Del punk a las letras

#LeerYEscribirBA

Todo escritor tiene una influencia. No sólo los libros que leyó y que lee cotidianamente sino también las grandes aficiones que mantuvo de adolescente. La música es un gran ejemplo. En tiempo de tribus urbanas donde la búsqueda de identidad se generó a través de conciertos, vestimentas y comunión entre pares, el punk ha sido la marca de una gran parte de la juventud en la Argentina donde Buenos Aires era el epicentro.

Para pasar a los hechos concretos, #LeeryEscribirBA entrevistó a  tres escritores/periodistas/blogueros -personas que no pueden vivir sin la escritura- que han atravesado gran parte de su vida escuchando el repiqueteo de compases y tempos rápidos al grito de no future y hey ho let’s go.

Gonzalo Penas es poeta –publicó Descongestión (La Parte Maldita, 2010)-, escribe en su blog Alguien que ande por allí y se desempeña como cronista en Marcha y Arte Zeta. “El punk fue el primer amor en mi vida”, asegura. “Cuando tenía 11 años todas las noches en un canal de cable daban especiales de media hora de bandas y ahí conocí a Nirvana y a todas las bandas que la habían influenciado (Pixies, Black Flag, Melvins). También a los Ramones, a Green Day, a Bad Religion… O sea, a los 11 ya conocía a esas bandas.”

Gonzalo nos cuenta: “Recién entrado al secundario empecé a seguir a Attaque 77, a Dos Minutos y a Cadena Perpetua por todos lados. Eran épocas donde ir a un recital era la salida completa. ¡La banda principal tocaba a las 4 de la mañana! Y de teloneros tocaban 5 bandas del estilo. Todos los fin de semana era ver a alguna en Cemento, en el Marquee o en Salón Pueyrredón. Recuerdo recitales que salían 3 pesos.”

“Pero amor, lo que se dice amor, fueron y son los Ramones. Yo de adolescente era un pequeño Ramone. Son la banda que recorrió toda mi vida”, concluye Gonzalo.

Mariana Skiadaressis es, principalmente redactora publicitaria pero también escribe en #MadreFreelancer y ha incursionado en la poseía con Histeria adolescente. Cuenta que de chica escuchaba Violadores, Todos Tus Muertos, Gatos Sucios, Sex Pistols, La Polla Records, Die Toten Hosen, Kortatu, entre tantos otros, y asegura: “The Clash me sigue resultando escuchable”.

Pablo Díaz es periodista en Revista Alrededores y Arte Zeta y escribe en Calambre de Escritor. “La primera banda de punk que escuché fue, si mal no recuerdo, Attaque 77. Sus letras con temáticas sociales y políticas me influenciaron bastante y su sonido poderoso me cautivó. Otra que escucho desde los 16 años es The Ramones. Una banda que escuché y escucho mucho, aunque no podría etiquetarse de manera tajante como punk, es Boom Boom Kid.”

El punk potencia muchísimos aspectos de mi escritura y estoy seguro de que a cualquier otro también podría ocurrirle”, asegura Pablo.

Mariana relata: “En mi adolescencia, el punk me hizo entender algo del sistema económico y social en el que estaba inmersa (de un modo bastante general) y vino a llenar con una ideología anti-sistema mi rebeldía juvenil. Digamos que me hizo comprender algo del funcionamiento del mundo, lo que luego pude refinar con mis estudios universitarios”.

Gonzalo cuenta su influencia: “Me cuesta mucho hacer poemas que sean muy largos, siempre trato de dejar clara una imagen concreta y específica de algo. Me gusta pensar que para leer mis poemas alguien grita ‘one-two-three-four’ como Dee Dee Ramone”.

 

No son sólo tachas y no future

El punk es más que un estilo musical, más que una serie de acordes y tiempos musicales dispuestos de forma ordenada (o desordenada) en una canción. El punk es una forma de ver el mundo.

Al respecto, Gonzalo asegura: “Hoy creo que ya no hablan los chupines escoceses o las camperas con parches. Mucho menos que te pares el pelo o te hagas rastas. Habla lo que vos hacés con tu vida. La autogestión ante todo, no tratar mal a los demás, hacer la tuya. Después obvio, yo tengo mis trincheras políticas, musicales, literarias. Una de ellas, no tengo dudas que es el punk. Nunca olvidar mis ideales.”

Mariana asegura que el punk es “una ideología anti-sistema que sirve para identificarse cuando sos joven y sirve como puntapié para profundizar e intervenir en contra de las injusticias del mundo”.

Para Pablo el punk es “ese cross de derecha que duerme al lector, como decía Roberto Arlt, en el periodismo o esa figura onírica, precisa y propia de un buen poema”. Y continúa: “Es una especie de electricidad; dentro del mundo de la música, creo que es un torrente de energía rebelde que rompe estructuras y cuestiona todo orden establecido. Ya por eso, es uno de mis géneros favoritos. El que diga que el punk murió, no sabe de qué está hablando.”