Por: Miguel Sumer Elias
Uno es lo que Google dice que uno es
Por Miguel Sumer Elías, abogado especialista en Internet. Director de www.informaticalegal.com y de www.internetresponsable.com. Titular de Derecho Informático en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Belgrano.
En el año 2009, mientras dictaba una capacitación sobre Internet Responsable en una escuela de Buenos Aires, un alumno de 11 años me preguntó de qué manera las personas juzgaban a las demás, a lo que le respondí que en el mundo físico uno se gana su buena o mala reputación de acuerdo a cómo es como persona, profesional, vecino, alumno, amigo, etc. pero que en Internet “uno es lo que Google dice que uno es”.
Esa frase, que a partir de ese día comencé a utilizar en todas mis conferencias -y que posteriormente fue adoptada como propia por otros colegas-, resume la forma en la que las personas buscan referencias de otros en estos tiempos: googleándolas.
Y esto es porque Internet ha causado una revolución realmente impensada en todos los ámbitos de la vida. Sabemos que la forma en que nos relacionamos, comunicamos y trabajamos ya nunca volverá a ser como antes. Y aquí entramos en escena nosotros, la primera generación de ciudadanos de la historia que, casi en soledad, debe enfrentar estos cambios sin haber sido capacitados por nadie.
Somos esa última generación que en su infancia y adolescencia utilizaba las “viejas” cámaras de fotos y cuidaba al máximo cada imagen que tomaba debido a los costos del rollo y del revelado. Pero también teníamos la precaución natural de no tomarnos fotos que nos ridiculizaran o expusieran demasiado por pánico a que en la casa de revelado se quedasen con una copia.
Somos esa última generación que arrastra los viejos conceptos y valores sobre el cuidado de la privacidad y que se siente sumamente descolocada ante estos cambios tecnológicos. Información sobre nuestras relaciones, familia, amistades, sensaciones, sentimientos, gustos, preferencias, datos insignificantes o datos sensibles son volcados a diario en un océano público de información sin filtro del cuál no tenemos real consciencia.
Si un desconocido se acercase a nosotros y comenzara a relatarnos detalles de nuestras vidas seguramente nos sorprendería y asustaría. Sin embargo es muy probable que esa persona solo haya leído información en Internet que el propio usuario subió. Exponemos nuestra vida pero nos sorprendemos que otros la sepan.
Deberíamos pensar más lo que publicamos para no darle al sistema más de lo que el sistema nos saca, elaborar nuestra propia identidad digital subiendo nosotros mismos la información personal o profesional que queramos que el resto de la gente encuentre en la web. No intervenir en conversaciones sobre temas que no sepamos demasiado o en cuestiones sensibles o en donde se intercambien insultos o vejaciones, y chequear regularmente nuestro nombre en Internet a fin de realizar los reajustes o acciones que sean necesarias para mantener una adecuada reputación online.
Fuente: Informática Legal