Tannhauser, nazis, ejecuciones y escándalo

#Ópera

Una actual producción de la ópera “Tannhauser” de Richard Wagner en la Ópera de Düsseldorf generó polémica y escándalo en Alemania. El director de escena Burkhard Kosminski tuvo la desacertada idea de trasladar al famoso caballero y trovador de los campos del castillo de Wartburg a los de concentración del régimen nazi. Kosminski ha causado a conciencia un revuelo de grandes proporciones al incluir escenas antisemitas y que según sus palabras sin ellas “la obra carece de relevancia”.

Personas desnudas que mueren en cámaras de gas, un brutal tiroteo y miembros de una familia a los cuales afeitan la cabeza y ejecutan son parte de esta puesta que recibió un importante abucheó en su estreno del sábado pasado generando un considerable escándalo que recorrió todo el país, incluso algunos de los asistentes tuvieron que ser tratados en un centro médico tras la representación. De manera lógica llegó la cancelación de tan nefasta propuesta, la Ópera de Düsseldorf retiró de su programa la versión de “Tannhauser” y para cumplir con las fechas previstas presenta en este momento una versión en concierto, sin exhibición escénica. El alemán Burkhard Kosminski, responsable de semejante afrenta, se defiende asegurando que su intención no era insultar a las víctimas y levanta descaradamente la bandera de la censura: “Creo que en cualquier representación, y por tanto también en la ópera, hay que crear situaciones concretas a través de los actores y de la historia. Y si se trata sólo de transmitir una historia romántica, creo que la obra carece de relevancia”. Una vez más encontramos directores de escena que intentan imponer su “arte” por encima de las creaciones de los compositores, es reprochable e indignante hacer una lectura profunda de las declaraciones de Kosminski. “Tannhauser” es en su esencia una ópera romántica y sus temas principales son la lucha entre el amor sagrado y profano, y la redención a través del mismo, entonces… ¿Por qué el “régie” minimiza la naturaleza de la obra queriendo defender lo indefendible? ¿Por qué si se trata de transmitir una historia romántica la obra carece de relevancia? Kosminski es el típico director de escena que crea una obra paralela con “tema libre” sin importarle en absoluto los designios del compositor, error fatal que también se debe acreditar en las cuentas de la Ópera de Düsseldorf que ante el escándalo le suelta la mano al director pero al que previamente contrató aprobando su polémica propuesta. En un comunicado oficial la dirección del teatro señala: “Con la mayor consternación reconocemos que algunas escenas han supuesto un fuerte impacto tanto psicológico como físico para numerosos espectadores”. “La Ópera no se puede responsabilizar de unos efectos tan extremos”, agrega el texto para justificar la cancelación de las representaciones. La dirección reconoce, asimismo, que era consciente desde el principio que la adaptación de Kosminski podría generar cierta “controversia” pero nunca se imaginaron que la repercusión negativa fuera tan importante en una Alemania que hoy se avergüenza de su pasado prohibiendo la apología del nazismo y dictando estrictas leyes en su contra.

“Tannhauser” es una ópera en tres actos con música y libreto de Richard Wagner basada en dos leyendas alemanas y que ya en su nacimiento conoció de problemas. Su doble estreno, en Dresde en 1845 y en París en 1861, fue marcado en ambos casos por escándalos que poco tienen que ver con la majestuosa música de Wagner. Frialdad recibió en una Dresde que prefería las creaciones de Donizetti o las operetas de Lortzing. Dieciséis años más tarde en París la obra vuelve a fracasar pero no por razones de orden musical, fue más bien un sabotaje que encuentra su razón en la ubicación del ballet, episodio obligatorio en todas las óperas que se interpretaban en París. El ballet tenía que suceder en medio de la obra, a una hora precisa, para que el público masculino, poco interesado por la música, pudiera asistir a los movimientos de señoritas ligeramente vestidas, y luego marcharse. Wagner accedió a insertar el episodio bailado pero no donde lo esperaba el público que respondió con silbidos y gritos como muestra de desaprobación. Luego de la tercera representación Wagner retiró la ópera el 25 de marzo de 1861. El poeta, crítico de arte y traductor francés Charles Baudelaire graficó el fracaso de la obra en su ciudad natal de la siguiente manera: “Las personas que creen haber borrado a Wagner del mapa se han alegrado demasiado pronto… No entienden nada del vaivén de los asuntos humanos, del flujo y el reflujo de las pasiones… Hoy, la reacción ha empezado; nació el mismo día en que la malevolencia, la estupidez, la rutina y la envidia se aliaron para intentar enterrar Tannhauser”. Más allá de estos hechos históricos “Tannhauser” es en el presente una de las obras más populares del compositor alemán y su música es de una gran fuerza expresiva con la que Wagner da un paso importante hacia el drama musical, los leitmotivs son bien claros y no hay más divisiones en cuadros.

“Tannhauser” es noticia hoy por un nuevo escándalo que excede lo musical y que tiene como responsables al director de escena Burkhard Kosminski y a la Ópera de Düsseldorf. ¿Cuál es límite de un director de escena si es apoyado en sus ideas por una entidad de renombre? A veces pienso que encontrarnos con un “Anillo del Nibelungo” con el Che Guevara y la Madre Teresa en escena está a la vuelta de la esquina. “Dios salve a la ópera de las tiranas visiones de ciertas mentes extraviadas en sus propios laberintos ideológicos

Alejandro César Villarreal