste a título personal, legitimas tu palabra conmigo, sos cobarde, eh. Vos afirmaste que era un inmaduro, que no se comprometía y que lo ibas a echar de tu casa, que venga, pero mirá que te puede salir mal.

-      Bueno, el asunto  es que está enojado con vos, y quiere venir.

Sesión con “Martincito”…

-El es Martín.

- Vos me dijiste que se llamaba Martincito.

-Hola, sí: ella me dice Martincito siempre y, la verdad, le dije mil veces que no me gusta, pero no frena. Ni en eso ni en nada en realidad.

-Bue, yo no frenaré, o vos capaz sos muy lento, nene.

-Vea, licenciado, así es todo el día, bélica, todo el día así, la quiero mucho y, la verdad, mírela, es una mujer hermosa, me gusta mucho y por momentos me hace reír mucho, pero no la soporto más, me presiona todo el día con todo.

- Bué…todo es presión para vos querido, ya estás bastante grandecito para tanta sensibilidad, viste, sos un inmaduro: lo que pasa es que no querés tener hijos conmigo, eso es lo que pasa, y no te animás a decírmelo, a ver, decilo ahora, ¡vamos, animate!

- Así todo el día, licenciado: ahora está con lo del hijo. Me fui a vivir con ella, vivo para ella, y creo que le doy todos los gustos. Pero nada le alcanza, hace trece meses que la conozco, para mí es apresurado tener un hijo ya, aparte ella es muy inestable, la quiero mucho, y es muy buena persona… Pero es un torno odontológico en mis oídos con esto del hijo, me lo dice todas las semanas, a todo volumen, no se puede vivir así.

- Tenés treinta y cinco años, nene, y yo treinta, ¿a qué edad querés tener un hijo? Sí, soy medio intensa, lo sé, pero estoy comprometida con este amor, vos…más o menos.

- A ver, mi amor, ¿cuáles son los elementos de la realidad que tomás para decirme que no estoy comprometido? A los seis meses nos fuimos a vivir, tenemos una economía compartida, hay proyectos de viajes, de un auto en común. Lo que pasa es que vos querés todo ya, y si no es como decís, soy un bobo que no me quiero comprometer. Para mí tiene que tomar una medicación, no es normal, Gervasio.

-Ah, pero sos de terror vos nene, ahora soy una “anormal”… mirá, y vos un cobarde.

- No dije que eras una “anormal” por dios, tergiversas las cosas, dije que no era normal que vivas tan acelerada…

- Es lo mismo, “anormal”…sos de cuarta, nene.

- ¿Ve? Ahora toma eso, y ya está: dos semanas me va a tener con que la traté de anormal y así, una de estas por semana. Discutimos,  toma algo que digo, lo saca de contexto, y me vuelve loco todo el día. ¿Y me quiere tentar a tener un hijo?

Un año  después, mensaje de texto, largo…siempre eran larguísimos…

 

“Hola lic. (Me decía así, “lic.”) Hace dos meses no lo veo, sí, seguro me extraña. Me separé del nabo, pero ahora creo que realmente estoy enamorada. Es medio viejo, tiene cincuenta, pero es un hombre de verdad, ¿me da hora? Se va a sorprender, prepárese…llevo novedades importantes.

Cuatro años después, y luego de un año  y medio de terminado el trabajo terapéutico. Caminando por el shopping Palermo veo que se acerca una mujer con un carrito y un bebe.

 

-¡Lic., lic.! Cómo anda,  mire lo que tengo, ¡lo maté, eh!

- Uh, Elvirita, qué hermosa niña, bueno, lástima la madre que le tocó, pero bue, todo no se puede.

- Ja, ja, siempre tan macanudo usted, ¿cómo anda? Le digo, soy una madre increíble.

- Sí, Elvira, no lo dudo, sos una muy linda persona, regulando “algunas cositas” todo tiene que andar bien.

- Hace rato que no escuchaba esa palabra: “regular”. Sí, me lo decías todo el tiempo. Estoy mejor te digo, y ya casi no tomo medicación, ando menos maníaca, ¿pero, qué me dice de  Sofía? ¿Un amor, no? El padre va y viene, es piloto, no se si eso es bueno o malo, pero eso de que no esté tanto…funciona, cuando lo veo y está con nosotros, todo es tranquilo, es medio turro, viste…para mí que “le da” a alguna azafatita, pero ¿sabés qué? Hago la vista gorda, lo quiero igual, y aparte me trae cosméticos sin parar, y  mirá la niña que me dio ja, ja. Te digo, lo elegí justo, lo vi alto, con esos ojos, esa nariz… y me dije, me puede dar algo bueno, estoy chocha. Aparte es buen tipo, me tiene paciencia, no me toma muy en serio, un poco como hacía usted, pero bueno, usted era mi psicólogo.   Ya que estamos, si quiere, lo voy a ver, así pulimos algunas cosas, mi vieja está con cáncer, y eso me tiene un poco triste, pero ando bien, para lo que soy de loca, ando bien. ¿Te morís de ganas de tenerme como paciente de vuelta, no?

- Hace diez minutos que estoy rezando internamente para que no me pidas un turno!

-Ja, ja, bueno, lo llamo. ¿Qué me dice de la nena?

-Hermosa, y simpática, le felicito: mirá que linda que la vestís.

-Sí, a mis amigas les digo que “la decoro” ja, ja.

Una terapia es el arte de lo posible, es ayudar a que la persona encuentre un rumbo, podemos debatir cuál es la función de un proceso terapéutico por años, si quieren; pero, a mi criterio, lo que se tiene que generar siempre, es que el consultante encuentre un rumbo y  que deje  de andar a la deriva, con eso, sobra.

Este escrito es una mezcla de realidad y ficción tomada de una vieja paciente mía, una tipa bastante genial por cierto, muy divertida: el asunto es que en su condición de peleadora serial, y con su híper demanda, me enseñó mucho. Fue una paciente de mis primeros años de trabajo. No está de más aclarar que absolutamente todos los datos han sido cambiados a los fines de que no haya manera de que se devele la identidad. Y tiene cosas que son ficción, pues es mi tendencia, a ficcionar un poco todo por mi vocación de escritor, pero realmente, el trato, lo esencial de lo que fue  el tratamiento, es tal cual ustedes lo leen.  ¿Qué vida pudo armar Elvira? ¿Buena, mala? ¿Cuáles son los parámetros de salud mental…de logros esperables…de formatos de pareja…de familia, de lo que se puede y de lo que no? Poco importa todo eso: lo importante es que todos nosotros podamos armar una vida con un rumbo y con cierto grado de realización personal, después, – lo sabemos- los seres humanos somos muy complejos. Luego les sigo contando de nuestra amiga Elvira…

( gracias “Elvira” por permitirme sacar algunas cositas de nuestra historia terapéutica)

* Infobae no se responsabiliza por las opiniones vertidas por los columnistas, como así tampoco por el contenido de las publicaciones.