Inteligencia emocional: sentir, entender, controlar…

#Psico+40

Cuando yo era chica e iba a la escuela solo a un grupo de chicos se los consideraba inteligentes: los que eran buenos en matemáticas. No era mi fuerte precisamente. Los que tenían capacidad para el deporte, la música, el arte, la palabra, no eran considerados inteligentes… a veces con suerte se los pensaba talentosos. Los que iban a la bandera eran los buenos en las ciencias duras.

Hoy en el siglo XXI pensamos diferente: varios autores han trabajado sobre los distintos tipos de inteligencia. Howard Gardner (1943, Estados Unidos) redefine el concepto clásico de inteligencia con su concepción de inteligencias múltiples: la musical como Charly y Mozart,  la cinético-corporal que presentan Julio Boca o Del Potro, la lingüística que nos ayuda a trabajar a los psicólogos, abogados , periodistas o políticos.

Años mas tarde Daniel Goleman  (1947, Estados Unidos) difunde masivamente  el concepto de Inteligencia Emocional:
La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás,
tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.

¿Qué es la inteligencia emocional? Es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales de uno mismo y en los otros

Para ello tengo que tener ciertas capacidades, la principal: poder conectarme conmigo mismo y discriminar entre mis emociones. ¿Qué me pasa? ¿Estoy enojado? ¿Triste? ¿Angustiado?
La inteligencia académica, que nos sirve para estudiar o conseguir un trabajo mejor, no tiene nada que ver con la inteligencia emocional: esta nos permite ser felices en la vida cotidiana.

Las pruebas de Cociente intelectual que nos dan un número determinado (90, 110 o 120) no  predicen el éxito que podemos tener en la vida entendiendo el éxito  como felicidad, sensación de bienestar, vínculos saludables y afectivos. Fijate el ejemplo de Albert Einstein: era un genio para la ciencia pero su vida matrimonial era un infierno…

La inteligencia emocional nos permite convivir con el conflicto en la vida cotidiana, familia y trabajo. La vida es conflicto y nuestras capacidades emocionales  nos ayudan a enfrentarlos y a encontrar soluciones posibles.

La inteligencia emocional  puede ser pensada como un conjunto de habilidades que se aprenden  pero no en la escuela o en la facultad. Si tenemos suerte con los padres que nos tocaron, aprenderemos a manejar nuestras emociones desde nuestra infancia, ellos nos enseñan con su ejemplo , hablando con nosotros para comprendernos y comprender al otro. Si  no pudimos aprender en nuestra infancia intentaremos desarrollar esta inteligencia a lo largo de toda la vida.

Siempre hay tiempo.

Veamos un ejemplo: Supongamos que soy un niño y me peleo con un compañero en la escuela que me dice: “mi papá tiene un auto gigante y más lindo que el tuyo”… imaginate el tono…
Cuando el chico le cuenta la pelea a sus padres o a sus abuelos uno de ellos puede darle esta respuesta: “decile que tu papá se compró un avión”. Esta respuesta lo lleva a confrontar y a competir pero no lo hace reflexionar acerca de por que lo enoja tanto o le duele que el otro tenga un auto mas grande, más lindo, mas nuevo que el de su  papa. El chico entiende sin muchas explicaciones que la felicidad esta relacionada con lo material y la competencia.
Cuando un padre ante esta misma situación puede dar una respuesta diferente, por ejemplo : “no importa el auto sino que vayamos a pasear con papi en el auto y podamos estar juntos, pasarla bien compartir en familia…” le estas diciendo a tu hijo no entres en competencia, la felicidad en el vínculo con el otro no en lo material.

Hay personas que son emocionalmente inteligentes de forma “natural”: se llevan bien en el trabajo, saben cuidar sus relaciones, dan y reciben afecto, son queridos , saben lidiar con el conflicto, saben decir cosas difíciles sin ofender, saben pedir lo que necesitan.
Estas personas que consideramos “con suerte” seguramente se criaron en una familia que les enseño a aceptar, registrar, comprender sus propias emociones,a entender lo que sienten , lo que les pasa en relación a la conducta del otro… son personas que cuando van creciendo transforman esa “suerte” en una tarea diaria de conectarse con las propias emociones y sentimientos.
¿Para que tanto trabajo? Para llevarnos bien con nosotros mismos. Podemos cambiar de trabajo, de país, de marido, esposa, novios, abandonar a los hijos, tener una nueva familia… pero todas las noches tengo que convivir conmigo mismo que es con quien debo mejorar la relación.
Te acordás de ese himno de Moris… “ de nada sirve escaparse de uno mismo…no…no” , él no sabia que hablaba de la inteligencia emocional intrapersonal: la que te permite formarte una idea realista de vos mismo, si realista. ¿Cómo soy? ¿Quién soy? ¿Qué me hace sufrir? ¿Qué necesito para estar tranquilo? ¿Por qué me angustio?

Realista es poder verse con la mayor objetividad posible.
Difícil, pero no imposible. Pensalo cuando somos mas jóvenes estamos muy ocupados, apurados  y preocupados por agradar y ser aceptados por los otros. A partir  de los 40 es un buen momento para desentenderse del deseo de los otros y empezar a pensar en nuestros deseos, proyectos , en nuestro bienestar psicológico y emocional.

Bienvenidos a una nueva realidad…