El 2014 en 15 discos

#MondoRock

Es innegable la comparación con el 2013 y la verdad que este año que transcurrió en materia discográfica fue flojísimo. Hay veces en las que por más que el estancamiento del rock sea cada vez más evidente, sabemos que ciertas piezas serán icónicas en un futuro y se hablará de grandísimas obras. En este caso, no lo evidencio en ninguno a diferencia de la entrega pasada. Los emergentes se quedan a mitad de camino, algunos con propuestas interesantes pero que no sirven más que como relleno de almohada, y los clásicos ya no saben cómo reinventarse. Para el 2014 hice, obviamente, un recorte de unos cuantos álbumes para analizar. Por supuesto, quedarán una centena afuera pero a aquellos que son seguidores de #MondoRock no creo que les interese, conociendo los géneros que siempre han sido abarcados. Mi esperanza es el 2015, en el cual ya prometieron material Backyard Babies, Hardcore Superstar y Shinedown, vamos bien.Aclaro, que tuve que hacer a un lado varias placas relevantes a nivel mundial como Pink Floyd, Linkin Park, Sepultura, Decapitaded, Hellyeah, Sebastian Bach, Sevendust, Fake Idols, Sister Sin o Texas Hippie Coalition:

Sixx AM – Modern vintage:

Modern Vintage

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué pasó acá? El bajista de Mötley Crüe siempre fue una mente adelantada a su tiempo, adaptó el glam setentoso al hard rock, le agregó baladas y tiño de fiesta los ’80. En los ’90 experimentó nuevos caminos para su banda y también se inició en ambiciosos proyectos como fue el del excelente Brides of Destruction de 2002. Años más tarde siguió cambiando e incorporó a su curriculum Sixx AM, apoyado por DJ Ashba y James Michael lanzó dos discos aceptables muy lejos (MUUUUY LEJOS) de Mötley, cercano al rock alternativo americano post-Nirvana. En esta ocasión, les aviso: No se dejen engañar con los primeros acordes del guitarrista de Guns and Roses en la canción, que abre el álbum, “Stars”, esos sonidos futurísticos de “1 AM” que nos hicieron delirar en la primera placa de Beautiful Creatures. Nada de eso existe aquí, abundan los coros pegadizos del pop, una lentísima versión del clásico “Drive” de The Cars y, por el amor de Dios, ¿qué le pasó por la cabeza a la hora de hacer “Miracle” y “Before it’s over”? Si obligasen a rotular de alguna forma a Modern vintage lo catalogaría como Selfie rock (!) ¿Qué es? Un rock de moda, de marca, comercial, si quieren comprobarlo, clickeen en la canción destacada.

Canción: Gotta get it right.

 

Nickelback - No fixed address:

nickelback

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sería muy injusto pegarle a los canadienses sólo por hacer hits, ocurre que esa máquina de éxitos está perdiendo fuerza y se está convirtiendo en un grupo que su gran pilar se derrumba de a poco. Tal vez encontramos en All the right reasons su último gran disco. Desde Black horse comenzó a descender, inversamente proporcional a su popularidad. En este caso, la convivencia con Avril Lavigne le influyó bastante a Chad Kroeger al parecer, evidenciándose en “She keeps me up” y la bonita “What are you waiting for?” con mucha estructura Disney. El álbum se escucha, es simpático, agradable, muy lejos está del mejor momento del grupo, de esos ajustadísimos estribillos o esos riffs que van al frente. “Sister sin” o “Get ‘em up” parecen haber sido compuesto si se las sacasen de encima. No fixed address no deja nada nuevo pero ese no es el problema, el asunto es que a medida que los discos pasan, la banda se desinfla. Intenta innovar, trata de mantenerse en su rock alterno comercial sin embargo el nivel claramente ha caído.

Canción: Million miles an hour.

 

Judas Priest - Redeemer of souls:

reedemer of souls

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luego de casi 6 años sin producciones discográficas, la banda liderada por Rob Halford probó suerte en hacer algo sin su pilar fundamental, KK Downing. El resultado: una suma de lugares comunes y estereotipos. Redeemer comienza con “Dragonaut”, una canción que desde la letra ya te hace ubicar en los ’80: “Fire in the sky. Paralysed with fear. You know you’re gonna die. Dragonaut is near”. Pero no en los ’80 copados, sino en los ridículos de Grim Reaper y su “See you in hell”. No es un mal álbum, es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos, la curva descendente cada vez más pronunciada en el material nuevo de bandas clásicas. Eso es una fija, no hay con qué darle. Nada quita su legado, pero hay que saber quitarse la venda de los ojos para ver que contamos con los dedos de la mano los buenos discos de leyendas. Las guitarras se acoplan bien sabiendo que Richie Faulkner está hace años en la banda y es estupendo. La voz de Halford sigue siendo única, intenta conservarse intacta con el paso de los años pero, obviamente, no es el de Painkiller y “Battle cry” lo buchonea cada vez que quiere subir. En fin, no nos deja nada distinto, el simple hecho de canciones nuevas de una de las mejores bandas en la historia del rock.

Canción: March of the damned.

 

Black Stone Cherry - Magic mountain:

bls

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de 3 años de sequía, BSC volvió al estudio y apareció con disco nuevo. Siguiendo más la línea de sus dos primeras placas, nos deja ese hard rock sureño sin tantos ganchos ni riffs. Lo más importante radica en su cantante Chris Robertson, las espaldas del grupo, sin lugar a dudas, en él recae toda la responsabilidad. En algunos momentos se nos torna algo repetitivo, tanto la estructura de temas (“Me and Mary Jane” y “Blow my mind” me resultaron un poquito parecidas) como las muletillas del vocalista y su grupo. Si bien está muy lejos del impresionante nivel de Between devil and the deep blue seaMagic mountain es buena oportunidad para descubrir a una de las bandas nuevas del rock americano. Cabe destacar que uno de sus puntos fuertes, las baladas, no está muy explotado; “Sometimes” amaga a serlo pero termina devenido en un tema lento.

Canción: Hollywood in Kentucky.

 

Slipknot - .5: The Gray Chapter:

slipknot

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los enmascarados volvieron al ruedo discográfico tras la muerte de su creador Paul Gray y la partida del talentosísimo Joey Jordison. Me cuesta pensar en un Slipknot sin estos dos monstruos, sobre todo cuando lo último que hicieron a nivel estudio es un discazo, tal vez el mejor en su carrera, con mucho rock, melodía y violencia, como lo fue All hope is gone. Se pierde gran parte de la esencia del conjunto y se termina en canciones sin mucha variedad como “The devil in I”, “The negative one” o “Nomadic” que por más que oscilen esas voces fundidas del gran Corey Taylor, depende muchísimo de este para darle la impronta del viejo estilo. Me volveré repetitivo pero sin Gray, y mucho menos Jordison, musicalmente esto no es Slipknot. Es decir, la ametralladora asesina en la batería, la minuciosidad compositiva y el pase de graves a agudos eran la huella digital del grupo y hoy, eso no está.

Canción: AOV.

 

Buckcherry - FUCK:

Buckcherry

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y no se cansan estos pibes, eh. Vienen haciendo una bosta atrás de otra. Por el bien de los que seguimos el grupo hace más de 10 años, sepárense. O en su defecto intenten hacer algo decente nuevamente. Desde el Black Butterfly de 2008 que vienen en picada y sin escalas. En este caso, consiste en un EP de 6 canciones en la cual la temática es la palabra “Fuck”. Horrible. Más allá de las letras pequeñitas, el problema está en la música, amigos, es algo lamentable. Es una boy-band tatuada, una suerte de One Direction que insulta. La estoy destrozando, soy consciente, pero les hablo en serio, peor aún que la crítica despiadada que realicé de Confessions en 2013. La simpleza de “The motherfucker” o “It’s a fucking disaster”, la floja composición, la vergüenza de ”Say fuck it” (la versión Bado Maloso de “I love it”) y la rebeldía de “Somebody fucked with me”, me dejan esta conclusión. Punto a favor para la voz de Josh Todd que pese a que grita como desaforado desde hace 20 años, aún conserva su locura. Amo este grupo, sus primeros 4 álbumes son fantásticos (sobre todo el debut y Time bomb), crucé el Océano Atlántico sólo para verlos, pero la corriente musical, el nivel bajo de Keith Nelson (el pilar fundamental de composición) y las letras pseudo profundas, me duelen hasta el alma.

Canción: -.

 

Royal Blood - Royal Blood:

rb

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Emergentes, están sacudiendo al rock británico con su propuesta innovadora. Se trata de un dúo (bajista/cantante y baterista) que sorprende por la variedad de tonos teniendo en cuenta la cantidad de integrantes. Cierto es que tienen un laburo de post-producción y mezcla gigante en el cual se prepara correctamente el sonido de la guitarra. El cantante Mike Kerr toca el bajo y, al mismo tiempo, se escucha la guitarra, básicamente divide su sonido hacia dos salidas, lo que deja un resultado muy particular debido a que es un groove fusionado con el garage rock que los identifica. Sin lugar a dudas es un género que te tiene que gustar para saber apreciarlo (no es mi caso, je) pero vale destacar la intención de practicar algo distinto aprovechando las múltiples herramientas que disponen. Se destaca la voz de Kerr, sobre todo en “Out of the black” o “Loose change”, haciéndonos acordar a Jack White en un buen transcurso del álbum. Si bien hay innovación no olvidemos que Adrian Smith en The Chemical wedding de Bruce Dickinson usó cuerdas de bajo para su guitarra y que Josh Homme en Kyuss enchufaba su viola al amplificador de bajo, entre los casos más resonantes.

Canción: Careless.

 

Black Label Society - Catacombs of the Black Vatican:

black

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por acá tenemos a la banda de Zakk Wylde haciendo lo que mejor sabe. Riffs por doquier, desgarradores cantos, armónicos a todo trapo y canciones que se parecen mucho uno a la otra. La fórmula está, tiene éxito y el vikingo ni piensa en cambiarla. A algunos ya nos cansa un poco pero al ratito aparece un fraseo, un solo, una balada como “Shades of grey” que te hace olvidar todo. En líneas generales, Catacombs continúa el camino de Order of the black, sin hits, con cortes de difusión que bien podrían haber sido reemplazados por cualquier otro del álbum. Y hago hincapié en las baladas porque es un campo que Zakk maneja a la perfección, los temas lentos, los paisajes musicales, sabe qué pieza ensambla con la siguiente para que todo calce correctamente. Un disco al estilo BLS sin nada innovador y a puro metal crudo.

Canción: “Heart of darkness“.

 

Mägo de Oz - Ilussia:

ilussia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo mutó esta banda, ¡por Dios! ¡Qué empalagosa que es en la actualidad! Lejísimos quedó la simpleza de Jesús de Chamberí o Finisterra. No sólo la salida de José Andrea (el mejor cantante en español de las últimas décadas) sepultó a Mägo, sino que hubo una transformación en la mente de Txus en la que cada vez más explora otros ámbitos a la hora de componer…que quedan horribles. Si quiero escuchar música clásica, pongo música clásica, si quiero escuchar metal, pongo metal. Simple. Sencillo. Sí, me parecen muy buenas las propuestas que incorporan algún que otro elemento pequeño en una canción perdida por allí, pero ahora, todos los temas de veinte minutos, con setenta mil arreglos orquestales, letras de calabozos, dragones y de autoayuda (como “Vuela alto”), coros de iglesia, son innecesarios. Realmente innecesarios. “Pensatorium”, ¿qué carajo le pasa? Es metal, es rock, lisa y llanamente, no es un doctorado en teología. Acá hay demasiada metáfora retorcida. Muchos seguidores nos enamoramos de ”Judas”, de “El que quiera entender que entienda”“La santa compaña”“La conquista”, de la sencillez de “Molinos de viento” o “Maritormes”, con muchísima más presencia del violín fusionado con las guitarras. Que se me entienda, Mägo nos acostumbró a canciones un tanto graciosas y hasta pedorras, pero también brinda fortaleza con su mensaje sin caer en los lugares comunes, es decir, “La danza del fuego” es toda una enseñanza de vida, y aquí no ubicamos ni la décima parte de eso. El asunto José es innegable, sin él cuesta mucho pensar en el verdadero Mägo de Oz, salvando las distancias, es como Maiden sin Dickinson, si bien no es el líder, se pierde gran parte de su identidad.

Canción: -.

 

Arch Enemy - War eternal:

arch enemy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un gran desafío para los suecos fue el hecho de reemplazar a la cantante Angela Gossow, la alemana más linda del metal. La posta la tuvo que tomar Alissa White-Gluz (que también está buenísima), quien realizó un trabajo más que aceptable en el álbum sucesor de Khaos legions y además, sorpresivamente, participó en la composición de la placa. La banda conserva el sonido que la hizo popular en toda la década pasada, tras el ajuste en el género, bien volcados al death metal melódico, los muchachos se sintieron en su salsa con solos a dos guitarras, como en “Down to nothing”, o estribillos llenos de rabia como en la tremenda “Never forgive, never forget” y en ”You will know my name”. Inmenso el laburo de las violas, el riff de “War eternal” parece sacado de la época de Anthems of rebellion. Gran disco, por momentos cae y se torna reiterativo pero al fin y al cabo, nos dejaron su mejor producción desde Ryse of the tyrant.

Canción: “As the pages burn“.

 

Foo Fighters – Sonic highways:

sonic highways

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nunca fueron santos de mi devoción, lo admito, tampoco me esforcé como para que lo sean ni siento que hayan hecho méritos. Quizás, mi problema no es con la banda sino con sus seguidores, creyentes porfiados en que Dave Grohl es el Mesías del rock. Foo Fighters es una banda inmensa en cuanto a números, con grandes músicos (con un cantante no tan talentoso vocalmente pero tenaz), ordenados, pero que van a media máquina todo el tiempo. Su último disco es la fiel prueba, si en algún momento fueron un grupo hitero ya no lo son más; dejaron el hard rock poderoso de lado para ralentizar todo. La pasividad de “Congregation”, “Outside” o “Subterranean”, los gritos innecesarios de “Something from nothing” y lo empalagosa que es “I’m a river”, demuestran que si no es lo más flojo, a nivel disco, en la carrera del grupo…pega en el palo.

Canción: -.

 

AC/DC – Rock or bust:

ac dc

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 ¿Qué hay de nuevo, Angus? Nada. Es la fórmula del éxito y no pedimos que cambie, que se adapte o que modifique, nada de eso. Rock or bust, así como Black ice o Stiff upper lip, son integrantes del AC/DC del nuevo milenio que podría formar parte de una trilogía ochentosa y nadie se daría cuenta. AC/DC no se adapta a la música, la música se adapta a AC/DC. Por primera vez convertidos en un trío tras las partidas de uno de los líderes Malcolm Young, por problemas de demencia, y del histórico baterista Phil Rudd, por asuntos (serios asuntos) legales, tuvieron que sortear estos males con músicos de sesión (aunque la batería fue grabada por Rudd) y el pequeño Angus escogió a su sobrino Stevie como espalda en las guitarras. Los dos cortes de difusión, “Play ball” y “Rock or bust”, resultan bastante simpáticos y muy consecuentes en la línea de “Rock n’ roll train”, “Rock the blues away” hace lo propio con “Anything goes”. ¿Esto qué demuestra? Que si bien AC/DC sigue siendo el mismo de siempre, se dedicó más de lleno a esas canciones de fondo para acompañar el ritmo sentado en una silla y al mismo tiempo levantando la patita, estilo “Who made who”, dejando a un lado melodías para romper todo como “Thunderstruck”, “Shake your foundations”, “Shot down in flames” o “Shake a leg”. Si te gusta la banda de seguro que el álbum te va a encantar, aunque lejos va a estar de tus favoritos, no sólo por su corta duración sino por el evidente paso del tiempo. En cambio, si sos un detractor de los escoceses/australianos, ni te gastes en pegarle media oida.

Canción: “Rock the house”.

 

Slash – World on fire:

slash world on fire

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El negro lo hizo de vuelta. Es el músico, de los legendarios, que mejor se adapta al rock. Luego de Slash & Friends y Apocalyptic love, el hombre de la galera encuentra su mejor disco, en mi opinión, como solista. Repleto de climas, un inicio que, salvando las distancias, nos hace viajar a “Been there lately” gracias al tema que le de nombre a la placa, un galope escalonado en “30 years to life” y una bonita balada como “Battleground” en la que Kennedy se destaca, componen un esqueleto de canciones que conforman el cuerpo de un álbum muy esperado por los fans. Punto a favor para el cantante, porque al fin puede hacer algo en lo que se luce, fuera de Alter Bridge. Nunca lo había conseguido junto a Slash, ya sea con sus temas de Snakepit o, mucho menos, Guns and Roses, esos métodos que utiliza, muuuy distintos a la forma de cantar en AB, dejan en evidencia que le falta muchísimo para llegar a ser Axl. ¿Por qué lo digo? Porque es inevitable que quiere sonar como él y termina cayendo en una gangosidad inescuchable en varios covers de GNR, quedándose a mitad de camino entre Weiland y Rose. Sin embargo, en World on fire, “el Kevin Bacon del rock” recorre todo su caudal vocal sin sobresaltos, demostrando su profesionalismo y acoplándose perfectamente a Slash. Cada álbum que avanza en la carrera del morocho es un paso más hacia la madurez, no sorprende, se sabe que cualquier cosa que haga va a garpar, que su principal blanco de críticas es la absurda participación con ciertos personajes del mundo de la música. World on fire es un disco recomendadísimo, de larga duración para lo que la industria nos tiene acostumbrados en la actualidad, que no cae en ningún momento, pero ¡OJO! es Slash, no son los Guns. Ya lleva 20 años con sus propios proyectos en los que es amo y señor, más del doble de lo que estuvo junto a Axl Rose. ¿Qué pretendo decir? Tratemos, aunque sea difícil, de no seguir hablando de reunión gunner, es tiempo pasado, historia, de la más bella historia ya que sin ellos él no hubiese sido ni 1/4 de lo que hoy es. Disfrutemos de escuchar Appetite pero también Pawnshop guitars, Loaded o Apocalyptic love.

Canción: Too far gone.

 

Attila - Guilty pleasure:

attila

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los oriundos de Atlanta se animaron a lanzar un disco un año después del aceptable About that life. En este caso, la banda continúa por el mismo sendero, con un deathcore super pegadizo, ganchero, que va al frente de principio a fin y con cada vez más guiños del hip-hop. Desde “Pizza, sex & trolls”, nos anticipamos a lo que va a venir, una bocanada de riffs acompañada de diez mil puteadas con cambios de clima del cantante Chris Fronzak. En cierta, los puntos más blandos están en el aspecto lírico del grupo, con letras que no abordan temáticas profundas pero que a mi entender son sinceras, directas, tal vez inmaduras, pero que no pretenden vender algo que no son. De todas formas, podemos destacar el comienzo estilo wildheart “Shame on me” de la canción “Hate me” o los estribillos de “Dirty dirty”. Attila cumple una década junto al death metalcore, casi 10 años en los que no ha innovado ni influenciado a nadie, pero eso no es lo que importa, su disco suena contundente con un laburo enorme y evidente del productor Joey Sturgis. Dentro del estilo, se afianzan cada año un poco más, abren el panorama, se acercan en la carrera a competirle de cerca a Asking Alexandria, Bring me the Horizon y otros jóvenes tatuados, con su impronta.

Canción: “Rebel”.

 

Behemoth – The satanist:

behemoth

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Acá llegamos. Una bestialidad de disco, sin lugar a dudas de lo mejor que dejó el 2014. Los polacos lanzaron su primer disco tras el parate obligatorio a causa de la leucemia que afectó al líder, mentor, guitarrista y cantante Nergal (Adam Darski). El sonido ha mutado a lo largo de los años, ese black metal noventoso, luego fue death y hoy lo definiría como heavy metal clásico. Obviamente existen elementos que no reniegan del pasado, como la ametralladora en la batería de Inferno en “Blow your trumpets Gabriel” o “Furor divinus” o los desgarradores gritos. Si no la conocen, o si los preconceptos les ganan, dénle una oportunidad a Behemoth, a mi entender, el grupo de los considerados “satánicos”. Claramente hay una movida comercial muy fuerte detrás de toda esa filosofía oscura, Nergal es un empresario y es al rock polaco lo que el Indio es al rock nacional: Una leyenda controvertida. Es el rostro del rock, del mal, de la rebeldía y una de las figuras más importantes dentro del black en su historia, lo sabe y lo deja en claro, ya sea participando como jurado en La Voz o haciendo un disco de esta magnitud. La banda sigue funcionando como un relojito al extremo que en muchos pasajes me hace acordar a lo último de Carcass, a la máxima violencia y velocidad, gritando a los cuatro vientos en lo que creen, como en “Messe Noire”, desde la precisión de “In the absence ov light” hasta la magnificencia de la que da nombre al álbum, se nota que la simbiosis es ajustadísima, todo está tremendamente elaborado. Nada está librado al azar. A Nergal no le importa nada, ni lo que piensen de él ni lo que dejen de pensar, sólo le importa hacer metal, ganar plata y lanzar discos, él está más allá de todo porque cuando todos pensaron que el hecho de haber vencido a la muerte iba a reconciliar su relación con Dios, nada de eso pasó y hasta llegó a decir “todos debemos tener cáncer para apreciar lo que tenemos y ser mejores”. Fuerte, como su música.

Canción: Amen.