¿Cuántas palabras hay en un viaje en subte?

#LeerYEscribirBA

Cuando uno viaja en colectivo, en taxi o cualquier medio de transporte que vaya sobre la calle puede distraerse mirando por la ventana. Buenos Aires tiene un paisaje de lo más novedoso, lleno de detalles. Pero a la hora de tomar el subte las ventanas sólo dan a las paredes de un túnel oscuro. La mejor forma de distracción –si es que no llevamos auriculares o algún libro- es leer cuanta palabra nos encontremos en el camino. Y así surge la pregunta: ¿cuántas palabras leemos en un viaje?

Situémonos en la línea B yendo desde la estación Callao hasta la parada Carlos Gardel, donde se encuentra el Abasto. En este trayecto lo que primero divisamos a la hora de entrar en la boca del subte,  es el cartel que indica la estación.

 

Bajamos las escaleras y caminamos por un pasillo rodeado de avisos publicitarios. Si ya tenemos la tarjeta SUBE cargada, nos disponemos a marcar el viaje. Bajamos nuevamente escaleras y llegamos al andén. Hasta acá, las palabras que se nos cruzaron en nuestro camino no parecen ser demasiadas.

 

Llega el subte, entramos y, de ser posible, nos sentamos. Es allí cuando la impaciencia de querer llegar a tiempo y la desgracia de no tener ningún objeto de distracción en nuestras manos nos despiertan la curiosidad del pasajero. Levantamos la vista y leemos cuanto folleto haya pegado. Si alguien junto a nosotros está leyendo el diario no dudamos en mirar de reojo la noticia del día.

 

Remeras estampadas, tatuajes, libros, volantes, carteles, diarios: todo es un gran cocktail de palabras y letras. Suena nuevamente el timbre y estamos en Carlos Gardel. Miramos el cartel para estar seguros que no nos falte otro parada. Bajamos e inmediatamente buscamos la señalización de la escalera mecánica. Una vez atravesada la lenta subida eléctrica vemos, por fin, el cartel que indica nuestro destino: el Abasto.

 

¿Cuántas palabras leímos en el viaje? ¿Cuántas no leímos? ¿Cuántas hay realmente? Conociendo nuestro espíritu lector, Buenos Aires nos brinda la distracción necesaria para entretenernos debajo de la tierra. Aunque siempre será mejor leer alguna novela que hayamos elegido.