Kempes, el campeón que nunca tocó la Copa del Mundo ni le dio la mano a Videla

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Hace 61 años nació en Bell Ville, Córdoba, el goleador del Mundial de 1978. “No diga Kempes, diga gol”, decían los relatores del certamen organizado por Argentina en una acertada decisión al cambiar simbólica y popularmente el apellido del “Matador”, quien llegó a la cita mundialista de su país en su mejor momento: con 24 años, luego de consagrarse en España como el máximo artillero de las últimas dos temporadas.

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“Hay algo que fue importante para lograr el Mundial, y eso fue el gran grupo que se formó. Era realmente fenomenal. Nunca hubo un problema, porque todos apuntamos para el mismo lado”, confesó Mario Alberto Kempes unas horas después de lograr la hazaña en el Monumental.

Su humildad se reflejó en la continuidad de su análisis: “Nuestro mérito fue ir partido a partido. No nos adelantamos mentalmente, por lo que a nadie se le ocurrió en el comienzo pensar en la final”.

Kempes 2Naturalmente, el debut del equipo de César Luis Menotti dejó varias dudas, dado que el sorpresivo tanto de Karoly Csapo despertó preocupación en el público local. “La primera ronda fue muy dura. Arrancamos perdiendo con Hungría y por suerte lo pudimos dar vuelta. Después, la victoria con Francia nos aseguró la clasificación para las semifinales. No habíamos empezado jugando bien, pero lo importante fue que pasamos de ronda. Es más, la derrota con Italia nos terminó favoreciendo, porque en el Grupo de Buenos Aires estaban Holanda y Alemania. Nos vino bien ir a Rosario. Contra Brasil fue muy parejo y estuvo bien el empate, pero con la goleada a Perú, que ya le habíamos ganado 3 a 0 en Lima, demostramos que estábamos para campeones”, resumió el cordobés.

Kempes fue la figura indiscutida del torneo. Llegó para cumplir las expectativas que se habían generado por sus actuaciones en Europa y no defraudó. Con su potencia aportó una enorme cuota goleadora, tal es así que fue el máximo anotador del certamen con 6 conquistas, y dio una muestra cabal de su generosidad tanto en la cancha, ocupando diferentes posiciones, como durante el juego, con extraordinarias intervenciones como el penal que cometió para evitar un gol polaco en la segunda ronda.Kempes 3

“Antes de la final, Menotti nos agradeció por haber llegado a esa instancia, y a Holanda le ganamos con garra. Sufrimos, pero después festejamos. Merecíamos levanta la Copa”, reconoció el delantero. Sin embargo, hubo un hecho que pasó desapercibido. En la ceremonia de coronación, el “Matador” fue el único que no le dio la mano al presidente Jorge Rafael Videla. “Había un gran tumulto y yo era el último de la fila. El desborde era tal que no pude llegar hasta donde entregaban las medallas… ni siquiera toqué la copa”, confesó el héroe de la jornada y aclaró: “Al día siguiente se la llevaron y no la vi más. Era imposible llegar al trofeo porque estaban todos desesperados. Además, Passarella no la largaba por nada del mundo. El Gaucho era como en la cancha, un perro de presa”…

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