La importancia de los minerales en el cuerpo

#Nutrición
Por: Dana Sobol

Los minerales son tan importantes como las vitaminas para lograr el mantenimiento del cuerpo en perfecto estado de salud. Pero, como el organismo no puede fabricarlos, debe utilizar las fuentes exteriores de los mismos, como son los alimentos, los suplementos nutritivos, la respiración y la absorción a través de la piel, para poder asegurar un adecuado suministro de ellos. Después de la incorporación al organismo, los minerales no permanecen estáticos, sino que son transportados a todo el cuerpo y eliminados por excreción.

Un mineral es un elemento inorgánico (comúnmente un metal) combinado con algún otro grupo de elementos, o elemento, químicos como puede ser un oxido, un carbonato, un sulfato, un fosfato, etc.

Sin embargo en el organismo, los metales no están combinados de esta forma, sino de modo más complejo o de quelantes, combinados con otros constituyentes orgánicos, que son las enzimas, las hormonas, las proteínas y sobre todo, los aminoácidos.
Los alimentos naturales son la principal fuente de metales para nuestro organismo, tanto si el alimento es de origen vegetal como animal.
En dichos alimentos, el metal se presenta en forma de un complejo orgánico natural que puede ser ya utilizado por el organismo.
Sin embargo, los alimentos no son siempre suficientes en calidad y cantidad para poder satisfacer todas las necesidades del organismo en dichos metales, y en tal caso hemos de recurrir a los suplementos minerales para aumentar la ingesta de metales.

La quelación podría definirse como un proceso en el que el mineral es envuelto por los aminoácidos, formando una especie de pelota con el mineral en el centro, evitándose así que reaccione con otras sustancias.
Se ha comprobado que la absorción de los quelatos de aminoácidos y minerales, es muy superior a la de cualquier otro tipo de suplementos minerales.

Durante los procesos de manipulación, estabilización y conservación de los alimentos, tienen lugar pérdidas de la mayor parte de los oligoelementos.

Así, por ejemplo el 86 % del manganeso (oligoelemento esencial) se pierde durante la moderna molturación del trigo, el 89 % durante el blanqueado y refinado del azúcar y el 75 % en el pulido para blanquear el arroz. Todas estas pérdidas no son luego debidamente remplazadas a través de la alimentación. Los modernos hábitos alimenticios tienden a favorecer el consumo de alimentos con bajas concentraciones de manganeso.

También han sido observados en ciertos individuos, bajos niveles de cromo en los tejidos. La deficiencia de cromo se reconoce hoy como un problema nutricional que aparece durante la gestación y la edad adulta. En efecto, los niveles de cromo en los tejidos descienden con el avance de la edad, y su deficiencia puede relacionarse con el incremento de la incidencia de la diabetes observada en los adultos mayores. Existe también una relación entre la deficiencia de cromo y la arteriosclerosis y las enfermedades cardiacas.
Una gran parte del cromo presente de forma natural en los alimentos, se pierde también durante los modernos tratamientos de refinación. El ser humano recibe de 0,05 a 0,1 mg. de cromo con sus alimentos, pero no toda esta cantidad es absorbida. Los quelatos de aminoácidos, o la levadura rica en cromo, son la única forma natural posible de tomar cromo, ya que resultan muy próximos a lo que se encuentra en el aceite de germen de trigo y en el salvado. De ahí la conveniencia de aumentar la ingestión de estos dos suplementos dietéticos.

Antes se creía que no existía deficiencia de cinc en el hombre, pero se han encontrado enfermedades causadas por carencias de cinc en poblaciones mal nutridas.
Hoy existen evidencias de que enfermedades y dolencias físicas pueden alterar el metabolismo y la excreción de cinc. La ingestión diaria sugerida es de 15 a 20 mg, al día y se ha visto que esta cifra no se alcanza. No existen reservas sustanciales de cinc en el organismo por lo que resulta esencial una adecuada ingestión diaria de este elemento.

El cadmio es un elemento bastante tóxico que puede provocar una deficiencia de cinc. Los crecientes niveles de cadmio en el humo de los cigarrillos, y en la atmósfera de las áreas industriales, contribuye a la extensión de la deficiencia de cinc, que está empezando a ser observada en el mundo occidental.

Durante los últimos años se ha visto que las ingestas de magnesio han descendido notoriamente, mientras que los contenidos de proteína, grasa, azúcar y calcio de nuestra dieta se han elevado. Un incremento de la ingestión de magnesio protege al organismo contra las enfermedades del músculo cardíaco.

El calcio penetra en nuestro organismo, en cantidad suficiente, a través de nuestra dieta, pero es eliminado continuamente a través de diversos caminos (riñones, bilis, jugos digestivos y piel).
En la mujer el calcio resulta muy importante durante la gestación y la lactancia. La presencia de calcio en las dietas, no garantiza su absorción, porque su control depende de cierto número de factores, entre los que se destacan la presencia de fosfato, de ácido oxálico y de ácido fítico.

La leche continua siendo la mejor fuente de calcio de nuestra alimentación, a causa de su gran concentración de este mineral.
Por desgracia el consumo de leche va en descenso en todo el mundo. Una predisposición a la deficiencia de calcio, es el factor fundamental en el desarrollo de las enfermedades como la osteoporosis y la paradontosis.

En resumen, cada día resulta más necesario volver a las dietas naturales, o bien suplementar nuestra dieta de forma adecuada en minerales.