Por: Mariano Marquevich
[Cada noche con una cuchara. A pesar del maldito día. De la obligación irrevocable que impongan hacer. Cada noche con una cuchara. Perforar el destino. Un agujero a la manzana.]
- Ramirez! (…) ¡Quieto ahí! ¡¿A ver?!
(ruido de llaves)
¿Qué tiene ahí?
¡¿Cómo que nada?!
¡¡¡Ah!!! ¡con que un agujero!, ¡¿Usted nos toma de idiotas?!
¡Corra el poster!
¡El poster le digo!
¡Aja…! ¡con que estas no traemos eh!
- Dijo bien Oficial…
- ¿Cómo dice?
- “Nos” traemos… Esto no es para mi nada más. Es para todos…
- Si lo viera Dominguez…
- También es para Dominguez. Es para todos.
- ¿Todos?
- Todos, créame. Si terminamos esto sin apurarnos y nos ordenamos en fila, podremos salir todos por acá. ¡Hasta los cocineros! Hágase un favor. Traiga un cuchillo del comedor y ayudeme. Avise a todos los guardias, y a todos los presos. Que hagan lo mismo. En menos tiempo de lo previsto, nos escaparemos de la prisión por este túnel. Liberados por siempre. Para nunca mas volver.
El verdadero escape es cuando escapan todos. El verdadero fin, es el final del juego, nunca el triunfo de una parte . “No hay victoria cuando al juego es a lo que se derrota” otra frase muy buena de Marquevich en “Rapsodia de Basavilbaso”. Yo te aconsejaría que siguieras leyendo el link al final de la nota.
por Mariano Marquevich
Psicólogo y novelista
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