San Lorenzo, la fórmula ganadora del nuevo campeón de América

#ParemosLaPelota

Lograr ser campeón no es una casualidad de la vida. No se puede levantar un trofeo en el fútbol profesional porque los dioses quisieron que el triunfo toque a la puerta de algún club. Los logros, especialmente los deportivos, son el final de una cadena de pasos bien dados. Gana el que superó a los rivales pero también, el que pudo construir una base sólida capaz de quedar en pie ante cualquier terremoto.

0011409843

San Lorenzo logró, después de 54 años (en 1960 comenzó a jugarse el torneo continental), levantar la Copa Libertadores de América por primera vez en su historia. El objetivo máximo que buscaban las distintas generaciones de futbolistas que pasaron por el club, fue conseguido por un triangulo inquebrantable conformado por el cuerpo técnico, los dirigentes y los jugadores.

Lammens y Tinelli comenzaron la restructuración de un club que había quedado envuelto en los desmanejos administrativos y económicos de la era Abdo. Pelearon contra una crisis institucional que amenazaba con dejar al club de Boedo en ruinas, como sucedió en River e Independiente por las pésimas gerencias de Passarella y Comparada.

El aporte de la nueva dirigencia brindó tranquilidad en los pasillos del Nuevo Gasómetro. Una refinanciación de la deuda encaminada, los empleados del club con el sueldo en sus cuentas bancarias y un plantel reforzado con respaldo institucional. Presidente y vicepresidente encabezaron un proyecto de estabilidad y progreso, difícil de imitar para muchos clubes argentinos.

0011409939

Después de la salida de Juan Antonio Pizzi, por decisión propia, Edgardo Bauza fue el elegido para encabezar un plantel que había salido campeón pocos días atrás y tenía una base de jugadores capaz de dar pelea en el certamen más prestigioso de América. El “Patón” mantuvo la columna vertebral del conjunto campeón y le impuso al vestuario la mística copera que tenía anotada en sus cuadernos de viaje.

Torrico, Buffarini, Mercier, Ortigoza y Romagnoli marcaron el sur de un equipo que, con el pasar de las fases, mostraba su solidez defensiva y su plasticidad para acomodarse al rival y el estadio de turno. Ignacio Piatti fue la figura excluyente que aportó buen pie, dinamismo y gol. Un contrato firmado con un equipo norteamericano lo obligó a perderse la final en el Bajo Flores.

San Lorenzo se refundó después de estar al límite del descenso en el 2012. Y en esa restructuración de un edificio con cimientos dañados, tuvo que ver Ricardo Caruso Lombardi. El técnico con chapa de salvador evitó que el “Ciclón” cayera al Nacional B y marcó un nuevo punto de partida pese a que se fue del club envuelto en un cruce mediático con la dirigencia.

Leandro Romagnoli

Pizzi le aportó juego, precisión y estilo al equipo que se quedó con la primera Copa Libertadores de su historia. Ganó un torneo mediocre pero en el que San Lorenzo supo obtener resultados en el tiempo y las formas que los debe conseguir un futuro campeón. El técnico pegó el portazo cuando se colgó la medalla, y se marchó al Valencia en búsqueda de un buzo de DT con menos presiones que las que suelen caer sobre los entrenadores del fútbol argentino.

San Lorenzo le ganó a la historia, a las eternas cargadas de sus rivales y a los fantasmas que deambularon por Boedo desde que empezó a disputarse la Copa Libertadores, y los cuervos nunca lograban levantarla. Romagnoli fue el encargado de romper la malaria. Alzó el trofeo 13 de agosto del 2014 y le mostró al mundo su nuevo dueño. El “Ciclón”, ahora sí, tiene chapa de campeón.