Por: Mariano Marquevich
Dejemos a un lado a los gurúes y maestros. Pasemos la idea de la reencarnación por el filtro racional.
La reencarnación implica la vuelta a través de la carne. Es importante destacar que no hay una única forma de pensar esta ´vuelta a la carne´. La reencarnación puede verse según dos enfoques y, antes de que digas si estas a favor o en contra, es muy importante que las puedas detectar y distinguir:
1.- Enfoque naturista: Según la óptica de la reencarnación naturista uno no es un ser nuevo, sino que desde la más primera concepción de vida heredamos la configuración de los antepasados. Dicha información rige en gran parte nuestro desarrollo y se encuentra genéticamente grabada en el ADN.
Si nos remontáramos a lo último hereditario, la mutación y traslado de “la data” llegaría a los primeros microorganismos, a las primeras moléculas. Según esta óptica, somos todos familiares, algunos muchíiiisimo mas lejanos que otros, pero familiares en fin. Todos partimos de las primeras combinaciones químicas del planeta tierra (remontándonos si se quiere exagerar a la combustión de helio como primeras formaciónes). Siguiendo este razonamiento es muy fácil adherir a la teoría de la reencarnación naturista siendo que esto se basa en un hecho científico hasta el momento irrefutable. En síntesis, no hubieron concepciones espontáneas y súbitas sino un frondosísimo árbol genealógico encadenado cuyas nuevas formaciones llevan encriptadas la historia de la evolución hasta un origen compartido.
2.- Enfoque místico: Esta manera de pensar la reencarnación parte de la base que no somos solamente un cuerpo sino también un espíritu. La teoría explica que este espíritu, debido a ciertas desavenencias, pudo haber llevado varias experiencias errantes previas en vidas anteriores a la actual. Quienes en esto creen, piensan que el espíritu encarna aquel cuerpo correspondiente al aprendizaje que debe atravesar hasta iluminarse. El beneficio que aporta esta manera de pensar es hacia aquellos sucesos de la vida imposibles de justificar racionalmente. Por ejemplo, un niño que nace con una malformación genética. Dicho niño daría la impresión que no tuvo oportunidad de haber vivido y haber accionado conscientemente mal sus actos como para justificar ser portador de dicho flagelo desde tan temprana edad. Sin embargo, el enfoque místico de la reencarnación nos permite elucubrar que quizás ese niño en apariencia inocente pudo haber sido un consuetudinario criminal en una vida pasada quien ahora deba aprender del sufrimiento propio para alcanzar apreciar lo inmerecido de causarle daño a un otro.
Estamos llegando al final de esta nota, y quizás no te dije nada nuevo, pero todavía falta lo mejor.
Esté pequeño apunte de bolsillo acerca de la reencarnación termina de un modo no tradicional. Y está, sí puede que sea una idea que no se te haya ocurrido. Aunque exista una escuela de iluminación de estados menores a elevados que culminan en el lugar en donde en realidad regresamos (o nunca nos fuimos -para quienes adhieren a la idea que esté mundo es ilusión) la novedad es que aún siendo esto cierto, lleves mil vidas anteriores, un millón o tres o ninguna. Desde el punto de vista racional hay una buena noticia esta es tu última reencarnación. No hace falta nada más; porque nunca hubo un pasado.
Si te quedan dudas, despejalas en esta nota que se llama justamente así, cliqueá aquí: Nunca hubo un pasado.
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