Huerta en casa: primeros pasos.

#JardineríaDeBalcón

Más allá del valor ornamental de las plantas, debemos dedicar un tiempo a su sentido primordial para nuestra sociedad: la capacidad de alimentarnos y nutrirnos con sus componentes.
Las hojas, los frutos, las raíces… son tantas cosas que nos brindan y  no siempre somos conscientes que podemos disfrutarlas en nuestra casa, con un sabor auténtico y fresco. Les puedo asegurar que no hay un gusto más intenso que el de la comida cosechada en nuestro propio balcón.
Antes que nada es imprescindible aclarar que no importa el espacio que tengamos en casa, siempre podemos tener algún alimento en nuestro hogar. Las plantas aromáticas son el mejor ejemplo, pero hoy nos vamos a enfocar en otras familias vegetales para ir más allá de un “simple” condimento.
Tengamos en cuenta que en lugares reducidos, la huerta es más bien experimental y no es algo que nos abastecerá de comida todos los días.

Para comenzar una huerta debemos definir algunas cosas: ¿qué espacio le queremos dar? ¿cuánta luz disponemos? ¿qué alimentos nos gustaría tener?.
En base a esas preguntas, debemos elegir las especies a cultivar y la forma de hacerlo.

Pequeña huerta casera: aromáticas y tomates para disfrutar.

La luz solar es importante para que los alimentos puedan crecer y desarrollarse de manera sana. Sin ella las plantas no podrán alcanzar la floración y la posterior fructificación. Precisamos varias horas de luz diarias.
En el espacio que disponemos con luz solar (directa o indirecta), debemos evaluar qué tipo de recipiente nos gustaría utilizar. Aquí es vital la creatividad: un cajón de verdulería, un tacho de pintura, una lata de puré de tomates, macetas grandes y grandes cajones de madera son buenas ideas y fáciles de llevar a cabo. Pero cualquier espacio donde quepa el sustrato, será ideal. No piensen sólo en el plano horizontal: las paredes pueden albergar pequeños recipientes ideales para acelgas, lechugas, rabanitos y muchos otros ejemplares.
Luego de cubrir estas cuestiones de luz y espacio, pasamos a los sustratos. La mayoría de los cultivos de huerta crecen bien en una tierra rica en contenido orgánico, con una mezcla de tierra negra, compost y algo de humus para gozar de una dieta completa. Recuerden tener en cuenta el drenaje en los recipientes, para evitar que se encharque la tierra y se pudran las raíces. Para quienes estén más interiorizados e interesados, es un consejo clave tener un compost en casa, para poder aprovechar los residuos orgánicos y con ellos alimentar nuestros cultivos (más adelante haremos un post sobre el compostaje urbano).
A partir de nuestras condiciones revisadas, podemos comenzar a pensar que queremos cultivar en casa. Es importante tener en cuenta las características de cada planta para brindarle el espacio y el alimento apropiado.

Huerta casera en terraza: sencilla, rica y variada.

A la hora de llevar esto a la práctica, nunca piensen que no hay lugar o luz suficiente: la clave aquí es probar, probar y probar. Equivocarse, corregirse y seguir intentándolo para lograr un hogar rico y saludable. No deben pensar en la productividad del cultivo, sino en el placer de verlo crecer, de ver como esas hojas trabajan sin cesar y las flores surgen con el sol y el calor de la estación para dar lugar a asombrosos frutos que día a día van creciendo y tomando forma en nuestro hogar, que también ese el suyo. Intenten conectarse con sus plantas para lograr una armonía entre ellas y ustedes.

El próximo post veremos en detalle que clase de cultivos se suelen tener en la ciudad, dentro de casa, en el balcón, en una terraza o dentro de un jardín. Recuerdo que aquí la clave es intentarlo, ¡sin miedo que no hay nada que perder!