¿Más temor, más pánico oratorio? más técnicas para minimizarlo….

#Oratoria

En la edición anterior iniciamos el camino para conocer técnicas y procedimientos que minimizan el pánico, miedo o temor oratorio, hasta transformarlo en una simple intranquilidad (natural y necesaria) que desaparece en los minutos iniciales de la alocución:

Hoy desarrollaremos otras tres alternativas, pero antes enunciaremos cuáles son los grandes pánicos de la población, y no nos referimos a aquellos que tengan exposición, sino a los pavores generales del ser humano:

El miedo a las alturas (acrofobia), a los espacios cerrados (claustrofobia), y los terrores a las arañas y serpientes (aracno y ofidiofobia respectivamente) ¿El más común de todos?: hablar en público, lo sufre el 90% de la población.

  1. No tomarse muy en serio: El humor también es un recurso efectivo para el pre discurso. Bromear con uno mismo o recordar situaciones amenas predispone física y psicológicamente de mejor manera para encarar al auditorio.
  1. Prepararse para afrontar argumentos que no esperaba: La planificación otorga herramientas, pero no todas. El orador puede recibir preguntas, comentario y disyuntivas inesperadas y hasta desconocidas. Es importante no tensionarse inicialmente, hay técnicas para hacer frente a esto, sin mentir y sin “guitarrear”. Es vital (en este capítulo, luego veremos las técnicas para hacer frente) comprender que somos seres perfectibles, no perfectos, y que puede haber consultas que desconocemos.
  1. Olvidar la presentación minutos antes: cantar, caminar o pensar en un ser querido disminuirá la tensión pre discursiva.

Y hagamos hincapié en dos conceptos fundamentales; no hay razón intelectual que impida hablar frente a un auditorio y la práctica siempre vence al talento!

Nos vemos en unos días.