Las formas de interrumpir la lectura, según la personalidad

#LeerYEscribirBA

Algunas veces lo hacemos por aburrimiento o cansancio físico y/o mental. Pero por lo general, nos detenemos por necesidad, con el objeto de cumplir los quehaceres de la vida cotidiana.

El momento de interrumpir la lectura es bastante singular, pues de manera consciente o inconsciente (puede que se trate un extraño estadio intermedio) se debe mediar entre la pertenencia a un mundo de ficción con sus propias reglas y relación espacio-tiempo, y entre la vida real, con sus responsabilidades y obligaciones, a la espera de ser resueltas.

Sin embargo, este posteo no trata de profundizar estas cuestiones, si no que se centra en el paso siguiente a la situación anteriormente relatada: las distintas formas que tenemos de interrumpir el hábito de la lectura. Para eso, #LeerYescribirBA consultó a dos especialistas, con el fin de que nos brinden algunos acercamientos sobre si las diferentes formas de interrumpir la lectura están relacionadas íntegramente a nuestra personalidad, o si de lo contrario, son simple acciones circunstanciales y sometidas al azar.

La licenciada Gloria Gitarroff es escritora, psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Además es autora del libro Claves para escribir sobre psicoanálisis (www.gloriagitaroff.com.ar). Lo primero que aclara Gitarroff es que “cada cosa que alguien hace o dice da una pista de cómo es, y si tenemos varias pistas que coinciden podemos tener una idea aproximada de cómo es esa persona”.

Por su parte, la Licenciada Laura Palacios, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina Psicoanalista y escritora (Yo era una Reina Delicada, www.laurapalaciosblog.wordpress.com), comienza con un ejemplo extremo: “Una vez vi a una ama de casa usar una zanahoria para mantener abierto el libro de Doña Petrona. Se puede decir que era una señora práctica, altamente apegada a lo Real. De resoluciones rápidas. Capaz de desenvolverse en su habitual medio, y de ‘arreglarse con lo que hay’”.

EL SEÑALADOR

“Para utilizar un señalador se requiere un cierto grado de orden y prolijidad, porque, además de cuidar el libro hay que cuidar que el señalador  no se deslice en cualquier parte”, afirma Gitarroff.

 DOBLANDO EL VÉRTICE DE LA HOJA

“Doblar el borde de la hoja podría indicar alguien ansioso, tironeado por otras ocupaciones”, sostiene Gitarroff.

Por su parte, Palacios dice: “He visto doblar con minucioso movimiento del índice y el pulgar la página abandonada en la Estación Medrano, para guardarlo en un portafolios. Al hacerlo, usaban el mismo gesto de una madre depositando al niño en su cuna. Cómo calificar a este anónimo lector. ¿Es un neurótico obsesivo o un TOC, como se dice ahora?”

CON UNA LAPICERA O CUALQUIER OTRO OBJETO

Sobre este mecanismo, Gitarroff sostiene: “Poner un lapicera o cualquier otro objeto en la página cuando se abandona la lectura, es propio de una persona que improvisa, y es creativa, porque toma lo que tiene a la mano, pero también poco preocupada por los resultados, porque es el método más fácil para perder a la vez la hoja que se estaba leyendo sino el objeto que por supuesto, pertenece a otro lugar”.

Por otro lado, Palacios, expresa: “Más de una vez, el lector se ve en aprietos y no previene que en cualquier momento tendrá que abandonar esas páginas para zambullirse en otros menesteres. Porque no desea abandonarlas. Este es el lector que no quiere detenerse en minucias, que no está pensando en el futuro inmediato”.

CON LA SOLAPA DEL LIBRO

Acerca de esta manera de interrumpir la lectura, Gitarroff asegura: “Utilizar la solapa de un libro también es un método azaroso, sobre todo cuando se avanza en la lectura, cuando ha leído muchas páginas. Indicaría cierta escasez de recursos, porque se apela a lo que se tiene a la mano, y poco interés por los detalles,  porque el libro termina por deformarse”.

MEMORIZANDO EL NÚMERO DE LA ÚLTIMA PÁGINA LEÍDA

“Es obvio que poseen muy buena memoria, lo cual es un don que puede acompañar cualquier personalidad, ¡cómo los envidio! pero por lo general, hay un rasgo que los caracteriza: suelen disfrutar y exhibir que la tienen y pasa a formar parte de su orgullo personal y superioridad frente al común de la gente”, afirma la Licenciada Gloria Gitarroff.

Por último, la Licenciada Laura Palacios concluye: “Este lector ignora los señaladores, porque que es capaz de memorizar el número de la página en que ha suspendido la actividad. Y si el azar quiere que no sepa dónde retomar su lectura, él ni siquiera lo advierte. Es ligeramente feliz”.