Llegar, comprar un auto, conseguir trabajo!

#KiwiArgentino

Y escribo estas líneas ya en Nueva Zelanda, en la parte de atrás de nuestra recientemente adquirida Nissan Serena, mientras espero que Mariana salga de su trabajo. ¿Pero qué fue lo que pasó desde nuestra presentación? Hace apenas unas dos semanas cuando todavía estábamos en Solignano, Italia. ¿Cómo fue nuestro recorrido en avión en el que atravesamos 3 continentes, sino 4? ¿Dónde estamos viviendo? ¿Nos costó mucho conseguir trabajo? ¿Y el auto, de dónde salió? ¿Es prestado, alquilado o comprado? Si quieren saber las respuestas a todas estas preguntas, sigan leyendo y en los próximos párrafos se los contaré.

Nuestro barrio, escenografía de cualquier película

Estábamos en Solignano, después de haber trabajado en Aventuras360, hecho algunos trámites que tenía pendiente, por ejemplo cambiarme de plan de mi compañía de celular y otros asuntos, decidí chequear, vaya uno a saber por qué, si teníamos todo en regla para llegar a nuestro destino. No revisé en la embajada de Nueva Zelanda, ni tampoco en la de Qatar, sino en la de Australia dónde tendríamos esa larga escala de 8 horas 50 minutos. Las escalas en los aeropuertos son molestas, pero por un mejor precio, que puede significar ahorrar unos 500 dólares o más, uno está dispuesto a soportarlas. Sin embargo esta vez nos habían cambiado el horario luego de comprar el pasaje, pero aun así era una buena oferta. Así fue que sospechando una hermandad gringa de los australianos, supuse que la seguridad en los aeropuertos iba a ser ridículamente exagerada y fui a revisar cuáles eran las condiciones para hacer escala en el país de los canguros, sin necesidad de una visa. Las condiciones eran las siguientes, ser ciudadano de alguno de los países con acuerdo (en el cuál Argentina está incluida), no cambiar de compañía aérea, es decir no salir del área de tránsito, para volver a hacer check in, ni para recoger el equipaje y no estar más de 8 horas en el aeropuerto. Sí, nosotros estaríamos 8 horas y 50 minutos, por lo que por 50 minutos necesitaríamos una visa. Esta visa se saca presencialmente en una embajada o por correo, no existe la posibilidad de sacarla por internet, aunque sí la de turismo. Llamamos a las oficinas de migraciones, para saber si existía un tiempo de gracia para no necesitar la visa, pero no. Teníamos la opción de cambiar el pasaje o de sacar la visa de turismo, con la esperanza de que se nos otorgara automáticamente, pero no fue así. Finalmente nos fuimos a dormir, fue una noche larga pero al día siguiente logramos cambiar los pasajes, siempre pagando una penalización, en este caso fue de unos 600 euros entre los dos, nos dolió bastante, pero de otra forma no hubiéramos podido viajar, ya que al hacer el check in nos preguntaron si teníamos la visa de tránsito, pero pudimos explicar con lujos de detalle que no la necesitábamos.

Tuvimos 3 vuelos hasta llegar a Nueva Zelanda, el primero de Roma a Doha (Qatar), el segundo hasta Melbourne (Australia) y finalmente a Auckland. Después de unas 40 horas de viaje, estábamos en nuestro nuevo hogar. Una amiga de una amiga de mi tía, tenía un cuarto para alquilarnos y hacia allí íbamos. Lo más común es que la gente que hace la working holiday se quede en algún hotel en el centro, o hostel o haciendo couch surfing, que iba a ser nuestra alternativa si Bibiana (se escribe así), no nos hubiese ofrecido su casa. Podríamos haber llegado en bus y luego un tren, pero por 5 dólares de diferencia tomamos el shuttle puerta a puerta. Finalmente estábamos en una casa que sería nuestra, no sabíamos por cuanto tiempo, pero teníamos nuestra cama, nuestro escritorio y nuestro placard. Parece una tontería, pero cuando se está viajando, aunque a uno le guste, esas cosas pueden llegar a extrañarse (incluso más que a un familiar, bueno, uno que no te caiga bien) .

Y aquí está Serena, nuestra nueva compañera de Aventuras

Dedicamos nuestros primeros días, para vencer el Jetlag, como dije anteriormente, esa palabra tan moderna y clasista que se usa para decir básicamente, que uno no puede dormir cuando debería, y viceversa. Yo pedí mi IRD, que sería como la CUIL y el de Maru seguimos esperando. Para pedir el IRD se necesitan dos documentos, es un trámite muy sencillo que se hace en 5 minutos en el correo. Acá empecé a notar lo lindo que es este país, como las cosas funcionan como corresponde, como uno esperaría y, a pesar de eso, no se siente la presión estructural tan alemana o suiza. Tengo que admitir que me es imposible no comparar todo con Alemania, donde también estuvimos viviendo, pueden ver nuestras Aventuras en el país germano aquí. Los documentos que se necesitan son el pasaporte y otro para constatar la información. Puede ser el registro de conducir internacional, una propuesta de trabajo, un certificado de estudio neozelandés o una tarjeta 18+ que todavía no averiguamos como sacarla porque hay que pagar unos 20 NZD, casi unos 90 pesos a cambio oficial.

Cuando finalmente estuvimos descansados nos fuimos a la ciudad a buscar trabajo. Junio es temporada baja para Auckland, la mayoría del trabajo se encuentra un poco más al sur. En primavera verano es cuando se empieza a mover un poco más la ciudad y se consigue trabajo más fácilmente. Sin embargo, como estábamos muy cómodos en nuestra casa en las afuera de la ciudad, un hermoso barrio muy verde, por el que da placer caminar una tarde soleada, no teníamos vehículo y, debemos admitirlo, tampoco queríamos hacer mucho trabajo en el campo, decidimos probar suerte en la gran ciudad.

Las tormentas son frecuentes, pero al irse nos regalan estos arcoiris, a veces dobles

El primer negocio que visitamos fue un restaurante mexicano al cual yo había mandado un mail. Buscaban un cocinero, llevamos el CV, hablé con el dueño y quedaron en llamarme para una prueba cuando el cheff volviera de sus vacaciones, aun no lo han hecho. Seguimos caminando entregando el CV en varios negocios, habremos llevado unos 10 cada uno, quizás más, cuando nos dijeron que en una pizzería buscaban un ayudante de cocina. Fuimos inmediatamente para el local, pero lo encontramos cerrado, por lo que un poco abatidos fuimos a descansar a una plaza.

Es sorprendente lo natural que es el país. La selva a pocos kilómetros de la ciudad inundan las banquinas tan copiosamente que apenas se ven algunos metros más allá de la ruta. Incluso en la autopista de acceso a la ciudad la naturaleza prevalece sobre el gris de la ciudad. Descansábamos en este hermoso parque, que además era un viejo cementerio, cuando vimos que Mariana tenía una llamada perdida. La habían llamado de uno de los restaurantes que habíamos visitado. Minutos más tarde, estaba siendo entrevistada, y un día después tendría una prueba. En poco menos de una hora, uno de nosotros ya tenía trabajo. Si bien es cierto que todavía debería pasar la prueba, el tiempo diría que sí.

Después de que Maru tuvo su entrevista, mientras volvíamos a la pizzería, donde un empleado chino tiraría el CV que le acababa de dar tan pronto como lo había recibido, vimos una hermosa camioneta Nissan Serena, claramente ocupada por mochileros, en el fondo colchones inflables, almohadas y cubiertos delataban la naturaleza de sus dueños. Mientras le decía a Mariana que deberíamos comprar algo así, notó el cartel de venta. Después de pensarlo tan sólo unos minutos, llamamos a la dueña y luego de que Tony, el dueño de la casa donde estamos viviendo, nos diera su visto bueno, acordamos comprársela por 2.000 dólares neozelandeses, unos 9.000 pesos argentinos a cambio oficial.

A menos de 20 minutos de casa, así se transforma el paisaje

El día siguiente, sábado por la mañana, vino la chica a nuestra casa, y procedimos a hacer todo el papelerío necesario, el 08, libre deuda, la transferencia y todo eso…, bueno en realidad es mucho más sencillo. La transferencia se hace en el correo, se completa un formulario de una sola página, se pagan 9 dólares y listo, 10 minutos más tarde, el auto ya era nuestro oficialmente. Sin embargo todavía no teníamos seguro que lo conseguimos el domingo por Internet,  buscamos una aseguradora y en menos de media hora teníamos el auto asegurado contra terceros por unos 15 dólares mensuales.

Pero, ¿A dónde fuimos con la camioneta? ¿Son buenas las rutas? ¿Cuánto sale el combustible? ¿Es caro el costo de vida en Nueva Zelanda? Son preguntas que responderé la semana que viene mientras nos vamos convirtiendo cada vez más en Kiwis Argentinos.