Por: Juan Pablo Parrilla
En Argentina un paquete de 20 cigarrillos de Marlboro cuesta 15,50 pesos, o sea, 1,90 dólares al valor oficial. Pero si se calcula usando el precio al que cerró ayer el dólar blue, la cifra es una de las más bajas del mundo, apenas 1,30 dólares por caja.
El Atlas del Tabaco que realiza la World Lung Foundation permite hacer una comparación del precio en dólares. Además de Argentina, los únicos países sudamericanos con valores por debajo de los dos dólares son Colombia (u$s 1,75) y Paraguay (u$s 1,34). Le siguen Ecuador (u$s 2,5), Perú (u$s 2,53) y Brasil (u$s 2,73). Y cierran el ranking Uruguay (u$s 3,61), Chile (u$s 3,80) y Venezuela (u$s 4,66).
Lo mismo sucede cuando se mide la asequibilidad, es decir, la accesibilidad de un producto, que se calcula teniendo en cuenta los ingresos. El precio relativo de Argentina es el menor de Latinoamérica.
En el resto de Latinoamérica sólo tres países tienen el precio por encima de los dos dólares: Jamaica (u$s 5,81), Panamá (u$s 3,25) y México (u$s 2,50). Sin embargo, en todos los que aparecen en el Atlas los cigarrillos son más caros que en Argentina, salvo en Nicaragua (u$s 1,13) y en Cuba (u$s 1,30).
¿A qué se debe? En Argentina, el 69% del valor de los cigarrillos son impuestos, muy por encima de la media mundial, que es del 50%. Sin embargo, como se parte de una tarifa muy baja, el precio final es barato.
El sábado se celebra el Día Mundial Sin Tabaco y la Organización Mundial para la Salud (OMS) eligió para este año como lema “Más impuestos a los cigarrillos”. En apoyo, treinta organizaciones sociales argentinas firmaron una declaración conjunta en la que solicitan “la pronta implementación de una política fiscal efectiva” para reducir la epidemia del tabaquismo. “Nuestros gobernantes no pueden hacer oídos sordos a un reclamo cuya finalidad es algo tan legítimo como cuidar la salud del pueblo por sobre los intereses económicos”, advirtió el presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), Cesar Di Giano.
En el Ministerio de Salud el tema está en estudio. “Como la cuestión impositiva es el único tema que no contempla la ley nacional, estamos trabajando en el desarrollo de una propuesta, que recién la estamos analizando, pero que creemos que es una necesidad que tiene el país”, adelantó a Infobae el titular del Programa Nacional de Control del Tabaco, Jonatan Konfino. También hay un grupo de ONGs estudiando distintas alternativas.
Según una reciente encuesta, apenas el 15,6% de la población estaría en contra de un eventual aumento. “Aunque parece antipático, la gente es consciente del problema y está a favor”, interpretó Konfino.
En 2009, la OMS concluyó en un informe que la suba del precio a través de impuestos especiales es la política pública “más eficaz” contra el tabaquismo. Hay por lo menos 100 estudios científicos independientes que prueban la eficacia de la suba de precios, que no sólo disminuye la tasa de fumadores sino que genera ingresos extras al Estado.
Según un estudio hecho en 2012 del que participaron Konfino y otros especialistas, la plena implementación de ley de control de tabaco y la duplicación del precio de los cigarrillos en Argentina evitaría 15.500 muertes por enfermedades cardíacas, 34.600 infartos y 11.900 accidentes cerebrovasculares.
Hay otras tres investigaciones sobre Argentina que coinciden en que un aumento del 10% en los precios reduciría la tasa de prevalencia en torno al 3%, mientras que un reciente estudio en cuya presentación estuvo Infobae arrojó que retrasaría 3 años el inicio de los jóvenes, un dato clave si se tiene en cuenta que más del 90% de los fumadores caen en las garras del tabaquismo durante la adolescencia.
Para preparar el terreno, la organización sin fines de lucro FIC Argentina presentó una investigación sobre la evolución del poder de compra de cigarrillos en el país en los últimos años. Encontró que a mediados de 2005 se podían comprar 236 paquetes con un sueldo promedio, mientras que 8 años después, en 2013, el salario medio alcanzaba para adquirir 442 paquetes, casi el doble.
“Nuestra investigación muestra que en la última década los cigarrillos se han ido abaratando progresivamente respecto del costo de vida y del crecimiento del ingreso”, sintetizó en un comunicado la directora ejecutiva de FIC Argentina, Verónica Schoj. Y evaluó: “El aumento de impuestos y precios es la política de control de tabaco más retrasada en Argentina”.
“La industria tabacalera ha logrado mantener el consumo per cápita estable a través de estrategias de precios bajos y así compensar la reducción del consumo que se hubiera logrado como consecuencia de las políticas de control de tabaco implementadas en los últimos años”, agregó la especialista.
El precio más alto del mundo se paga en la ciudad de Nueva York (u$s 20), aunque en el resto de los Estados Unidos el promedio es de 6,36 dólares, lejos de los 15,11 dólares que cuesta en Noruega. Detrás están Australia (u$s 12,14), Reino Unido (u$s 10,99), Irlanda (u$s 10,92), Canadá (u$s 10,51) y Nueva Zelanda (u$s 10,35). No hay más países con una tarifa superior a los 10 dólares.
En el otro extremo se ubican Benín (u$s 1,01), Uzbekistán (u$s 1,02), Camboya (u$s 1,03), Níger (u$s 1,06), Kazakstán (u$s 1,09), Togo (u$s 1,13), Nicaragua (u$s 1,13), Congo (u$s 1,15), Mongolia (u$s 1,18), Nepal (u$s 1,21), Pakistán (u$s 1,23), Ucrania (u$s 1,26) y Tanzania (u$s 1,29). Según el Atlas del Tabaco, son los únicos países donde los cigarrillos son más baratos que en Argentina.
Pese a que está muy divulgada la idea de que al Estado le conviene que la población fume para recaudar más impuestos, esa afirmación no tiene en cuenta los gastos que las enfermedades vinculadas al tabaquismo provocan en las arcas públicas. Según un estudio realizado el año pasado, ascienden a 21 mil millones de pesos al año, alrededor del doble de lo que ingresa al fisco. Fumar le sale caro a todos, menos a los fumadores.