Por: Mariano Marquevich
Tu fuente, lo que se denomina el Ser, sí existe.
El ego no es un alquimista, ni un villano o un demonio. Simplemente es un error. Un error empecinado en llevar a tu fuente elementos ficticios.
Este esfuerzo de imposibilidad es lo que produce internamente -a la larga o a la corta- que no te sientas bien con el resultado de asumirlos como ciertos. De este modo, sin modificarse lo positivo de tu esencia, se vivencia un sentir negativo. Siguiendo esta óptica, el malestar es traducible en llamados internos de atención, en alarma de aprendizaje. El efecto de querer incrustarte algo no compatible con tu esencia y que nunca entrará.
No siempre inmediatamente, pero con astucia se encargará de alterar tu rebaño de emociones. Bajo su influjo se convierte:
(se aconseja leer despacio)
- la alegría en entretenimiento
- la compasión en lastima
- la risa en burla
- la amistad en interés
- la pareja en negocio
- la admiración en envidia
- la ambición en codicia
- el dolor en sufrimiento
- la fascinación en fanatismo
- el humor en cinismo
- la complicidad en ironia.
- en síntesis: el amor en miedo (y todo lo que eso implica…)
Ah, y no le importas… No es malvado. Simplemente no te conoce.
… ¿de qué lado estás?
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Twitter @lallavemaestra
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