Cómo tener una piernas bellas

Las varices, las hemorroides e incluso la celulitis y la pesadez e hinchazón de las piernas son trastornos más o menos molestos, que aunque en la mayoría de los casos no son graves, afectan a la vida de quien los sufre. Todos ellos están provocados por diversas causas pero tienen un denominador común: la mala circulación de la sangre. Y la dieta juega un papel importante tanto en la prevención de estos trastornos como en el alivio de los dolorosos síntomas.

Para entender cómo la alimentación puede influir en la circulación de la sangre, haciéndola más o menos fluida, previniendo trastornos o aliviando los síntomas que se derivan de una mala circulación, conviene conocer someramente el papel del aparato circulatorio.

El aparato circulatorio está formado por el corazón, las arterias, las venas, los capilares y la sangre, y se encarga de proporcionar oxígeno y nutrientes a las células a través de la sangre. El corazón bombea sangre oxigenada procedente de los pulmones y la impulsa a través de las arterias y los capilares hacia las células de todo el cuerpo. Tras llegar a las células, la sangre vuelve al corazón a través de las venas y se oxigena de nuevo en los pulmones. Por tanto, cualquier elemento que obstruya el paso de sangre por las arterias o las venas provoca un trastorno en la circulación sanguínea. La arteriosclerosis debida al depósito de colesterol, grasa y sustancias de desecho de la sangre, es la causa más común de obstrucción arterial, y si no se trata a tiempo puede provocar un infarto. Si la sangre está muy densa, se pueden formar coágulos que impiden la normal circulación, lo que puede dar lugar a trombosis. La mala circulación venosa puede provocar también trastornos menos graves pero molestos como varices, hemorroides y celulitis.

Consejos para mejorar la circulación
• Tenderse con las piernas en alto unos minutos cada día.
• Acostarse sobre el lado izquierdo del cuerpo para dormir.
• Dormir con las piernas un poco elevadas (con ayuda de una pequeña almohada debajo de los pies).
• El calor no es aliado de la circulación, produce vasodilatación de los capilares, lo que puede provocar más hinchazón, pesadez, cansancio y dolor. Por ello no son convenientes el sauna o los baños calientes. Se recomienda ducharse con agua templada y terminar con un chorro de agua fría en las piernas.
• Hacer ejercicio para activar la circulación: caminar, caminar de puntillas, flexiones de piernas, nadar, correr, mover las piernas mientras se está sentado.
• Masajearse los pies y las piernas siempre de abajo a arriba, del tobillo al muslo.
• Emplear ropa cómoda, medias que no compriman, zapatos cómodos, etc.

Los alimentos y la circulación de la sangre

Nutrientes aconsejados
- Fibra: favorece el tránsito intestinal y una defecación sin esfuerzo. Esto hace que no aumente la presión abdominal y no se debiliten las paredes de las venas y de la pared del colon; hay menos riesgo de sufrir estreñimiento, varices y hemorroides.
Comer 3 frutas, una ensalada y algo de verdura (como primer plato o como guarnición del segundo) cada día.
Elija alimentos integrales: el pan, la pasta, el arroz…
Incluya en la dieta diaria una ración de frutos secos o desecados (cinco nueces o un puñado de otros frutos secos).
- Antioxidantes: protegen frente a los radicales libres, sustancias causantes del envejecimiento y del deterioro de las paredes de arterias y venas. Favorecen el buen estado de los vasos sanguíneos, tienen acción antiinflamatoria y vasoconstrictora.
- Vegetales en general: banana, moras, fresas, frambuesas, arándanos, coles en general, zanahorias, cítricos, uvas, cebollas, espinacas y los tomates
-Potasio: favorece la eliminación de agua, lo que es beneficioso en caso de tener piernas hinchadas o retención de líquidos, frutas desecadas: frutos secos, germen de trigo, legumbres, hortalizas y verduras, frutas, cereales integrales, pescados y carnes.
- Ácidos grasos poliinsaturados: reducen el colesterol y los triglicéridos sanguíneos, lo que evita la arteriosclerosis. Hacen más fluida la sangre, disminuyen su viscosidad y actúan como antiagregantes, lo que reduce el riesgo de que se formen trombos o coágulos.
Aceites de semillas (girasol, maíz, soja), margarinas vegetales, frutos secos (en especial, nueces y almendras), pescados azules y aceite de hígado de bacalao.
- Combine en la dieta el aceite de oliva y semillas.
- Incluya habitualmente una ración de frutos secos (un puñado son 20-30 g).
- Coma pescado azul al menos 2 veces a la semana.
- Abundante agua ya que facilita la eliminación de toxinas y la depuración de la sangre, hace que la sangre esté más fluida. Sin la cantidad adecuada de agua la velocidad de la sangre disminuye.
Agua, jugos, licuados, caldos, sopas, infusiones… Plantas con mayor poder diurético: diente de león, té…, con el consejo de un profesional.
Tome entre 6 y 8 vasos de agua cada día.

Nutrientes desaconsejados
- Sodio: el exceso de sodio (componente de la sal) retiene líquidos lo que obliga al corazón, al hígado y a los riñones a trabajar por encima de sus posibilidades. Este exceso se relaciona con trastornos circulatorios y de retención de líquidos, y empeora la hinchazón en las piernas.
Sal y alimentos salados: conservas de todo tipo, papas fritas y similares, sopas de sobre, salsas, aceitunas, encurtidos, panes, galletas, embutidos, quesos curados, carnes y pescados salados o ahumados, precocinados.
- Grasas saturadas: el exceso de grasa saturada tiende a aumentar los niveles de triglicéridos y colesterol plasmáticos, lo que favorece la arteriosclerosis, y aumenta la viscosidad de la sangre, y esto puede provocar trombosis, (manteca, nata, embutidos, tocino, repostería industrial)

Verano: Alimentos que hidratan

Si quieres estar hidratado, no es necesario no separarte de tu botella de agua o gaseosa preferido. Conoce aquí los alimentos que pueden ayudarte.

Por su alto contenido en agua y sus propiedades, estos alimentos te ayudarán en la tarea de recuperar el cuerpo del desgaste de las altas temperaturas.

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Digestiones pesadas

Comer sentados y con tranquilidad parece haber quedado en el olvido. Y cuando a las prisas diarias se le añaden unos hábitos alimentarios poco saludables, se originan malas digestiones, dolor de estómago, acidez y otros trastornos digestivos.

Si los excesos se prolongan en el tiempo, aumenta el riesgo de aparición o desarrollo de patologías relacionadas con la alimentación, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, obesidad, alteraciones digestivas…

Los trastornos digestivos cobran relevancia en épocas como la Navidad, fechas en las que es difícil huir de las comidas copiosas. La frase “un día es un día” nos empuja a abusar de la comida y de la bebida, siendo casi imposible salir indemne de sufrir incidentes digestivos. Hay que recordar que las grandes comilonas y el ingerir muy rápido los alimentos obligan al estómago a trabajar mucho más de lo habitual, con la consiguiente sensación de malestar y pesadez. Seguir unas sencillas pautas nos ayudará a prevenir las molestias digestivas.

Tranquilidad y buenos alimentos
Los alimentos o platos demasiado grasos (fritos, estofados o guisos con exceso de aceite) o que incluyen carnes muy grasas, platos con salsas,quesos o mayonesa, platos muy condimentados, picantes o los alimentos excesivamente azucarados provocan digestiones más lentas y pesadas de lo normal. Si, además, no guardamos orden en el horario y distribución de las comidas a lo largo del día, y por ejemplo, un día no desayunamos, otro casi no comemos y al siguiente tomamos una gran cena, nuestro aparato digestivo acabará sufriendo las consecuencias.
Tampoco el estrés es buen aliado para las dolencias estomacales: numerosos estudios lo han relacionado con afecciones gastrointestinales (úlceras, cólicos, diarreas, gastritis…), por lo que además de seguir una buena alimentación, resulta muy importante aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés.

La buena siesta
A pesar de que la siesta se considera un hábito muy saludable, si se prolonga más de 15-20 minutos y se realiza al poco de comer, probablemente despertaremos con la sensación de que la comida no ha sido digerida, nos dolerá la cabeza y sentiremos acidez y malestar general. Esto se debe a que cuando dormimos todo funciona más lentamente en nuestro cuerpo, incluida la digestión, y a que en posición horizontal se facilita el paso de ácidos de estómago a esófago (reflujo). Para remediarlo, deberemos hacer una siesta de corta duración y, en lugar de acostarnos, permanecer recostados en el sofá.

Cómo prevenir y aliviar algunas de las molestias digestivas más comunes

Indigestión
La digestión es un proceso muy lento que se alarga cuando se ingiere demasiada comida o alimentos excesivamente ricos en grasa o fibra. Al producir más ácidos para ayudar en la digestión, el tracto intestinal se hincha. Otra forma de indigestión es la que produce hinchazón del abdomen, que se manifiesta cuando el estómago se siente demasiado lleno y que suele producir flatulencia.
Para disminuir estas molestias:
• Tomar de postre ananá fresca, ya que contienen papaína y bromelina respectivamente, enzimas que favorecen la digestión de las proteínas.
• No abusar de carnes, fiambres y embutidos, alimentos ricos en proteínas y grasas. Mejor dar prioridad al pavo y a las aves de caza de temporada, menos indigestos que el cordero o el pato (carnes mucho más grasas).
• Sustituir el café por infusiones digestivas (manzanilla, menta, hinojo, comino o salvia).
• Si sabemos de antemano que tendremos una “comida especial”, debemos compensarlo realizando el resto de comidas del día más ligeras de lo habitual.

Nauseas y vómitos
Ya sea por consumo de alimentos en mal estado o por exceso de alcohol, el vómito es síntoma de que el cuerpo trata de liberarse de un elemento tóxico. Tras los vómitos y para evitar la deshidratación, resulta fundamental asegurar un adecuado aporte de líquidos, pero conviene esperar 1-2 horas antes de tomar cualquier bebida. A medida que los vómitos cesan se puede iniciar la ingesta de alimentos sólidos. Se toleran mejor los alimentos secos: tostadas, galletas sencillas…

Algunos remedios caseros:
• Infusión de jengibre (se troza y pulveriza, se añade una cucharada sopera por cada taza de agua y se hierve 3-5 minutos), ideal para combatir las malas digestiones acompañadas de náuseas, vómitos, mareos y para eliminar gases.
Flatulencia
Exceso de gases en el intestino que causa espasmos intestinales y distensión abdominal (se hincha el abdomen). Cambios bruscos en la alimentación, comer deprisa y tragar demasiado aire mientras se mastica, un consumo excesivo de hidratos de carbono (arroz, pasta, papa, pan, cereales, galletas, etc.), el empleo de antibióticos que desequilibran la flora intestinal y la ingesta de alimentos flatulentos (alimentos productores de gas y formadores de olor) pueden originarla.
Para prevenir esta incomoda molestia se recomienda:
• masticar bien los alimentos, comer y beber despacio.
• no realizar comidas copiosas o de condimentación fuerte y emplear hierbas aromáticas que ayudan a la digestión (romero, salvia, tomillo, hinojo).
• evitar los alimentos o platos muy grasos y salsas fuertes.
• cocer bien la pasta, no comer pan recién horneado tipo baguette ni verduras y legumbres flatulentas (ajo, cebolla y pimientos crudos, coles,, etc.).
• Sustituir café, descafeinado y té por infusiones de menta, salvia o de hinojo, o añadir unos granos de anís verde, hinojo o comino a una infusión de manzanilla, ya que ayudan a la digestión, y de hierbabuena, que relaja los músculos del colon (intestino grueso), lo que ayuda a aliviar las molestias del exceso de gases.
• El yogur contiene bacterias que ayudan a equilibrar la flora del intestino, por lo que están especialmente recomendados.

Alergia alimentaria

Una alergia alimentaria es una respuesta exagerada del sistema inmunológico por el consumo de un alimento en particular.

Hay que diferenciarlo de la intolerancia alimentaria, que no es una reacción alérgica, pero constituye un efecto indeseable producido por la ingestión de un alimento determinado.

Los alimentos que con más frecuencia producen alergia son la leche, los huevos, el marisco, las nueces, el trigo, los maní, la soja y el chocolate.

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