Corea-Japón 2002: El fracaso argentino, la indignación francesa

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Para el primer Mundial del siglo XXI la FIFA decidió llevar a la Copa del Mundo al continente asiático, lo que permitió que se establezca un torneo tecnológicamente brillante. Los 20 estadios de última generación demostraron un claro ejemplo de la organización, aunque se debe destacar la puja política que se vivía entre los dos anfitriones, debido a las disputas ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón ocupó el territorio de sus vecinos. En este sentido, para el partido inaugural disputado en Seúl, en el que Francia cayó sorpresivamente ante Senegal, el emperador nipón, Akihito, se ausentó del espectáculo, generando un malestar en las autoridades coreanas. Tal es así, que su presidente, Chong Mong Joon, consideró aquel hecho “como si la novia o el novio no se presentaran a una boda, porque no es una cuestión de gusto, sino de obligación”.

Festejos

Para esta edición, a Julio Grondona se le había ocurrido la idea de presentar a la delegación argentina sin la camiseta número 10, en homenaje a Diego Maradona. Pero por el reglamento de la competición, ese original reconocimiento tuvo que ser desechado y finalmente, Ariel Ortega fue el heredero de “Pelusa”.

Justamente, aquel equipo conducido por Marcelo Bielsa había llegado a la cita mundialista como uno de los principales candidatos al título. Tras haber barrido la eliminatoria sudamericana, los criollos contaban con ser uno de los protagonistas más destacados del Mundial. Sin embargo, el inflexible esquema táctico dispuesto por el entrenador, que se negaba a incluir a Gabriel Batistuta y a Hernán Crespo como titulares, junto a la desgracia de ser parte del “Grupo de la Muerte” y las no convocatorias a Sebastián Saja y Gustavo Campagnuolo significaron algunas de las razones por las que la Argentina se volvió en primera ronda. Un triunfo ante Nigeria (1-0), una derrota con Inglaterra (1-0) y un empate frente a Suecia (1-1) no alcanzaron para llegar a los octavos de final y los albicelestes repitieron lo que alguna vez se llamó el desastre del ’58.

Afiche

La otra desilusión llegó de la mano de Francia. El defensor del título, que además se había consagrado en la Eurocopa del 2000, también fue eliminado en la primera instancia y su experiencia fue mucho más humillante: los galos no pudieron convertir ni si quiera un gol. Sólo lograron rescatar un empate contra Uruguay y se despidieron siendo los últimos de su zona. Así, los dos equipos que estaban mejor “ranqueados” en la previa, sólo duraron tres partidos.

Finalmente, el combinado que pudo alzar la Copa en Yokohama fue Brasil. Nunca había existido un elenco brasileño en el que el país haya tenido menos confianza. Sin embargo, los conducidos por Luiz Felipe Scolari tuvieron mucha suerte en el sorteo y derrotaron en la primera fase a Turquía (2-1), China (4-0) y Costa Rica (5-2). Con el envión anímico cosecharon una serie de victorias que terminó transformando a la “verdeamarela” en la única selección capaz de quedarse con el trofeo por quinta vez.

Curiosamente, dos horas antes de aquella final ante Alemania (2-0), una empresa holandesa tuvo la original iniciativa de organizar un duelo entre los dos peores equipos del mundo. Tomando como referencia el ranking de la FIFA, se disputó un choque entre Bhután y Montserrat, en el que definió al conjunto caribeño como el peor del planeta, dado que el resultado fue 4 a 0 a favor del representante asiático. Aquel 30 de junio, mientras Brasil se coronaba en Japón como el mejor de todos, hubo otro duelo que resolvió una puja para nada meritoria: los isleños pasaron a ser considerados como la escuadra más limitada del mundo.