Huerta en casa: segunda parte.

¡Seguimos con esta fantástica sección! La huerta en casa nos muestra el proceso completo de los alimentos que comemos, nos permite ser parte del nacimiento y crecimiento de los frutos, ver sus brotes, sus flores y sobre todo sus necesidades. Y claro, decidir la cosecha y disfrutar en casa de sus gustos y sabores.
Luego del post previo donde hablamos del lugar, la luz, el espacio y otras cuestiones generales, hoy vamos a ver qué podemos sembrar o plantar.

La cosecha en casa, un momento único.

 En este momento los viveros explotan con plantines de estación para huerta, que tienen cerca de un mes de vida desde su siembra. Entre los más comunes de la época están los tomates (cherry, redondo o perita), la berenjena, la frutilla y las aromáticas más clásicas. Estas las podemos obtener en los comercios (entre $7 y $10 cada uno) ya que para hacerlos de semilla estamos un poco tarde (aunque si quieren intentar, todavía llegan). Otros cultivos de esta temporada que podrían andar muy bien de semilla -en otro post desarrollaremos cómo hacerlo- son los siguientes: habas, remolacha, rabanito, acelga, lechuga, zanahoria, calabaza –zapallo anco-, pepino, zapallitos… ¡Vean todo lo que podemos experimentar en casa!
No crean que esto es algo imposible y demandante: un rato de atención al día, y algunas macetas improvisadas ya podrán satisfacer sus deseos de conectarse con estas nobles plantas.

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Huerta en casa: primeros pasos.

Más allá del valor ornamental de las plantas, debemos dedicar un tiempo a su sentido primordial para nuestra sociedad: la capacidad de alimentarnos y nutrirnos con sus componentes.
Las hojas, los frutos, las raíces… son tantas cosas que nos brindan y  no siempre somos conscientes que podemos disfrutarlas en nuestra casa, con un sabor auténtico y fresco. Les puedo asegurar que no hay un gusto más intenso que el de la comida cosechada en nuestro propio balcón.
Antes que nada es imprescindible aclarar que no importa el espacio que tengamos en casa, siempre podemos tener algún alimento en nuestro hogar. Las plantas aromáticas son el mejor ejemplo, pero hoy nos vamos a enfocar en otras familias vegetales para ir más allá de un “simple” condimento.
Tengamos en cuenta que en lugares reducidos, la huerta es más bien experimental y no es algo que nos abastecerá de comida todos los días.

Para comenzar una huerta debemos definir algunas cosas: ¿qué espacio le queremos dar? ¿cuánta luz disponemos? ¿qué alimentos nos gustaría tener?.
En base a esas preguntas, debemos elegir las especies a cultivar y la forma de hacerlo.

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